Supplì es un rincón acogedor para comer riquísimas pastas frescas
Este sitio llegó a renovar el ideario del restaurante italiano; una propuesta sencilla, rica y consistente basada en comida romana.
Ding dong, suena el reloj chino de Bucareli. Da la hora con un sonido similar al de un timbre, no con un típico tic toc. Desde 1921 marca el paso del tiempo en esa emblemática zona de la capital, testigo de la Decena Trágica, donde han comenzado a surgir nuevas e interesantes propuestas para comer.
En una esquina hay un ventanal, se ve una cocina pequeña y al costado un salón con sillas antiguas y una barra de madera. A las mesas llegan plato...
Ding dong, suena el reloj chino de Bucareli. Da la hora con un sonido similar al de un timbre, no con un típico tic toc. Desde 1921 marca el paso del tiempo en esa emblemática zona de la capital, testigo de la Decena Trágica, donde han comenzado a surgir nuevas e interesantes propuestas para comer.
En una esquina hay un ventanal, se ve una cocina pequeña y al costado un salón con sillas antiguas y una barra de madera. A las mesas llegan platos cubiertos de pecorino romano.
“Supplì es una trattoría, quiere decir que tenemos comida italiana de diario, no le rebuscamos”, dice Jean Marc Pariente, fundador del restaurante, junto con Alejandra Gutiérrez. Por no rebuscar, se refiere a no ser experimentales y ofrecer platos tradicionales de Roma; recetas de la nonna al pie de la letra.
Pariente, de padre italiano, vivió en Roma durante la preparatoria y “siempre le hablaba a Ale de los platos romanos que son de una tradición muy sencilla, no son innovadores ni complicados, tienen pocos ingredientes”, cuenta.
Suena a una buena idea emprender un negocio con recetas clásicas, sin embargo lograr que Supplì fuera una realidad, fue una labor complicada; les llevó varios años y acuerdos.
Alejandra Gutiérrez cuenta que, “mi pasión siempre han sido las masas, si no hubiera sido pasta, hubiera hecho pan”. Nacida en la Ciudad de México, estudió gastronomía y hace seis años dejó su trabajo para dedicarse a las pastas, se acomodó en la cochera de su mamá y comenzó de forma artesanal. “Luego me llamó Jean, quería hacer algo similar y que lo hiciéramos juntos, y yo le dije que no”.
La negativa duró poco, Pariente insistió hasta convencer a Gutiérrez. En 2019, fundaron Pastificio, un taller de pastas en Polanco. Se consolidaron gracias al “de boca en boca”, a la venta de pastas frescas y, cuando fue posible después de la pandemia, a la organización de clases. Pariente dice que, “todo fue como muy progresivo, cuando pudimos contratamos a unas personas, luego dos, luego tres, luego abrimos la tienda”.
Tras darle vueltas, amasaron la idea de tener su propia trattoria. Según Gutiérrez, “teníamos muy claro lo que queríamos, era algo como muy chiquito, muy acogedor, que los precios te invitarán a regresar seguido y queríamos encontrar un local que se ajustará a nuestras necesidades”. El local fue una pintoresca esquina de Bucareli en una casona porfiriana. La vieron y sin pensarlo pagaron el adelanto, era justo lo que necesitaban, la adecuaron y abrieron Supplì en noviembre de 2023.
El éxito fue casi inmediato. Su menú incluye algunas ensaladas (la de radicchio y arúgula con pecorino romano y una vinagreta de limón es imperdible), pastas, un par de postres y, como entrada, supplì al telefono, bolas de risotto rellenas de parmesano, que le dieron su nombre al restaurante.
Como está enfocado en comida romana siempre hay cacio e pepe, amatriciana y carbonara; estas últimas dos tienen como base el guanciale. Un ingrediente similar al tocino, pero aún más goloso; es un corte que se obtiene de la papada del cerdo, con mayor cantidad de grasa y originario del centro de Italia.
Un bocado de amatriciana es una explosión de tomate, pimienta y trozos de guanciale, un placer que se disfruta mejor acompañado de una copa de vino tinto. Tanto Pariente como Gutiérrez son jóvenes y entre sus objetivos estaba que personas como ellos pudieran tener una experiencia rica a un precio justo. Gutiérrez cree que, “estamos rompiendo una generación entre nuestros papás y nosotros. Nuestra chamba es que la gente aprenda y conozca, y que el precio permita que aprendan y conozcan. Además, como industria nos beneficia que haya más consumo de vino, más cultura del vino, y por qué no, como restauranteros también decir, pues voy a tener una botella más barata”.
Barato no es sinónimo de malo, el mercado cada vez es más amplio con buenas opciones a precios asequibles. En Supplì las buscan para maridar sus increíbles pastas tradicionales, que no necesitan diez gramos de trufa —u otros ingredientes caros o pretenciosos— para ser exquisitas.
Hablando de tomar una copita de vino sin protocolos, Supplì acaba de abrir un café a un costado, Pariente dice con una sonrisa que, “estamos rallados, nos dimos cuenta que era nuestro sueño”. Es una gran opción para beber un aperitivo pasado el mediodía, pedir una tabla de embutidos —prosciutto, mortadella o salame milano— y quesos, así como emparedados. También es ideal para un café acompañado de un cornetto alla crema (cuernito relleno de crema pastelera), crostata di nutella o una granita alla mandorla, un sorbete de almendra ligero, típico de Sicilia.
El concepto creado por Pariente y Gutiérrez logra su cometido, es un rincón de la Juárez impregnado de Italia. Un lugar agradable, lindo y apacible, perfecto para ir solo, en pareja o en grupos pequeños (el espacio es reducido). Supplì te hace sentir en casa; es un remanso para comer delicioso, pasarla bien y volver.
Supplì
Supplì
Bucareli 69b, Juárez, Cuauhtémoc, Ciudad de México
Precio: $400