López Obrador afirma que el hijo de El Chapo pactó su entrega en Estados Unidos
El presidente señala que el piloto inicialmente ligado al caso no participó en la detención de El Mayo Zambada, pero pide esperar a que las autoridades estadounidenses amplíen la información
La información sobre la detención de Ismael El Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López sigue llegando a cuentagotas. Andrés Manuel López Obrador afirmó que la versión más sólida es que el hijo de El Chapo Guzmán haya pactado su entrega con las autoridades estadounidenses. “El mismo Gobierno de Estados Unidos ha reconocido que llevaron a cabo una negociación, por lo menos, con uno de los dos personajes, con Joaquín Guzmán López, eso es lo que nos informaron”, dijo el presidente. “Al parecer fue un acuerdo”. López Obrador agregó que el piloto inicialmente vinculado al caso parece no haber participado en el arresto, aunque pidió esperar al informe completo del Gobierno estadounidense sobre lo sucedido para evitar mayores especulaciones.
La sorpresiva caída de Zambada y Guzmán López, miembros de la cúpula del Cartel de Sinaloa, se produjo el pasado 25 de julio, después de que aterrizaron en una avioneta en el aeropuerto de Santa Teresa (Nuevo México). Las autoridades mexicanas solicitaron un informe al Departamento de Justicia, al menos sobre lo sucedido en territorio de México, el plan de vuelo de la aeronave y un recuento detallado de cómo se dio el arresto. “Las fuerzas del orden de Estados Unidos fueron informadas en varias ocasiones previas que Joaquín Guzmán López estaba considerando rendirse ante las autoridades estadounidenses; sin embargo, nunca había concretado dicha intención”, señaló el Departamento de Justicia dos días después de la detención, en un documento de siete puntos leído por Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad.
López Obrador se comprometió desde entonces a hacer pública la información que entregue el Gobierno de Joe Biden. México tiene dos canales abiertos con sus homólogos estadounidenses: uno entre el Departamento de Estado y la Secretaría de Relaciones Exteriores, el otro entre el Departamento de Justicia y la Fiscalía General de la República, que es autónoma del Ejecutivo. Al margen de lo que se presentó el pasado 29 de julio, no ha habido ningún parte oficial, lo que ha alimentado las especulaciones, sobre todo en el caso de Zambada, de 76 años.
Tres hipótesis principales se han planteado tras el arresto de El Mayo, uno de los jefes criminales más poderosos del país: si fue secuestrado por Guzmán López, su ahijado, como aseguró su abogado; si fue traicionado y abordó el avión tras ser engañado, como filtraron la agencias estadounidenses en un primer momento, o si se entregó de forma voluntaria, como aseguró un representante legal de la familia Guzmán en México. Zambada, cuyo estado de salud se ha deteriorado, compareció ya dos veces ante un tribunal de la ciudad fronteriza de El Paso y se declaró inocente de los siete cargos que se le imputan en Texas. En el mar de versiones contradictorias, se ha hablado de que Washington mantuvo desde hace años contactos secretos con El Mayo y con Los Chapitos, los herederos de su antiguo socio.
Todas las teorías suponen implicaciones delicadas. Las autoridades mexicanas han optado por la cautela, en un acto de equilibrismo para evitar mensajes que aumenten las tensiones entre las principales facciones del cartel y también para no ventilar los desacuerdos y la desconfianza permanente en materia de seguridad con la Casa Blanca, que no informó del arresto de ambos narcotraficantes hasta que se produjo.
La detención de El Mayo, un líder criminal con una vasta red de contactos en la política, abre también la posibilidad de que comparta información sobre el contubernio del crimen organizado con políticos y altos funcionarios en México. López Obrador declaró la semana pasada que las posibles delaciones de Zambada no dañarán a su Administración. En su última conferencia de prensa reafirmó el punto y pidió “transparentar todo”, con el mensaje entre líneas de que su equipo de colaboradores tiene las manos limpias. “Desde luego, si van a informar sobre sus vínculos con autoridades mexicanas, ayuda que se sepa cuánto apoyo le daban a las autoridades, que informen quiénes los protegían, todo esto va a ayudar mucho y también los acuerdos con las agencias de Estados Unidos”, comentó.
A casi dos semanas de la detención, son pocas las certezas y se multiplican las preguntas sobre la detención. El piloto que se pensaba que había llevado a ambos narcotraficantes parece no haber tenido participación y fue involucrado por error tras una confusión en los registros migratorios, de acuerdo con el último parte informativo. El avión aparentemente no despegó de Hermosillo, según afirmó el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo. Nada se sabe tampoco sobre el plan de vuelo. Los representantes legales de Zambada y el hijo de El Chapo en Estados Unidos niegan la versión de una rendición pactada, en contradicción directa con lo que han sostenido las autoridades de ambos países.
En el terreno, la captura de ambos narcotraficantes, un golpe simbólico en la guerra contra las drogas, no parece haber tenido impacto en los corredores de droga que cruzan la frontera. La patrulla fronteriza dio a conocer esta semana el mayor decomiso de fentanilo del que se tiene registro, al incautarse de cuatro millones de pastillas en Arizona (alrededor de 450 kilos de droga), una ruta supuestamente controlada por el Cartel de Sinaloa. “Se detiene al señor Zambada, pero si nos se atiende ese consumo y si no damos opciones a los jóvenes para que no sean enganchados, no sean utilizados en las bandas de narcotraficantes, no vamos a enfrentar el problema, hay que atender las causas”, dijo López Obrador. El presidente dijo que espera tener un panorama más amplio sobre lo sucedido antes de que comience el juicio en Estados Unidos, un escenario que puede tomar meses o, incluso, años.
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