Petro busca su luna de miel con el Congreso de Colombia

El partido del presidente electo aún busca consolidar sus mayorías en el legislativo, aunque ya ha tenido acercamientos favorables con las bancadas de los partidos más grandes

El presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, y Roy Barreras, senador del Pacto Histórico nominado a la presidencia del Senado.Getty Images

Las ambiciosas promesas de cambio que prometió el presidente electo Gustavo Petro durante la campaña electoral deben pasar ahora por un camino complejo: por las salas del nuevo Congreso, que se posicionará el próximo 20 de julio. Aunque el partido de Petro, Pacto Histórico, logró en marzo obtener la bancada más grande en las legislativas de marzo —20 curules en el Senado, 27 en la Cámara de Representantes— eso no es suficiente para tener mayorías...

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Las ambiciosas promesas de cambio que prometió el presidente electo Gustavo Petro durante la campaña electoral deben pasar ahora por un camino complejo: por las salas del nuevo Congreso, que se posicionará el próximo 20 de julio. Aunque el partido de Petro, Pacto Histórico, logró en marzo obtener la bancada más grande en las legislativas de marzo —20 curules en el Senado, 27 en la Cámara de Representantes— eso no es suficiente para tener mayorías. El Senado colombiano tiene 108 sillas, y la Cámara tiene 188. Para aprobar proyectos de ley con mayorías, Petro y el Pacto Histórico entran a la última semana para consolidar sus alianzas claves con otros partidos antes de que arranque la legislatura.

“Vamos a estar en asamblea permanente”, dijo en rueda de prensa el senador del Pacto Histórico Roy Barreras, quien fue nominado para ser el próximo presidente del Senado, un cargo que le da mucho poder para darle prioridad a la agenda del Gobierno. Barreras se refería a una asamblea que arranca esta semana hasta el 19 de julio en la que el Pacto Histórico se reunirá a negociar con otros partidos para definir, por ejemplo, la presidencia de las diversas comisiones del Congreso. Y para esa negociación los partidos deben dejar más claro si se declaran como parte de la coalición de Gobierno, como independientes, o como oposición.

“Queremos que en las mesas directivas esté el Partido Verde”, dijo Barreras. “Queremos que haya representación de los liberales, y particularmente del liberalismo que ganó la elección presidencial”, añadió, dejando claro que unos liberales los acompañaron en la segunda vuelta y otros no. “Queremos que haya participación del Partido Conservador que ha decidido apoyar al cambio; y del partido de La U que ha hecho lo propio”, dijo.

Primero están los que seguro estarán con Petro. Las agrupaciones que conforman la Alianza Verde ya se declararon como parte de la coalición de gobierno, pero con la suma de ellos aún no hay mayoría: tienen 13 en Senado, 12 en Cámara. También está Comunes, el partido de la antigua guerrilla de las FARC, que solo suman 5 en cada lado. Pero los números de la coalición de Gobierno, por ahora, aún no dan mayorías.

Así que los últimos tres partidos mencionados por Barreras son los que serán claves para la coalición de Petro: La U, el Partido Liberal y el Partido Conservador. Los conservadores han demostrado estas semanas estar divididos al respecto: unos representantes quieren apoyar al Pacto Histórico, pero el expresidente del partido firmó una carta diciendo que eso sería absurdo porque la colectividad es “antagónica a las ideas de izquierda”. Sin embargo, los tres partidos ya han dicho que no se declararán en oposición, aunque tampoco se anuncian si será parte de la coalición de Gobierno o irán como independientes.

“En todo caso ser independiente ya da un margen importante para el apoyo de iniciativas de Gobierno”, dijo a EL PAÍS el senador Iván Cepeda, del Pacto Histórico. “No diría que ya hay 100% de garantía, pero creo que la cosa arranca bien y las reuniones de los próximos días serán definitorias”.

Además, añade Cepeda, la baja popularidad del actual presidente, Iván Duque, y la derrota electoral de su partido de derecha Centro Democrático, también pueden generar un ambiente favorable para Petro. “Las fuerzas políticas son conscientes de que es mala idea aparecer en este momento solidarizándose con el gobierno actual, porque este termina con un escándalo de corrupción gigantesco”, añade Cepeda, en referencia a una investigación reciente en el que se sospecha que hubo corrupción en el presupuesto asignado a proyectos del proceso de paz. “Así que no creo que sea una muestra de astucia política ser asociado al gobierno de Duque, sería querer hundirse en el Titanic”.

El Pacto Histórico, en todo caso, está optimista. El lunes y martes se reunieron todos los congresistas con los ministros ya designados para discutir la agenda del Congreso para el primer año legislativo. Anunciaron que la reforma tributaria y la reforma rural tendrán la mayor prioridad, y que otras como la reforma a la salud pasarán para el siguiente año. Cepeda también menciona que una reforma política del proceso de paz, y una reforma al Congreso —que plantea reducir los privilegios de los congresistas y ser más exigentes frente al ausentismo parlamentario― estarán en la agenda del primer año.

“El nuevo Congreso va a cumplir: acelerador a fondo, y un nuevo sistema que permita más eficiencia y velocidad en el trámite”, dijo a principios de la semana el posible próximo presidente del Senado, Roy Barreras. Anunciaba que para aprobar las reformas del primer año las comisiones constitucionales del parlamento sesionarán sus debates conjuntamente (y no una después de la otra), para que luego el pleno del Senado y de la Cámara puedan votar también simultáneamente. “Pero además, se acabó guachafita de sesionar solo dos días por semana: por lo menos 4 días a la semana trabajando, y vamos a recortar las vacaciones”. La prisa no caló bien en la senadora uribista de oposición Maria Fernanda Cabal, que llamó esta celeridad un “golpe de estado”.

La prisa, sin embargo, no es un golpe de estado. La académica Laura Wills, politóloga de la Universidad de los Andes y directora del centro de estudios Congreso Visible, aclara que la medida de urgencia que propone Barreras está establecida en la ley quinta, la legislación que regula al Congreso. “No es algo nuevo, no es algo que se esté inventando Roy Barreras, pero lo que dijo generó mucho temor porque mucha gente no conoce la ley quinta y no sabe que esto es algo contemplado en la ley”, explica Wills. “Ahora, lo más importante es que en el trámite legislativo haya discusión a profundidad antes de votar, y el miedo que generó este mensaje fue, ¿por qué mandar una urgencia ya si no ha empezado aún el cuatrienio?”.

Usualmente las medidas de urgencia que se toman cuando hay razones excepcionales para ir más rápido. Por ejemplo, que se acerca el fin de un periodo legislativo y una ley importante se vaya a hundir si no es aprobada antes. Pero en todo caso, para que se acepte esa urgencia, el Congreso tiene que aprobarlo — no basta con que el presidente del Senado lo diga. Y acá, de nuevo, será importante ver qué posición toman los tres grandes partidos que ya dijeron que no son oposición, pero que tampoco se han declarado de la coalición del gobierno: Liberales, La U, y Conservadores.

“Todos los gobiernos empiezan con una luna de miel” en el Congreso, explica la profesora Wills. “Ahorita todo parece favorable al Gobierno, parece que va a tener una coalición grande, así que sí es el momento perfecto para presentar estos proyectos de ley. Pero más adelante, las coaliciones pueden ser inestables, tanto las de oposición como las de gobierno, porque los partidos van definiéndose según la coyuntura, según el proyecto de ley, según un montón de variables. Además, aunque en Colombia hay una ley de bancadas para que los partidos sean disciplinados [a la hora de votar en conjunto], esa ley tiene muchas excepciones, y por eso muchas veces los congresistas se apartan de la decisión de su partido. En la práctica, los partidos no siempre se comportan como se declararon”.

El mismo Pacto Histórico tendrá que demostrar si logra ser o no un partido disciplinado en los próximos cuatro años. Ningún partido de izquierda hasta ahora había logrado elegir a tantos congresistas en un periodo legislativo y, aunque lograron llegar unidos a las presidenciales, se han empezado a ver algunas fisuras entre ellos. Por ejemplo, el senador Gustavo Bolívar, que ha sido leal a Petro desde hace varios años, compartió en sus redes sociales su descontento cuando su colega Roy Barreras fue nominado como futuro presidente del Senado — un político que ha sido hábil en el Congreso pero que ha cambiado varias veces de partido (más recientemente, pasó del uribismo, al santismo, al petrismo).

“El día que lo escogieron como presidente del Senado le dije a Petro que me parecía que Barreras no representaba el cambio de este país y eso nos puede costar en términos de credibilidad”, dijo Bolívar al diario El Espectador. También publicó una columna en la que ponía en duda si le daría su voto a Roy el 20 de julio para ser elegido presidente del Senado. Otro senador del Pacto, Alexander López, dijo que nominar a Roy Barreras no fue una decisión conjunta de la bancada. “Ni democrático, ni concertado, ni dialogado”, escribió en su cuenta de Twitter.

El voto de apoyo o no a Roy será una de las muestras el primer día del Congreso para demostrar qué tan dulce está la luna de miel, incluso dentro del mismo partido de Petro. “Para mi la primera prueba fue la campaña electoral”, dice el senador Cepeda. “Las bancadas de las otras coaliciones se atomizaron, y la nuestra es la única que ha sobrevivido. Obviamente, hay contradicciones, amistades y enemistades, como ocurre en toda colectividad humana. En nuestro caso, ahora, el asunto es ver si vamos a saber lidiar con estas, o no”.

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