El contraalmirante Fernando Farías Laguna no acude a declarar al juzgado
El militar estaba citado por su papel como líder en la gran red de contrabando de combustible en las aduanas
El contraalmirante Fernando Farías Laguna no ha acudido a declarar al Centro de Justicia Penal en Almoloya de Juárez, Estado de México. El militar estaba citado por su papel protagónico en la red de contrabando de combustible en las aduanas de México, que lideraba junto con su hermano, Manuel Roberto. La audiencia debía ocurrir a principios de este mes, pero la defensa del militar logró posponerla tramitando un par de amparos y argumentó que la Fiscalía no había permitido el acceso completo a la investigación. La nueva cita debía llevarse a cabo esta mañana. El contraalmirante, junto con otros 12 cómplices, es acusado de delincuencia organizada con fines de cometer delitos en materia de hidrocarburos, y le piden una pena de 20 a 40 años de prisión. EL PAÍS publica hoy que, de acuerdo a la orden de aprehensión, los dos hermanos contaban con el respaldo de su tío, el entonces secretario de Marina, Rafael Ojeda Durán.
A la audiencia, según ha trascendido, no acudió ningún representante legal del militar ni personal de la Fiscalía General de la República, y era la primera vez que Fernando Farías Laguna iba a acudir ante una instancia judicial por su papel en esta red de corrupción, desmantelada por las autoridades este verano. Aunque la investigación comenzó en marzo de 2025, cuando se detuvo un barco cargado con millones de litros de combustible ilegal, pero no fue hasta principios del pasado septiembre, cuando se anunció la detención de 14 personas relacionadas con esta trama.
Esta conspiración criminal unió a marinos, funcionarios públicos y empresarios para contrabandear millones de litros de gasolina dentro del país. Los líderes, los hermanos Farías Laguna, presuntamente usaban su influencia dentro de la institución para decidir las designaciones de marinos para que gente de su confianza acabara en puestos clave de aduanas para poder operar su red de contrabando de combustible. Este es el mayor golpe a la corrupción que ha dado el Gobierno de Claudia Sheinbaum en su primer año de mandato.