Amo al Aura, pero esperaré hasta el consentimiento explícito: 4 dudas acerca de la 4ª plataforma de Telefónica

El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, durante presentación de "Aura". EFE

Dice el Diccionario de la Lengua Española que el nombre femenino aura proviene del verbo griego áein, soplar. Y significa: (1) Viento suave y apacible (en lenguaje poético). (2) Hálito, aliento, soplo. (3) Favor, aplauso, aceptación general. (4) Halo que algunos dicen percibir alrededor de determinados cuerpos y del que dan diversas interpretaciones (Parapsicología). 

Pues bien, tras la presentación de AURA que hizo Telefónica el pasado domingo, 26 de febrero, en el comienzo del Mobile World Congress, se va disipando el halo de misterio que rodeaba su cuarta plataforma tras el primer anuncio que se hizo en septiembre de 2016, aunque quedan algunas dudas que conviene aclarar, para abandonar definitivamente la “parapsicología” y lograr la aceptación general. 

48.000 millones de euros 

El primer dato que sorprendió, leyendo algunas crónicas, fue la supuesta inversión en la 4ª plataforma (de datos) de unos 48.000 millones de euros. Pero esa cantidad se refiere a las inversiones de Telefónica desde 2012 “tanto en el despliegue de redes y otras infraestructuras de última generación, como en la integración de todos sus sistemas IT o el desarrollo de nuevos productos y servicios digitales”. 

“El proceso de transformación digital de Telefónica (de simplificación, adaptación y digitalización integral) ha dotado de inteligencia a las tres plataformas con las que ya contaba: las redes y otros activos físicos de la compañía (1ª plataforma y el activo fundamental sobre el que se apoyan el resto), sus sistemas unificados de IT (2ª plataforma) y los productos y servicios que ofrece a sus clientes (3ª plataforma)”. 

Transparencia y Confianza 

“La aplicación de capacidades cognitivas será la base para un nuevo modelo de relación con los clientes”. “La inteligencia cognitiva nos permitirá comprender mejor a nuestros clientes, que se relacionen con nosotros de una forma más natural y fácil y generar una nueva relación de confianza con ellos en base a la transparencia y el control sobre sus datos”, dijo el presidente de Telefónica. 

Algunas preguntas que surgen son: ¿pondrá Telefónica en la plataforma AURA (en el espacio de datos personales y en la Línea de Tiempo de los usuarios) todos los datos de los usuarios, tanto los datos crudos como los cocinados o elaborados por Telefónica? Y ¿soportarán los clientes tanta transparencia y sinceridad?, ¿o se asustará más de uno al conocer todo lo que sabe Telefónica sobre ellos? 

Creación de valor 

Afirma Telefónica que, además de un nuevo modelo de relación con los clientes, AURA será también la puerta de entrada a nuevas propuestas, donde el usuario decidirá si quiere o no compartir con terceros parte del conocimiento generado a partir de sus datos para enriquecer, así, sus experiencias digitales”, “facilitándoles el descubrimiento de nuevos usos para ponerlos en valor”.

Pero no dice qué valor o retornos (en dinero o servicios) podrá obtener el usuario por esa compartición de sus datos. Ni tampoco el valor que Telefónica va a obtener, legítimamente, por ello. Chema Alonso dijo: "Nunca vamos a vender los datos... pero sí podríamos acordar que otras empresas se conecten a nuestra plataforma". Y se pusieron ejemplos con ONGs… pero Telefónica no es una ONG. 

Consentimiento explícito 

De lo que no se habló, pero está en la mente de todos, es de las nuevas exigencias del Reglamento europeo de Protección de Datos, que ya está en vigor, pero que no se aplicará (su régimen sancionador), hasta el 25 de mayo de 2018. En especial, la obligación de obtener el consentimiento explícito de los usuarios (los titulares de los datos) para cada uso concreto que se haga con ellos. 

AURA, la 4ª plataforma de Telefónica, con el espacio de datos personales de los usuarios, la “línea de tiempo”, el interfaz de voz y otros interfaces multidispositivos, es una buena iniciativa para cumplir con las obligaciones del nuevo Reglamento, tanto de información y transparencia como de acceso de los usuarios a sus datos y, sobre todo, para recabar el consentimiento explícito y específico para utilizarlos. 

¿Funcionará? 

El “aura” de una persona son los datos que emanan de ella. Y la cuarta plataforma de Telefónica, AURA, es una especie de “cámara Kirlian” que permite no solo ver, sino ordenar y crear valor a partir de los datos que fluyen a través de las otras tres plataformas. “Todo esto es posible gracias al flujo de dichos datos, que hasta ahora generaban de forma ininterrumpida, aunque fragmentada” esas plataformas. 

La pregunta no es si AURA funcionará, tecnológicamente hablando. Porque existen tecnologías suficientemente desarrolladas (de inteligencia artificial o computación cognitiva) para que lo haga. La pregunta es si habrá muchos usuarios que quieran conocer sus datos y controlarlos y que sepan cómo hacerlo. Aunque pueda parecer contradictorio, hay mucha gente que prefiere la confianza ciega a la transparencia. 

Amo al AURA 

En 2006 se hizo famosa una canción de un ficticio grupo musical (Los Happiness) para una campaña publicitaria de MTV España, que se titulaba Amo a Laura, pero esperaré hasta el matrimonio. Aparte del juego de palabras y del toque de humor (que siempre viene bien para hacer pedagogía y divulgación de temas tecnológicos y jurídicos), me viene bien a modo de conclusión. 

“Amo al AURA”, porque me gusta y me parece una buena iniciativa de Telefónica, a la que hay que felicitar por ser pionera en intentar establecer un nuevo modelo de relación e interrelación con sus clientes. Pero hay que esperar a ver si funciona; es decir, si los usuarios se casan con ella y dan su consentimiento explícito, que es la base del matrimonio. Y solamente lo harán, si perciben beneficios concretos.

Borja Adsuara es profesor, abogado, consultor y experto en derecho y estrategia digital.

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