Casi el 90% de la población cubana vive en “extrema pobreza”, según un estudio

Un informe del Observatorio Cubano de Derechos Humanos indica que siete de cada 10 cubanos han dejado de desayunar, almorzar o cenar debido a la falta de dinero o la escasez de alimentos

Vendedores esperan a los clientes en un mercado en La Habana Vieja, Cuba.Eliana Aponte (Bloomberg)

En el cielo del Vedado sobresale hoy el Hotel Torre K, una mole de cemento que los cubanos no se explican por qué y para qué lo pusieron donde está. En 2018, el grupo hotelero Gaviota, propiedad del conglomerado empresarial y militar Gaesa, comenzó a levantar la construcción de 154 metros de altura y 42 pisos, ubicado frente a la heladería Coppelia, a un lado del hotel Habana Libre, a unas cuadras de La Universidad de La Habana y al costado del parque El Quijote. El polémico Hotel Torre K barrió con cualquier regla arquitectónica, obstruyó las vistas de los vecinos, y los ha hecho respirar cem...

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En el cielo del Vedado sobresale hoy el Hotel Torre K, una mole de cemento que los cubanos no se explican por qué y para qué lo pusieron donde está. En 2018, el grupo hotelero Gaviota, propiedad del conglomerado empresarial y militar Gaesa, comenzó a levantar la construcción de 154 metros de altura y 42 pisos, ubicado frente a la heladería Coppelia, a un lado del hotel Habana Libre, a unas cuadras de La Universidad de La Habana y al costado del parque El Quijote. El polémico Hotel Torre K barrió con cualquier regla arquitectónica, obstruyó las vistas de los vecinos, y los ha hecho respirar cemento por más tiempo del pactado. Hace unos días, una empresa anunció en Facebook que faltaba poco para que finalmente el Hotel Torre K “ilumine las noches del Vedado”. Pero el anuncio de su pronta inauguración ha encendido el debate que comenzó el día en que pusieron el primer bloque para construirlo: ¿Cómo seguir levantando hoteles en un país que se hunde en la pobreza?

Algunos comentaristas en la publicación resaltan lo evidente: “Un hotel, con la miseria en que viven los cubanos”, dijo uno. Otro aseguró que el hotel iba a ser una especie de “lámpara recargable erguida en el corazón del Vedado”, que iluminará la noche citadina en medio de un apagón. Es esto lo que preocupa a los cubanos: en la construcción del hotel está el contraste de una vida de carencias, que se resume en falta de alimentos, constantes cortes de luz eléctrica, bajos salarios doblemente minimizados por la inflación, y el descontento con el Gobierno.

Esas carencias se en también en los resultados del VII estudio El estado de los derechos sociales en Cuba, realizado por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), una organización independiente con sede en Madrid, que asegura que en 2024 el 89% de la población cubana vive en la “extrema pobreza”. Esto se produce en un momento en que el país atraviesa una crisis económica que, según los especialistas, ya sobrepasa la de inicios de los noventa. El estudio también reveló que el 86% de los hogares cubanos “se mueven en los márgenes de la supervivencia”, y que, de estos, al 61% no le alcanza “ni para comprar lo esencial para sobrevivir”.

La OCDH realizó más de mil entrevistas a personas mayores de 18 años en 78 municipios del país. “Estos datos nos han ayudado a cuestionar el mal llamado pacto social mediante el cual los cubanos cedieron sus derechos civiles y políticos, a cambio de otros derechos como los laborales, culturales y sociales”, le dijo a EL PAÍS Alejandro González Raga, director ejecutivo del Observatorio, quien asegura que el objetivo de este tipo de estudios es arrojar transparencia ante la opacidad, manipulación o escasez de información pública. “Nuestra máxima aspiración es que estos datos también aporten, para que se le dé respuesta a la población con medidas efectivas, algo que lamentablemente no pasa”.

Los resultados revelaron que el 72% de los encuestados considera como el principal problema la crisis alimentaria, y que siete de cada diez cubanos han dejado de desayunar, almorzar o cenar debido a la falta de dinero o la escasez de alimentos. Solo el 15% pudo realizar las tres comidas diarias sin interrupción. La población más afectada a la hora de poner el plato a la mesa es, de acuerdo con el estudio, los mayores de 70 años.

Luego de la comida, el problema que más preocupa hoy a los cubanos son los apagones, seguido del costo de vida que llega con la inflación de hasta tres dígitos que se ha reportado en el país, así como los bajos salarios, la corrupción y el estado de la salud pública. Son precisamente la falta de medicamentos, el deterioro de los hospitales o la falta de insumos algunas de las causas más preocupantes en el país que en algún momento se autonombró una “potencia médica”. El reciente estudio asegura que el 38% de los participantes adultos mayores no pudo conseguir medicinas, la mayor parte por el costo que tienen, otros debido a la escasez.

Además, las cifras también confirman que quienes pueden vivir más holgados en el país son aquellos que reciben remesas del exterior, que les permiten comprar y acceder a productos básicos en las tiendas del sector no estatal. Por el contrario, quienes lo están “pasando peor” son los que no reciben remesas (61%) —que en este caso son mayoría los cubanos de raza negra—, seguido por los desempleados (44%) y los presos (26%).

“La creciente pérdida del valor del peso cubano ha golpeado fuertemente a la gran mayoría de hogares. Y si bien las remesas familiares tienen una influencia positiva considerable en los hogares que las reciben (que representan solamente el 24% de la población), la escasez o el encarecimiento de los productos y servicios de primera necesidad también limitan a estas familias”, dice el informe. A este panorama se suma la tasa de desempleo: un 12% se declaró en situación de desempleo, y de ellos un 69% lleva más de un año sin trabajo.

Los números no hacen más que confirmar el descontento con el Gobierno que los cubanos ya han expresado como nunca antes en varias protestas antisistema en los últimos años. El 91% desaprueba “la gestión económica y social del Gobierno”, mientras que sólo un 4% la valoró como “favorable”. Por su parte, un 3% cree que el modelo cubano actual “debe ser la referencia para el desarrollo futuro”.

Estos niveles de precariedad no son algo que el Gobierno haya podido esconder o maquillar. Por primera vez a inicios de año, tuvieron que solicitar ayuda de manera “urgente” al Programa Mundial de Alimentos (PMA) para que les proveyera con envío de leche para los menores de siete años. Por esas fechas, la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, reconoció que unas 1.236 comunidades del país viven en la pobreza. Cuba también ha acaparado para sí los primeros puestos en los sondeos de pobreza del mundo. En 2023, la firma DatoWorld reveló que Cuba era el país más pobre de América Latina, por delante de Venezuela y Honduras. En 2022, la isla fue catalogada como “el país con la economía más miserable del mundo”, de acuerdo con el Índice Anual de Miseria Hanke 2021.

En un país con una economía contraída el 2%, donde los niveles de precariedad están a la orden, su gente ha respondido protagonizando el éxodo más grande de su historia desde hace casi tres años. Según cálculos recientes del antropólogo y economista cubano Juan Carlos Albizu-Campos, la población cubana cayó en un 18% y hoy en la isla viven 8,62 millones de personas. El resto, buscó una vía de escape a la miseria.

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