Las cuentas públicas comienzan a levantar cabeza tras más de dos años de depresión. El Estado ha registrado hasta el mes de julio un déficit de 25.774 millones de euros, equivalentes al 2,44% del producto interior bruto (PIB). La cifra supone reducir a la mitad los desequilibrios presupuestarios acumulados en los siete primeros meses de 2009.
Europa ha dejado de centrar sus esfuerzos en el desempleo y el crecimiento para poner todo su empeño en la austeridad: en la contención del déficit. Y ni siquiera la sorprendente recuperación de Alemania, algo más que un indicio de que Europa empieza a ver la puerta de salida de la crisis, consigue detener la sangría del paro.
El vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz, entró ayer de lleno al debate sobre la imposición de una tasa a la banca o de una fiscalidad más elevada. En su opinión, la aplicación de ese tipo de medidas se convertiría en un freno para la economía real, ya que provocaría de manera prácticamente automática nuevas restricciones y el encarecimiento de los créditos.