Laurent Fignon, un ciclista, una persona, un rebelde
En el último Tour, su voz, la voz de un hombre que agoniza, se empeñaba aún en llevar la contraria a su espíritu, indómito, rebelde, vivo, vivísimo, como siempre. Trabajaba de comentarista para France 2 y aunque el final de sus frases se perdía en un ahogo no cesaba de exigir, de recordar, de iluminar la carrera, de pedirle a Contador, un campeón al que amaba como amaba a todos los campeones.