Las agencias de trata y la explotación sexual detrás del portal Zona Divas

La serie documental ‘El Portal, la historia oculta de Zona Divas’ cuenta las historias de mujeres latinoamericanas víctimas de trata y de las agencias intermediarias que las trajeron a México para trabajar como prostitutas

Netflix
Equipo de investigación de Mezcla

Ignacio Antonio Santoyo Cervantes, El Soni, se valía de agencias que formaban parte de una estructura de trata con fines de explotación sexual para integrar el catálogo de zonadivas.com, un portal web que fundó y que tan sólo en 2017 llegó a exhibir miles de fotografías de más de 500 mujeres latinoamericanas que ahí anunciaban sus servicios sexuales.

El modus operandi de Santoyo Cervantes en complicidad con las agencias es revelado a partir de una investigación periodística con decenas ...

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Ignacio Antonio Santoyo Cervantes, El Soni, se valía de agencias que formaban parte de una estructura de trata con fines de explotación sexual para integrar el catálogo de zonadivas.com, un portal web que fundó y que tan sólo en 2017 llegó a exhibir miles de fotografías de más de 500 mujeres latinoamericanas que ahí anunciaban sus servicios sexuales.

El modus operandi de Santoyo Cervantes en complicidad con las agencias es revelado a partir de una investigación periodística con decenas de testimonios y miles de fuentes documentales inéditas, como audios, videos, mensajes de texto, imágenes, expedientes y contratos de publicidad en la serie documental El Portal, la historia oculta de Zona Divas. Los cuatro episodios, producidos por Mezcla y disponibles en Netflix, abordan las historias de las venezolanas Kenni Finol, Andreína Escalona, Génesis Gibson, Wendy Vaneska de Lima, y la argentina Karen Grodziñski, quienes fueron víctimas de feminicidio durante 2017 y 2018.

En 2018, el portal dejó de estar en línea tras operar en la impunidad durante casi dos décadas, desde 2001 hay antecedentes de divas.com. Su cierre fue voluntario, ni las investigaciones locales o federales fueron suficientes para que, por orden de las autoridades, dejara de existir; tampoco hay justicia para todas las víctimas de feminicidio y mucho menos para las cientos de víctimas de trata.

Los principales tratantes están libres. La sentencia de 29 años de cárcel por trata de personas en su modalidad de explotación sexual y dirigir publicidad ilícita en contra de Santoyo Cervantes fue revocada en noviembre de 2021 por un magistrado que en su resolución argumentó “insuficiencia de pruebas”.

Si bien Evelyn Fabiola Romero Abreu, administradora del portal, aceptó la responsabilidad de haber sido tratante, al tener una sentencia de menos de cinco años, logró una multa en sustitución de la pena. “Pagó la multa y quedó en libertad”, dice en entrevista Laura Borbolla, titular de la Coordinación General de Acusación Procedimiento y Enjuiciamiento de la Fiscalía General de Justicia capitalina.

El enganche, traslado y alojamiento

Las agencias eran intermediarias entre el portal y las víctimas de trata, quienes referían haber sido contactadas a través de éstas para enviar sus fotos de cuerpo completo y trabajar en México si cumplían con el perfil de “diva”. Así, adquirían una deuda que comenzaba con el papeleo para viajar al extranjero, el vuelo, la ropa, el cambio de imagen y las fotografías para publicarse en zonadivas.com.

“La agencia principal pertenecía al mismo dueño de la página”, afirma sobre El Soni Brenda Stewart, escort argentina que se anunciaba con ese seudónimo en Zona Divas. Las agencias de “modelos” o “edecanes” en realidad eran un eufemismo para referirse a las agrupaciones que conformaban la estructura de trata de mujeres con fines de explotación sexual.

Captura de pantalla de una conversación por WhatsApp con Ignacio Antonio Santoyo Cervantes, “El Soni”, donde habla de los contactos en Migración. Mezcla

El Soni decidía quiénes aparecían en las páginas “oro”, es decir, las primeras del portal, y a qué costo monetario o a cambio de tener relaciones sexuales con él sin protección. “La única forma que teníamos de trabajar era conociendo a Soni. Siempre que pasaba algo con cualquier chica, cualquier problema con la agencia, él te bloqueaba y el requisito que ponía para volver a la página era una fiesta con drogas, hacer tríos”, cuenta Daniela, escort venezolana retirada de Zona Divas, cuyo nombre fue cambiado para compartir su testimonio.

Una vez teniendo la validación de El Soni, las mujeres firmaban un contrato de publicidad, supuestamente ante notario, con Producciones en Beat, una empresa cuya acta constitutiva revela que Santoyo Cervantes era el principal accionista y sus familiares eran socios.

El Soni negociaba directamente con las dueñas o los dueños de las “agencias” que captaban y enganchaban a mujeres latinoamericanas en sus países de origen. La mayoría de las veces, ellas no conocían la violencia económica, psicológica, física y sexual a la que se enfrentarían o les decían que iban a dedicarse a algo completamente distinto. “Vas a ir a México, vas a estar en una casa de familia, o sea, limpiar casas, cuidar a niños…”, le mintieron a Luna, una escort venezolana retirada de Zona Divas que logró escapar de sus tratantes y prefiere que su verdadero nombre sea cambiado.

El contrato que quienes se anunciaban en zonadivas.com firmaban con la empresa Producciones en Beat.Mezcla

El traslado a México era facilitado por contactos directos que las agencias tenían en migración. Acordaban con el personal coludido en qué aerolíneas y horarios viajar a cambio de un pago que se acumulaba a la deuda. “Tú sabes que yo tengo mi contacto, ¿verdad?, con el que siempre he trabajado y yo ya le había pasado todos los datos de la niña. Pero este señor trabaja con el dinero adelantado”, pronuncia en un audio Andreína Escalona, escort venezolana que se anunciaba en Zona Divas y también tenía una agencia.

El alojamiento, otra de las fases del delito de trata, ocurría en departamentos donde las mujeres víctimas vivían hacinadas y pagaban rentas desproporcionadas. Desde su domicilio, un chofer las trasladaba a hoteles donde concretaban los servicios sexuales por los que ganaban alrededor de 2.500 pesos por hora o más, pero debían pagar una comisión del 40%. “Teníamos que pagar un taxi de 400 pesos, luego 700 pesos de comida y todavía se quedaban con 1.000 pesos de comisión. O sea, la agencia todo nos lo cobraba”, cuenta Candice Miller, escort colombiana retirada que usaba ese seudónimo para anunciarse en Zona Divas.

Además de zonadivas.com, los dueños de las agencias eran quienes más se beneficiaban de la explotación sexual. En la cadena del delito de trata también participaban fotógrafos, estilistas y recepcionistas que contestaban los teléfonos de las escorts y les agendaban hasta 12 servicios al día sin importar si estaban enfermas o menstruando. “No me dejaban ni siquiera tocar un peso de cada servicio que yo hacía, ni para comer ni para nada. Yo tenía que pedir propinas para poder comer”, pronuncia en un audio una venezolana que se anunció en Zona Divas.

El control de las agencias sobre las víctimas de trata implicaba no poder invitar a nadie al departamento donde estaban alojadas, salir siempre y cuando avisaran a dónde iban y prohibirles relacionarse con los clientes. Algunas veces les retenían el pasaporte para evitar que escaparan sin pagar la deuda.

Captura de pantalla de una interacción por correo con zonadivas.com en el que se pide a la persona que se anunciaba un pago de 7.000 pesos. Mezcla

Zona Divas y una serie de feminicidios

Las mujeres que, tras aproximadamente tres meses, lograban pagar su deuda de decenas de miles de pesos podían volverse trabajadoras sexuales independientes, como ocurrió con Candice Miller, o recurrían a montar sus propias agencias. Algunas de ellas, a diferencia de quienes las habían traído a México, intentaban ser menos violentas con las escorts bajo su control. “Tú estuviste en muchas agencias y sabes lo malos que son y yo también estuve, por eso no quiero cometer esos errores”, se lee en una mensaje escrito por la argentina Karen Ailén Grodziñski.

Pero que las víctimas de trata se volvieran tratantes ocasionaba que compitieran entre sí mismas por los clientes, lo que generaba mayor violencia e inseguridad. Tal fue el caso de Andreína Escalona, quien por tener su propia agencia y publicar en zonadivas.com fue amenazada de muerte y el 8 de febrero de 2017 fue golpeada en el hotel V Boutique. “Eso es una cosa como de tumbar agencias, pues, como saben que ella tiene mujeres, para que ya no le trabajen más a ella. Esto es como cárteles, pero de mujeres, algo así”, menciona en un audio Kenni Finol, quien fuera la imagen de Zona Divas.

Andreína Escalona fue asesinada en diciembre de 2017. Le dispararon cuando iba a bordo de un automóvil en Nuevo León y murió en el hospital. En febrero de ese año ocurrió el feminicidio de Wendy Vaneska de Lima Cortés en el hotel Príncipe. En noviembre, el de la venezolana Génesis Uliannys Gibson Jaimes en el hotel Platino y en diciembre el de la argentina Karen Ailén Grodziñski en el hotel Pasadena.

Una imagen promocional del documental 'El portal: la historia oculta de Zona Divas'.Netflix

A pesar de que todas ellas se anunciaban en Zona Divas, el portal omitió pronunciarse ante la serie de feminicidios, la mayoría en hoteles de la Ciudad de México. Fue hasta febrero de 2018, cuando el cuerpo de Kenni Finol fue encontrado en el Estado de México, que hubo un comunicado. “Kenni era la modelo que figuraba en nuestro catálogo. Una modelo a la que se le pagó por cedernos su rostro… También se anunciaba con nosotros, y nos pagó por ello. Y eso le convino A ELLA, y esperamos que le haya sacado muy buen provecho”, decía zonadivas.com.

Dos meses después, en abril de 2018, zonadivas.com anunció su cierre. Sin embargo, eso no significa que las agencias de trata hayan sido desarticuladas por las autoridades, al contrario, la explotación sexual continúa ahora en otros portales. “La investigación deriva inicialmente de Zona Divas, al momento en que Zona Divas baja de operación la investigación continúa con Boutique VIP”, declaró Víctor Hugo Enríquez, entonces titular de la Unidad de la División de Investigación de la Policía Federal, en una conferencia de prensa en abril de 2019.

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