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Espejo deformado de una realidad inexistente, el medallero olímpico refleja tanto la salud social y deportiva de un país como el Nido del Pájaro y el Cubo del Agua la historia y la tradición en Pekín. Sin embargo, al día siguiente de la clausura de los Juegos, el medallero es más consultado que la lista de la lotería.
El deporte por equipos ha sido uno de los puntos fuertes de la participación española en Pekín. Las tres medallas alcanzadas igualan el número obtenido en Barcelona 1992 tras el patinazo en Atenas 2004, donde ninguno de los siete conjuntos subió al podio. Esta vez se obtuvo la clasificación para competir en la mitad de las 12 disciplinas posibles.
Cuando los Epi, Corbalán, Fernando Martín y compañía volvieron de Los Ángeles con la medalla de plata al cuello, más de 2.000 personas les esparaban en el aeropuerto de Barajas. Ayer, 24 años y muchos éxitos deportivos después, unos 300 aficionados dieron la bienvenida a las cuatro de la tarde al grupo de Aíto García Reneses y al resto de la delegación española al regreso de Pekín.
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