Jalisco y Movimiento Ciudadano, una imagen distópica
No es que Morena no se resigne o sea mal perdedor. Al desconocer resultados se victimiza de cara a futuras competencias
El panorama político de Jalisco regala estos días una experiencia distópica. Movimiento Ciudadano (MC) asume que ganó la gubernatura y los dos principales ayuntamientos, pero el actuar de los naranjas es propio de quien no comprende los tiempos que se viven.
Dos meses después de la elección, el litigio político y jurídico sigue en Jalisco. Morena no solo no ha reconocido su derrota, por 226 mil votos o casi 5 por ciento, en la gubernatura, sino que ha tenido allá a dos pesos pesados cabilde...
El panorama político de Jalisco regala estos días una experiencia distópica. Movimiento Ciudadano (MC) asume que ganó la gubernatura y los dos principales ayuntamientos, pero el actuar de los naranjas es propio de quien no comprende los tiempos que se viven.
Dos meses después de la elección, el litigio político y jurídico sigue en Jalisco. Morena no solo no ha reconocido su derrota, por 226 mil votos o casi 5 por ciento, en la gubernatura, sino que ha tenido allá a dos pesos pesados cabildeando el tema.
Esthela Damián y Leonel Cota son operadores de la máxima confianza de Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. Ellos visitan Jalisco haciendo fuerte a Claudia Delgadillo, la candidata morenista a la gubernatura que vehementemente desconoce el resultado oficial.
Por su parte, no pasa semana sin que el morenista José María “Chema” Martínez eleve los decibeles de su embate para tratar de descarrilar el triunfo de la emecista Verónica Delgadillo en la alcaldía de Guadalajara. El reclamo para un total recuento tapatío, no cesa.
Pero esto no se trata (aún o solamente) de tribunales electorales. Es mucho más que eso. Morena se pintó para dar una batalla vía la movilización, los institutos electorales, la prensa, las redes sociales y, por supuesto, vía las instancias de gobierno. MC, no. Punto. Empezando por ahí, avanza.
Dicho en otras palabras. Lo que no parecen entender Pablo Lemus, Verónica Delgadillo y Juan José Frangie, quienes estarían llamados a gobernar Jalisco, Guadalajara y Zapopan, respectivamente, es que Morena estaba listo desde el minuto uno del 3 de junio para seguir en la contienda, mientras los ganadores andan quién sabe en qué.
El 2 de junio fue un duro golpe para Movimiento Ciudadano. Tan solo en Jalisco, pasaron de ganar siete diputaciones federales en 2021 a ganar solo una este año. Y en ese estado, a diferencia de hace seis años, no metieron de forma directa ni un representante al Senado.
En la zona metropolitana, Morena tendrá, entre otros, cuatro municipios clave: Tlaquepaque, Tonalá, El Salto y Juanacatlán. Y aún no se resignan, por supuesto, a la derrota en Guadalajara, donde pretenden más que recuento total, repetir la elección.
Y en el Congreso la cosa pinta para guerra tribal. Morena y aliados (los partidos PT, Verde, Hagamos y Futuro) tendrán la mitad de la legislatura, y no necesariamente se puede decir que hoy Pablo Lemus tenga en la bolsa ya una alianza con panistas y priistas con los que ajustaría 19 votos, es decir, la otra mitad de las curules.
De forma que si alguien visita Jalisco sabedor de cómo es Morena porque llevan en la Presidencia, en el Congreso de la Unión, en alcaldías y en la jefatura de gobierno capitalino más de 60 meses, y ve en lo que anda Lemus, uno piensa que MC Jalisco no vive en México.
Lemus se la pasa en las redes sociales. Como quinceañera enamorada de su fiesta. Foto un día en el despacho del gobernador constitucional, video otro día desde el balcón de Palacio de Gobierno. Ya me vi, piensa el emecista. Oílo, piensan y trabajan los de Morena.
Porque del obradorismo se podrá decir lo que sea, pero la gran mayoría se dedican a trabajar en su obsesión (el poder). Y mientras Lemus piensa que estos meses son un compás de espera que se puede agotar alimentando su Instagram; Morena piensa en cómo no dejarlo llegar o, dado el caso, en impedirle gobernar.
Movimiento Ciudadano en Jalisco luce fragmentado. El gobernador Enrique Alfaro puede decir que no fueron arrasados, que su gobierno de una forma u otra fue ratificado en las urnas, pero soltó la rienda a sus pupilos y estos no parecen dar el estirón para lo que se avecina.
Morena no es una oposición convencional. Incluso si Lemus y Delgadillo llegan a gobernar, sus días serán eternos. La resistencia, en el Congreso, en el Cabildo, y en la calle —lo que incluye medios— será de 24 por 7.
La voz del próximo gobernador, y de la próxima alcaldesa tapatía, no destacarán en el ruidajal. Morena pondrá agenda al tiempo que tumbará la que esos gobernantes busquen imponer. Y la correlación de la cobertura cambiará: los guindas ya no son marginales en Jalisco.
Lemus llegará a pensar con frecuencia que para qué quería ser gobernador; con una relación de perros a nivel local, y una frialdad de la federación, donde no sería raro que lo vean como espurio, su margen de maniobra será de corte de listones de pastelerías.
A menos de que se ponga las pilas y comience a hacer, como Morena, política y grilla las 24 horas del día. Si sube a su barco a toda la clase partidista que no es morenista (y a otros liderazgos), si logra fisurar incluso a los del grupo universidad para que repartan el cariño entre gobierno federal y estatal, en una de esas no le va mal.
Pero si sigue como hasta hoy, creyendo que lo que resta es un trámite de enfadosos recuentos y declaraciones opositoras, y que pasadas unas semanas Morena negociará campechanamente el presupuesto o las comisiones legislativas, o la ratificación de nombramientos, entonces habrá que preguntarse si Lemus sobrevivirá las elecciones intermedias de 2027.
Y en esas estábamos cuando ocurrió el socavón de la imprescindible avenida López Mateos a finales de julio.
De ese enorme hoyo saldrá más munición contra MC: porque llevan nueve años gobernando Zapopan, porque de ese municipio fue edil Lemus, y porque Juan José Frangie, que ganó la reelección zapopana, también será objeto de cuestionamientos por esa falla.
Y así como él, toda la administración estatal —por el tema del agua, y porque la metrópoli ha sido naranja durante años— será pasada a la báscula por Morena apenas inicie el nuevo Congreso, en noviembre.
Están viendo y no ven los de MC Jalisco. Si no cambian, Morena se los va a desayunar. Antes de diciembre, cuando debe asumir Lemus, o cualquier día a partir de las respectivas tomas de posesión. Y sí, ahí está de ejemplo el portazo en esta semana en el cabildo tapatío.
Porque una cosa es segura, incluso si los guindas se quedan con lo que hasta hoy ganaron en Jalisco, ya comenzaron a construir su campaña rumbo al 2027 y 2030 diciendo que MC les hizo fraude.
Serán tres y seis años de campaña morenista desde la narrativa del supuesto robo electoral. Una receta que ya les ha funcionado muy bien. Todo mundo lo sabe, menos, al parecer, los distópicos de MC Jalisco.
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