Ante las maquilas y el ABC: el sistema de cuidados de Sheinbaum

El plan propuesto por la presidenta de México no solo responde a las heridas abiertas en territorio nacional, también implica un primer paso hacia un área largamente desatendida

Protesta por el séptimo aniversario del incendio en la guardería ABC en Ciudad de México, en junio 2016.Diego Simón Sánchez (Cuartoscuro)

La mujer que se presentó aquel 2 de marzo de 2024 en Ciudad Juárez parece conocer bien la historia de nuestras desdichas.

Por eso, en un gesto de memoria y justicia, Claudia Sheinbaum —entonces candidata a la presidencia— prometió a los juarenses lo instintivo: construir los primeros 12 centros de desarrollo y educación infantil para recibir niños desde el mes y medio de nacidos y hasta los cuatro años.

Antes de aventurarnos hacia dónde vamos, conviene...

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La mujer que se presentó aquel 2 de marzo de 2024 en Ciudad Juárez parece conocer bien la historia de nuestras desdichas.

Por eso, en un gesto de memoria y justicia, Claudia Sheinbaum —entonces candidata a la presidencia— prometió a los juarenses lo instintivo: construir los primeros 12 centros de desarrollo y educación infantil para recibir niños desde el mes y medio de nacidos y hasta los cuatro años.

Antes de aventurarnos hacia dónde vamos, conviene mirar de dónde venimos.

Primero llegaron las maquilas. Lo que el Programa de Industrialización Fronteriza de 1965 sembró en el Desierto de Chihuahua, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte lo multiplicó.

Las maquilas —fábricas que ensamblan productos para la exportación— ofrecían con una mano una salida de la pobreza, mientras con la otra entregaban salarios de miseria. El progreso pasaba por Juárez, solo para abandonar la Ciudad poco después.

El TLCAN habita nuestras memorias en la discordia de sus dos herencias: un modelo de desarrollo fundado en la explotación de mano de obra barata que ignoró por entero las necesidades de las comunidades que lo sostenían. No dejó parques, no construyó puentes. El progreso no incluyó equipamiento.

Así, Ciudad Juárez se transformó en terreno fértil para el narcotráfico, la violencia, la corrupción.

La mesa estaba puesta.

Las maquilas golpearon a las mujeres —la vieja historia— con brutalidad desproporcionada. La desigualdad se profundizó y el salvajismo se echó al galope. Desató una violencia estructural sin precedentes. Jóvenes pobres, arrancadas de sus comunidades, condenadas a largas jornadas nocturnas, sin transporte seguro de vuelta a casa.

Comenzó el horror.

En tres décadas, más de 2.000 mujeres han sido asesinadas en Juárez y cientos siguen desaparecidas.

Después, la Guardería ABC ardió en llamas. El 5 de junio de 2009, un incendio en la estancia infantil de Sonora le arrancó la vida a 49 niños y dejó más de 70 heridos.

La tragedia nació de la subrogación —esa palabrita que describe la privatización de servicios públicos— que entregó a particulares 1,500 guarderías del IMSS. ¿Su objetivo? Una aparente eficiencia económica ¿Su resultado? Un infierno infantil. Un lugar que no conocía la seguridad, que ardió entre paredes de poliuretano. Un infierno sin salidas de emergencia.

Tres transiciones después, el día prometido ha llegado: lo privado será público.

Y es que, si bien Andrés Manuel López Obrador revocó guarderías subrogadas, impulsó la investigación de lo acontecido en la Guardería ABC y promovió una reforma para abrir el servicio de guardería para padres, no tocó el corazón del sistema de cuidados.

Sheinbaum Pardo dará el primer paso. El 30 de abril —Día del Niño— comenzará la construcción de los primeros Centros de Educación y Cuidado Infantil (CECI) operados por el IMSS. Estarán listos el 11 de octubre: Día Internacional de la Niña.

Símbolos y respuestas.

Y pobre de aquel que se atreva a llamarlos guarderías: que los niños no se guardan.

La construcción de los 12 CECI prometidos en Juárez abrirá la posibilidad de cuidar y educar a los menores de cuatro años de los 18.662 que habitan la entidad. Un respiro para las 120.571 mujeres trabajadoras que laboran en las 323 maquilas.

Los modelos prometidos son tres. Primero, el de prestación directa, levantará centros en donde la necesidad late más fuerte. El segundo, partirá de una lógica de corresponsabilidad a partir de la cual las empresas —con los parámetros y supervisión del IMSS— prestarán el servicio. El tercero, un esfuerzo conjunto entre el IMSS y el DIF para quienes no sean derechohabientes.

Sheinbaum y Zoé Robledo —al frente del IMSS Bienestar— avanzan hacia un nuevo modelo para los centros de cuidado y desarrollo: infraestructura segura, accesible y tecnológica. Hablan de construcciones más rápidas, monitoreo constante con CCTV, controles biométricos, sistemas contra incendios. Un modelo que promete lo obvio: un país normal.

Además, presumen un sistema comunitario capaz de remendar el tejido social desgastado. Los CECIS —aseguran— serán nodos de un sistema de cuidados más amplio, donde madres, padres, cuidadoras, cuidadores y la comunidad sean engranes. Los centros contratarán servicios y proveedores directamente de la comunidad.

Las 15 ciudades que seguirán en la construcción de los Centros de Educación y Desarrollo Infantil se han elegido según la concentración de maquilas. La lista inicia con Tijuana y Mexicali, que juntas emplean a 300.000 empleadas, pasa por León con 143.000 y cierra con la Ciudad de México con 62.000.

El plan de cuidados propuesto por Sheinbaum no solo responde a heridas abiertas en territorio nacional, también implica un primer paso hacia un área largamente desatendida.

Adiós a la subrogación. Adiós a las guarderías. Bienvenido el primer piso del sistema de cuidados.

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