La Conmoción Interior del ingeniero

El Quinto Decreto de Rodolfo Hernández solo tiene un artículo, a través del cual declara el estado de Conmoción Interior durante noventa días

Rodolfo Hernández saluda a sus seguidores durante una visita a Pié de Cuesta, Santander.MARCO VALENCIA (EFE)

A unos emociona y a otros asusta. A unos les parece ingenioso, a otros un misterio. En todo caso no hay duda: Rodolfo Hernández se convirtió en la sorpresa electoral de la recta final en la carrera a la Presidencia de Colombia.

Un hombre hasta hace pocos meses desconocido para el país entero de repente empezó a verse como un contendor posible para Gustavo Petro en la segunda vuelta electoral que será el próxim...

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A unos emociona y a otros asusta. A unos les parece ingenioso, a otros un misterio. En todo caso no hay duda: Rodolfo Hernández se convirtió en la sorpresa electoral de la recta final en la carrera a la Presidencia de Colombia.

Un hombre hasta hace pocos meses desconocido para el país entero de repente empezó a verse como un contendor posible para Gustavo Petro en la segunda vuelta electoral que será el próximo 19 de junio. Algunos lo ven como ese abuelo tierno y regañón que sonríe con facilidad, pero que llama las cosas por su nombre. Otros, más osados, lo ven como un Quijote que, sin un solo respaldo de los políticos de siempre, ha logrado convertir su candidatura de caballero de la triste figura en la de un Odiseo capaz de sortear los retos de un país sumido en el desgobierno. Sin embargo, para muchos ese enigma del también conocido con el mote de ‘El Ingeniero’ deja más inquietudes que certezas ente un eventual Gobierno suyo.

Me detendré en la mayor incertidumbre: el llamado Quinto Decreto que el mismo Rodolfo y su equipo de trabajo han puesto a circular como una prueba para sus potenciales electores del camino que espera a los colombianos una vez llegue a la Presidencia.

El Quinto Decreto es muy breve. De hecho, solo tiene un artículo, a través del cual declara el estado de Conmoción Interior durante noventa días en todo el territorio nacional “con el fin de conjurar las causas que atentan gravemente contra la estabilidad institucional y hacen peligrar la convivencia ciudadana originadas en la endemia en que se ha convertido la corrupción como un mal que socava los cimientos de la nacionalidad”.

¿Conmoción interior? ¿Al apenas haberse posesionado, Rodolfo Hernández quiere otorgarse a sí mismo la potestad de hacer todo tipo de decretos con peso de ley saltándose al Congreso de Colombia?

El asunto no resulta de poca monta, pues por más que dicho decreto busque atacar directamente las causas de la corrupción en el país, el objeto del mismo es tan gaseoso como las medidas que puedan tomarse en el marco de dicho estado de excepción para luchar contra los corruptos.

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¿Suspender alcaldes? ¿Cerrar el Congreso? Aunque junto al decreto de conmoción propuesto por El Ingeniero se han conocido otros textos como aquel en el que propone convertir el palacio presidencial en un museo u otro en el que determina el cierre de embajadas y consulados por considerarlas un gasto innecesario, el solo hecho de abrir una rendija para que el presidente tenga superfacultades para hacer textos con peso de ley resulta como tomar una bebida supuestamente reconstituyente de una botella sin marca, sin ingredientes y sin saber hasta donde sea un veneno o de verdad un remedio.

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