Democratización
El sector privado y el empresariado parecen incomodarle al presidente Gustavo Petro. Como si lo obligaran a ponerse una camiseta de cuando tenía doce años
La integración de los sectores público y privado en la reforma a la Salud es un saludo a la bandera: lo público relegará a lo privado a tareas meramente decorativas o ajenas de su naturaleza, y las EPS se marchitarán. Si, como advierte Germán Vargas Lleras, “dejan de gestionar los riesgos financieros y operativos, se liquidan las EPS y desaparecen sus redes de servicio. Igual ocurrirá con la m...
La integración de los sectores público y privado en la reforma a la Salud es un saludo a la bandera: lo público relegará a lo privado a tareas meramente decorativas o ajenas de su naturaleza, y las EPS se marchitarán. Si, como advierte Germán Vargas Lleras, “dejan de gestionar los riesgos financieros y operativos, se liquidan las EPS y desaparecen sus redes de servicio. Igual ocurrirá con la medicina prepagada, ya que la iniciativa bien señala que no tendrá prelación alguna. Se acaban también los planes complementarios y los copagos”. Democratización.
Ni hablar del arsenal de facultades extraordinarias que incluyen los proyectos que llegan al legislativo, y que hacen que el presidente pueda, vía decretos con fuerza de ley, “crear”, “escindir”, “fusionar”, “expedir”, “dictar”, “modificar”, “integrar” “suprimir” y “complementar”. De aprobarlas así, el Congreso se estará dando un tiro en un pie y se convertirá en una especie de EPS legislativa. Democratización.
El presidente asume, vía decreto, un rol activo en la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG). Legalmente puede hacerlo, pero, como se lo recordaron 25 exministros, viceministros y comisionados, por tres décadas los gobiernos han intervenido el sector eléctrico (tirando línea desde el Ministerio de Minas y Energía), pero manteniendo la responsabilidad regulatoria en la CREG y de ninguna manera remplazándola. “Alterar este marco”, aseguran, “podría deteriorar la confianza de todos los agentes del sector y poner en riesgo las futuras inversiones necesarias para garantizar la cobertura y calidad en la prestación del servicio a los colombianos”. Democratización.
El presidente, como anunció en Cauca, dará pelea contra lo que él llama “oligopolio de seis grades generadoras de energía, que prácticamente tienen por el cuello, a través del cobro de las tarifas, a la mayoría de la población colombiana”. Y por eso sugiere democratizar comunitariamente la generación energética.
Democratizar: involucrar a los ciudadanos en la democracia. Claro, siempre y cuanto los ciudadanos no pertenezcan formalmente al sector privado y al empresariado, que se va convirtiendo en el sector privado pero de la honorabilidad, pues el presidente habla de quienes lo conforma casi como si fueran expoliadores. Por eso también hará las vías terciarias a través de la “contratación popular”. Democratización.
Desde Cúcuta, en reunión con las juntas de acción comunal, el presidente, tras una elemental explicación de cómo funcionan los celulares y las redes inalámbricas, entró a terrenos de la fibra óptica diciendo: “estamos acostumbrados a que es Claro o Movistar, o no sé qué. ¿Por qué no la puede poner la acción comunal? (…) Que se pueda construir una comunidad que no solo reciba información, sino que entregue información en todo el país. Sería el surgimiento del poder popular”. Democratización.
Es el mismo presidente que no se toma foto con los empresarios. Es el mismo presidente que ve con malos ojos las reuniones de sus funcionarios con los líderes gremiales. Es el mismo presidente que no comulga con los bancos. Es el mismo presidente que mantiene enormes distancias con los fondos privados. Es el mismo presidente que arremete a diario contra los medios de comunicación. El mismo que no se cansa de mandar el mensaje: desconfianza en el sector privado.
Cuando el Estado nos dé la energía, el agua, el alimento, la salud, la educación, la seguridad y hasta la información, entraremos a depender enteramente de ese monstruoso aparato. Si piensas, hablas o te quejas, no comes. Si pretendes fundar comercios; debes comulgar a pie juntillas con el Gobierno. Si no te gusta la educación pública, probablemente no haya más. Si quieres producir alimentos, no te puedes pasar de los topes de precios estatales. Si piensas en invertir en redes de servicios, piénsalo dos veces, porque el esquema tarifario será de hierro y lo impondrá el Gobierno.
Democratización de utilería verbal: la Constitución y la normatividad jurídica permiten que los emprendedores, las comunidades, las asociaciones y las personas jurídicas creadas por seres humanos, todos, participen en la prestación de servicios públicos y en infinidad de escenarios comerciales. El presidente gobierna tapando el sol con su dedo, a pálpitos, con bandazos, henchido de apasionamiento y prejuicios.
Sus palabras sugieren que es el pueblo quien decide. No: es el Gobierno quien toma las determinaciones en representación del pueblo y determinará los pastos en donde puedan rumiarse las ideas. Empoderar al pueblo mientras se empobrece el debate de los argumentos.
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