Crisis política en Centroamérica
Los dirigentes iberoamericanos, reunidos en Estoril (Portugal), llegaron ayer a un principio de acuerdo para soslayar sus profundas diferencias en torno a la legitimidad de las elecciones hondureñas del pasado domingo e impulsar una "plataforma de diálogo", con respaldo de la comunidad internacional.
No hubo sorpresas. En las elecciones de Honduras ganó el domingo quien tenía todas las papeletas para ganar; el único de los cinco candidatos presidenciales que salía como vencedor en todos los sondeos, el que más se distanció del presidente golpista Roberto Micheletti y del depuesto Manuel Zelaya.
La formidable victoria de José, Pepe, Mujica en las elecciones presidenciales del domingo refuerza el poder del nuevo presidente dentro de la coalición de izquierda Frente Amplio (FA). Mujica ha sacado casi 10 puntos de ventaja al candidato del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle.
Mientras da los últimos retoques al discurso que hoy pronunciará ante los alumnos de la Academia Militar de West Point, Barack Obama ha cursado ya las órdenes para la ejecución de su nueva estrategia en Afganistán.
La lista de extranjeros detenidos en Irán por haber cruzado ilegalmente sus fronteras se amplió ayer al conocerse que cinco británicos que navegaban en un yate fueron interceptados el miércoles por guardacostas iraníes. Los navegantes, que pudieron desviarse de su rumbo cuando viajaban entre Bahrein y Dubai, se encuentran detenidos desde entonces.
Tras ocho años de tropiezos y dificultades, Europa logra finalmente poner en pie un nuevo modelo de organización política y jurídica que supone un avance hacia su proyecto federal. La idea de crear una Unión "más democrática, transparente y eficaz" acordada por los jefes de Estado o de Gobierno en la Declaración de Laeken ha cristalizado en el Tratado de Lisboa que hoy entra en vigor.
En 2005, los jóvenes de las banlieues, los barrios pobres de las periferias de las ciudades francesas, pusieron en jaque a la misma República a base de quemar coches y polideportivos por la noche y esconderse por el día. Era una revuelta desesperada sin sentido ni jefes ni ideología que, eso sí, alertó de las miserables condiciones de vida que existían en estas ciudades de aluvión que rodean, por ejemplo, París.