Una escultura de Chavela Vargas se alza en la Plaza Garibaldi de Ciudad de México

La obra es una pieza del artista Alfredo López Casanova y ha sido colocada al lado de la estatua de José Alfredo Jiménez en el Paseo de las Luminarias

Chavela Vargas en una fotografía de archivo.Sofia Moro (Getty Images)

Chavela Vargas ha vuelto a Garibaldi, la emblemática plaza en Ciudad de México que es templo de la ranchera y el mariachi, aquel viejo sitio donde la cantante mexicana tanto amó, cantó y brindó la vida. La Chamana, como también es conocida entre sus correligionarios, tiene ahora su escultura en el Paseo de las Luminarias, lugar en el que se encuentran erigidos los monumentos de otras grandes figuras de la música popular mexicana como Lola Beltrán, Juan Gabriel y el propio José Alfredo Jiménez, entre otros, y ha sido inaugurada este domingo 29 de septiembre.

“Me parece que la Ciudad de México se lo debía. Garibaldi fue y sigue siendo la plaza más emblemática para Chavela, así como lo es la Ciudad de México. Ella, como todos sabemos, decidió ser mexicana porque ‘los mexicanos nacemos donde nos da la regalada gana’, según sus propias palabras. Su legado de libertad, de fortaleza, de capacidad para salir adelante y transmitir un mensaje a quienes la escuchan estará ahora mucho más presente”, dice a EL PAÍS María Cortina, biógrafa de la artista, y principal impulsora de que este proyecto se consolidara.

La obra estuvo a cargo del maestro Alfredo López Casanova (Guadalajara, Jalisco, 1968), un reconocido escultor, autor también de la pieza de Gilberto Bosques, el diplomático mexicano que durante la guerra civil española salvó acerca de 30.000 españoles republicanos y algunos judíos, pieza que se encuentra exhibida en la Casa Refugio Citlaltépetl, en la colonia Condesa. La estatua de Chavela Vargas mide 2,10 metros y es un modelado para bronce a la cera perdida. Su elaboración llevó seis meses y se realizó en un taller de la alcaldía Iztapalapa, en el que él y un asistente la fueron moldeando.

El artista Alfredo López Casanova trabaja en el rostro de la escultura de Chavela Vargas.María Cortina

“Queríamos a una Chavela en la plenitud de su éxito, de su resurgimiento y de su madurez y solidez como artista. Su gesto es una idea de cómo ella se paraba en los escenarios, con una expresión muy característica, extendiendo los brazos, como con un grito de libertad”, dice a este periódico López Casanova durante una charla telefónica.

Para que la pieza fuera lo más fidedigna posible, el escultor tuvo acceso a tres elementos simbólicos que pertenecieron a Chavela: el jorongo rojo con el que ella salía a cantar (el cual fue puesto sobre su féretro cuando la artista falleció), unos botines y un medallón que los chamanes wixárikas le obsequiaron cuando fue ungida como La Chamana, y mismo que la acompañó hasta el día de su muerte. Dichos objetos fueron modelados por una persona para tomar detalle preciso de las formas y pliegues.

La escultura de Chavela se encuentra justo al lado de la estatua de su gran amigo José Alfredo Jiménez, considerado el más grande compositor de la ranchera mexicana, ambas sobre el Paseo de las Luminarias de Garibaldi y lo más cercanas al Tenampa, la cantina predilecta de la bohemia en las décadas de los años cincuenta y sesenta en la que ellos pasaron mil noches de borracheras, tanto que al dueño no le permitían cerrar. “Era nuestra casa, no teníamos otra. Íbamos casi todos los días. Éramos tequileros, desde que llegábamos empezábamos tequileando. Nunca sabíamos la hora en que salíamos ni el porqué… Me acuerdo que una vez entramos el viernes y salimos la madrugada del lunes. El dueño estaba vuelto loco”, cuenta La Chamana en el libro Las verdades de Chavela (Océano, 2019).

La escultura de Chavela Vargas terminada, previo a ser montada en en el Paseo de las Luminarias, en la Plaza Garibaldi de Ciudad de México.Cortesía

Chavela Vargas murió el domingo 5 de agosto de 2012 en un hospital de Cuernavaca, Morelos, a la edad de 93 años, a causa de una bronconeumonía. Semanas antes, en el mes de julio, Chavela ofreció su último concierto en La Residencia de Estudiantes de Madrid, en el que fuera su último viaje y su despedida de España, la novia de México, como ella se refería a ese país. España la vio resurgir de entre las cenizas, rescatada por el editor Manuel Arroyo-Stephens, fundador del sello y de las librerías Turner, que la llevó de gira por Madrid y Europa, y de la mano del cineasta español Pedro Almodóvar, a quien Chavela llamaba esposo.

La escultura de la intérprete de El último trago tiene acuñada a sus pies una frase que la artista recitó ante miles de personas en su emblemático concierto del Zócalo, en abril de 2000: “Les dejo de herencia, mi libertad”.

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