Petro y López acuerdan rebajar la tensión y volver al diálogo sobre el metro de Bogotá
El presidente y la alcaldesa de la capital pactan, en un viaje juntos en avión, dejar la discusión pública y negociar una salida
Tanto el presidente de Colombia, Gustavo Petro, como la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, saben que no habría peor fracaso que no sacar adelante el metro de Bogotá por el desacuerdo entre ambos. En las últimas semanas, el conflicto había escalado con un intercambio público cargado de reproches. Petro, en su defensa del metro subterráneo, llamó “esperpento” al metro elevado que está poniendo en marcha la alcaldesa. López, por su parte, acusó al Gobierno de hacer chantaje a la ciudad por atar la financ...
Tanto el presidente de Colombia, Gustavo Petro, como la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, saben que no habría peor fracaso que no sacar adelante el metro de Bogotá por el desacuerdo entre ambos. En las últimas semanas, el conflicto había escalado con un intercambio público cargado de reproches. Petro, en su defensa del metro subterráneo, llamó “esperpento” al metro elevado que está poniendo en marcha la alcaldesa. López, por su parte, acusó al Gobierno de hacer chantaje a la ciudad por atar la financiación de las obras al cambio del proyecto. Este jueves, quisieron sellar la reconciliación con una foto. Petro difundió una imagen de ambos en el avión presidencial a la que tituló: El Pacto de la Orinoquía, por el Metro de Bogotá.
La alcaldesa explicó después que habían decidido dejar la controversia pública y retomar las mesas técnica y jurídica que están estudiando la posibilidad de soterrar una parte del proyecto de la primera línea, como quiere Petro. López aseguró que ambos acordaron aceptar las recomendaciones de los equipos cuando las presenten.
Está por ver qué pasa a partir de ahora, porque en las últimas semanas ambos se habían mostrado cerrados a ceder en su posición. Para entender de dónde viene esta disputa hay que remontarse al Petro alcalde (2012-2016). El tema de construir un metro para Bogotá llevaba entonces 50 años sobre la mesa, pero Petro fue el primero en conseguir la financiación. Logró un acuerdo con el Gobierno nacional, en manos de Juan Manuel Santos, para que la Nación asumiera el costo del el 70% de las obras. Su mandato, sin embargo, acabó antes de hacerlo realidad.
A él le sucedió Enrique Peñalosa, que decidió cambiar el proyecto del subterráneo por un metro elevado. Petro lo tomó como algo personal y nunca volvió a soltar ese hueso. Cada poco tiempo, el debate sobre si era mejor uno u otro estallaba en Twitter, con los dos exalcaldes defendiendo su posición. Cuando llegó López al poder, en 2020, Peñalosa aún no había puesto la primera piedra pero había dejado el proyecto firmado con un consorcio chino.
López, que durante la campaña había dicho que prefería un metro subterráneo para una ciudad tan densa como Bogotá, dice que al llegar a la alcaldía pensó que lo más sensato era continuar con lo firmado para no retrasar más años una demanda eterna de los bogotanos. Desde entonces, abrazó el metro elevado como propio y hace unos meses comenzó las obras. Además, planificó la segunda línea, esta sí subterránea, que espera dejar firmada antes de acabar su mandato en 2024.
Entretanto, Petro el exalcalde se convirtió en Petro el presidente, y desde la primera reunión con López le hizo saber que este era casi un asunto de Estado, que su intención pasaba por reconvertir el proyecto y hacerlo subterráneo. López intentó obviarlo por los retrasos que supondría, pero ante la insistencia del presidente se empezaron a estudiar opciones para modificar el contrato sin una nueva licitación.
A finales de enero, el consorcio chino presentó a ambas partes cinco posibilidades. La alcaldesa aboga, en todo caso y por dar gusto al presidente, por extender la primera línea hasta la calle 100 y hacer subterráneo solo el nuevo tramo (alternativa 3 del cuadro). Petro quiere que se empiece a soterrar desde la Primero de Mayo (alternativa cuatro). En juego hay varios billones de pesos en sobrecostes - que el presidente dice que asumirá el Gobierno de la nación- y hasta cuatro años de diferencia en la construcción. El debate ha bajado de intensidad, pero aún está lejos de apagarse.
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