México aguarda con preocupación la avalancha de decretos migratorios de Trump

El Gobierno de Sheinbaum rechaza la adopción de “medidas unilaterales” contra el narco y la crisis migratoria ante las primeras señales de mano dura desde la Casa Blanca

Donald Trump da un discurso tras su toma de protesta en la Rotonda del Capitolio de Estados Unidos, este lunes en Washington, D.C.Chip Somodevilla (Getty Images)

La declaración de emergencia en la frontera. El anuncio de deportaciones masivas. La movilización del Ejército para frenar los flujos de inmigrantes. La designación de los carteles de la droga como organizaciones terroristas. El cambio de nombre del golfo de México. Donald Trump no esperó más tiempo para cumplir con sus amenazas y confirmó este lunes en su discurso de toma de posesión que emitirá una serie de decretos que confirman el viraje de mano dura de su Administración ante la crisis migratoria y la guerra contra el narcotráfico. El Gobierno de Claudia Sheinbaum anticipó la llegada de las órdenes ejecutivas y reprobó la adopción de “medidas unilaterales” frente a los desafíos de la relación bilateral, mientras ya se prepara para mitigar el impacto de los últimos anuncios desde Washington. “Como vecinos y socios comerciales, el diálogo, el respeto y la cooperación siempre serán el símbolo de nuestra relación”, dijo la presidenta en su mensaje de felicitación. La respuesta oficial a los anuncios está prevista para este martes, dijo a EL PAÍS un portavoz de su equipo, salvo un cambio de último momento.

“Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal, y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron”, afirmó Trump, apenas juró como presidente. La declaratoria de “emergencia nacional” abre paso a la militarización de la frontera y a la clausura de las vías que había abierto la Administración de Joe Biden para la migración legal y el trámite de asilo, como la aplicación CBP One. El portal oficial anunció el fin del sistema digital de registro y la cancelación de las citas pendientes. “Restableceremos mi política de Quédate en México, pondré fin a la práctica de captura y liberación, y enviaré tropas a la frontera sur para repeler la desastrosa invasión de nuestro país”, advirtió el republicano.

El regreso de Quédate en México, que obliga a los solicitantes de asilo a tramitar su entrada desde fuera de Estados Unidos, es uno de los puntos más preocupantes para la Administración de Sheinbaum. “No lo compartimos”, sentenció Juan Ramón de la Fuente, el secretario de Relaciones Exteriores, en conferencia de prensa horas antes. El país latinoamericano teme que se eleve la presión sobre las ciudades fronterizas y las convierta en cuellos de botella para cientos de miles de personas en tránsito a territorio estadounidense. La presidenta adelantó hace unas semanas que uno de los aspectos clave de la negociación que espera tener con Trump es que México no tenga que absorber toda la carga de recibir a las personas devueltas y sólo asuma la responsabilidad respecto de un grupo reducido de nacionalidades. Las autoridades mexicanas se resisten a la idea de convertirse de facto en “un tercer país seguro”, lo que también les ha traído críticas en el frente interno.

Entre las prioridades del Gobierno de Sheinbaum es el impacto que pueden tener estas medidas sobre la población mexicana, sobre todo los más de cinco millones de indocumentados y quienes residen desde hace varios años en territorio estadounidense. Las autoridades anunciaron el lanzamiento de ConsulApp, una aplicación para que la comunidad migrante esté informada de sus derechos y tenga acceso a recursos frente a detenciones arbitrarias y redadas. La estrategia se completa con el plan México te abraza, diseñado para que quienes decidan regresar sean beneficiarios de los programas sociales, reciban dinero para sus traslados y sean inscritos a la seguridad social. “Hay que guardar la calma”, dijo la mandataria, un par de horas antes de los anuncios de Trump.

Migrantes que buscan asilo en Estados Unidos observan el discurso de investidura de Donald Trump en un albergue para migrantes, este lunes en Tijuana, México.Zaydee Sanchez (REUTERS)

“Ordenaré a nuestro Gobierno que utilice todo el inmenso poder de las fuerzas del orden federales y estatales para eliminar la presencia de todas las bandas y redes criminales extranjeras que traen delitos devastadores a suelo estadounidense”, dijo Trump sobre la designación de los carteles como grupos terroristas. El decreto se basa en una añeja ley de 1798 contra “enemigos extranjeros” y anticipa mayores presiones contra el Gobierno mexicano para mantener a raya al crimen organizado. Más allá de la retórica, esta orden ejecutiva da pie a que Estados Unidos pueda lanzar una intervención militar en suelo mexicano. Sheinbaum se ha mostrado renuente a equiparar el narcotráfico con el terrorismo por esa razón, pese a que algunos sectores de la oposición han abrazado la idea.

La idea de combatir a los narcos como terroristas no es nueva y ha habido amagos desde hace más de una década, incluso en Administraciones demócratas, para adoptar esta medida, cuya efectividad es puesta en duda por el grueso de los especialistas. Marco Rubio, el próximo Secretario de Estado, insistió en el “terror” de fuerzas criminales como el Cartel de Sinaloa o el Cartel Jalisco Nueva Generación, pero también dijo la semana pasada que era una “herramienta imperfecta”. La opción predilecta para Rubio, el nuevo jefe de la diplomacia estadounidense, es profundizar la cooperación con México “como socios”, aunque es un asunto que ha abierto divisiones en la nueva Administración. “Le tomamos la palabra”, respondió Sheinbaum, al subrayar la importancia de la cooperación. El anuncio es un botón de muestra del nuevo peso que tendrá el “terrorismo” en la gestión de la frontera y de la contaminación de la agenda migratoria con la de Seguridad.

La nueva batería de decretos incluye otros cambios, que han recibido amplia atención mediática y han sido interpretadas como un relanzamiento del imperialismo estadounidense, como cambiar el nombre del golfo de México a “golfo de América”. “Estados Unidos reclamará su legítimo lugar como la nación más grande, más poderosa y más respetada de la tierra”, aseguró el republicano, que presumió el “fin de la decadencia” y la llegada de “una época dorada”. Sheinbaum respondió hace unos días con la sugerencia de renombrar partes del país vecino como la “América mexicana”.

El republicano no puso un plazo para concretar el cambio de nombre, que estaría sujeto a la normativa internacional. Con todo, Trump se ha tomado en serio sus reclamos expansionistas y ha advertido de que buscará retomar el control del canal de Panamá, por ejemplo. En el plano comercial, hay menos claridad, a pesar del anuncio de una oficina especial para cobrar los aranceles que se impongan a Gobiernos extranjeros. Más tarde, el magnate anunció que las tarifas entrarán en vigor el 1 de febrero.

Las autoridades mexicanas han optado por la cautela y evitar engancharse tras los decretos que Trump anunció para su primer día en la Casa Blanca, aunque sí se espera una reacción de la presidenta a más tardar en La Mañanera del martes, de acuerdo con un portavoz del Gobierno. “Tenemos la certeza de que vamos a llegar a un acuerdo”, comentó la presidenta frente a la incertidumbre, al tiempo que su Administración ya espera establecer los primeros contactos formales con el equipo del nuevo Gobierno.

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