La selección mexicana cierra un 2025 con turbulencias y abucheos antes del Mundial

El tic tac suena para la selección mexicana. Se agota el tiempo para que el equipo esté listo para encarar la inauguración de la Copa del Mundo el próximo 11 de junio en el Estadio Ciudad de México (o mejor llamado Azteca). En el sendero mundialista, Javier Aguirre colecciona disgustos y algunas lecciones para poder elegir a sus futbolistas ideales. De momento, no hay un once titular, pero sí bastantes vacantes y un gran malestar entre los aficionados mexicanos.

México concluye su 2025 con dos resultados aciagos: un empate sin goles frente a Uruguay y una derrota 1-2 contra Paraguay. Desde julio pasado, la selección no gana. Esa vez vencieron 2-1 a Estados Unidos en la final de la Copa Oro, pero desde entonces han hecho pasar amarguras a sus aficionados: empates con Japón (0-0), Corea del Sur (2-2), Ecuador (1-1) y contra los uruguayos. Además, sufrieron una goleada en contra cortesía de Colombia (0-4). Resultados poco alentadores.

Las alegrías mexicanas del año fueron los campeonatos ganados de la Nations League en marzo frente a Panamá (2-1) y la Copa Oro contra Estados Unidos. Ambos hitos, sin embargo, no han satisfecho a una legión de aficionados que sigue dolida por la irregularidad de sus jugadores. También por la falta de liderazgo en el campo. El hombre más cercano a ello es el capitán Edson Álvarez, quien ha intentado llenar los huecos motivacionales que dejaron Rafael Márquez, Andrés Guardado y Guillermo Ochoa. El revés de Álvarez de estos días fue un comentario irónico contra los aficionados mexicanos que los abuchearon tras empatar contra Uruguay: “Qué lindo es estar en casa, ¿eh?”. Esa frase retumbó entre aficionados y medios de comunicación como un dardo incendiado.

El tema de los abucheos tiene una razón. En el partido de Uruguay, los aficionados querían como portero titular a Acevedo, el rostro de Santos Laguna y de Torreón, sede del juego. Las rechiflas contra el guardameta titular Rangel se transformaron en una forma de crítica de la escasez de goles mexicanos. Algo así pasó contra Paraguay este martes cuando los fans, aburridos de los suyos, empezaron a pitar contra el guardameta Malagón en San Antonio (Texas) como un sentimiento de revancha. Luego, en forma de castigo, los miles de aficionados empezaron a lanzar el grito homófobo de “puto” al punto de suspender el juego por algunos segundos, una escena que se ha repetido en los últimos ocho años. Eso también ha sacudido la estabilidad emocional de los jugadores.

El dicharachero Javier Aguirre ha perdido la sonrisa. Ya en las conferencias de prensa intenta evitar ser el hombre de risa fácil o de frases memorables. En sus equipos pasados lograba hacer clic con ciertos futbolistas, pero con esta generación de futbolistas no ha logrado tener la cercanía como con Óscar Pérez o Cuauhtémoc Blanco.

La lista de Aguirre está más que abierta para todos. En marzo, en la próxima ventana de partidos amistosos, espera probar a los últimos futbolistas que puedan colarse como el español Álvaro Fidalgo, ex del Real Madrid y desde hace años con el América, además de jóvenes promisorios como Gilberto Mora o Armando Hormiga González.

El 5 de diciembre, Aguirre y su pelotón de mexicanos aguardarán a que el sorteo para el Mundial no sea un suplicio para jugar en casa y superar, por lo menos, la ronda de grupos, algo que no pudieron hacer hace cuatro años en Qatar bajo los mandos del Tata Martino.