El proyecto que cambió la vida de Ronald y que quiere emplear a un millón de migrantes en México

La colaboración público-privada pretende favorecer la regularización de migrantes en México, tal como pide la ONU, y compatibilizarla con los objetivos económicos de las empresas

Ronald Minaya trabaja en el hotel JW Marriott de Polanco, en Ciudad de México, en 2024. Foto: Nayeli Cruz | Vídeo: EPV

En 2014 asesinaron a un compañero de universidad de Ronald Minaya a seis metros de él. Protestaban contra el Gobierno de Maduro en la plaza de la República de Maracaibo. Su padre, migrante dominicano en Venezuela, fue claro con Minaya: “Yo creo que vas a tener que irte del país”.

Ahora, a sus 36 años, Minaya sueña con ser director de un hotel. Lo dice bajo su sombrero de copa, con su traje negro impecable y una sonrisa que cada día muestra en su trabajo como portero a los clientes que llegan a un lujoso hotel de Polanco, uno de los barrios más exclusivos de Ciudad de México. Llegó al trabajo gracias a una colaboración entre el Gobierno mexicano, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU, varias organizaciones internacionales y Tent Partnership for Refugees, que buscan emplear a personas migrantes y refugiadas en 60 grandes empresas mexicanas. Tent ha determinado que hay 1.250.000 vacantes para ellos en territorio mexicano. El proyecto pretende demostrar que la migración puede ser un incentivo para la economía y las empresas.

La frase de su padre y la muerte de su amigo no fueron las únicas razones que obligaron a Minaya a salir de Venezuela. Represión mezclada con crisis económica han hecho que desde 2014, como él, más de siete millones de compatriotas hayan dejado el país, según ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados. Minaya no encontraba trabajo como informático y salió en 2015 por tierra hacia Colombia para volar a México. “Cuando se abrieron las puertas del aeropuerto hacia mi libertad fue lo primero que sentí, ese aire frío de tranquilidad”, explica Minaya.

La libertad se convirtió en miedo durante los cinco años que el venezolano estuvo sin documentos legales en México. La vida se le achicaba en la capital, donde tenía miedo a salir, a conocer gente, a viajar a otro Estado, por si lo pillaba la migra. “Yo creo que a lo mejor estaba más preocupado de lo que era, pero igual la sensación de no estar bien en un lugar o no estar por la ley me generaba mucho nervio”, recuerda el refugiado, que trabajó en taquerías y como reparador de electrodomésticos para pasar el día a día.

Ronald Minaya en su puesto como portero en el hotel JW Marriott de Ciudad de México. NAYELI CRUZ

En 2020, Minaya cenaba en un restaurante cuando una chica reconoció su acento. Le consultó si estaba legalmente en el país. “La verdad sentí mucho temor, pensé que era migración. Creo que vio mi cara de espanto y me dijo: ‘No tranquilo, no pasa nada, te pregunto porque nosotros trabajamos en una clínica jurídica donde ayudamos a personas a regularizarse en el país”, rememora el refugiado.

Los relatos que Minaya contaba a los abogados sobre lo que había vivido en Venezuela le consiguieron el refugio en 2022. Un año después, en una feria creada por Tent en colaboración con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y la del Trabajo, consiguió una entrevista para ser auxiliar de lavandería en el prestigioso JW Marriott Mexico City Polanco. Ahora es portero.

Los trabajos como el de Minaya esperan a los migrantes y refugiados en más de 60 grandes empresas de México. En total, hay 1.250.000 trabajos disponibles para ellos, explica el director de Tent Partnership for Refugees, Gerardo Ancira. Y no, no vienen a quitar el trabajo a los mexicanos, como argumentan los alegatos ultras. “Es un discurso frecuente y al que precisamente estamos diciendo no. Hay más de un millón de vacantes que los mexicanos no estamos ocupando”, informa Ancira. El Banco Mundial ya dijo en 2023 que México necesitará migrantes para cubrir ciertos puestos de trabajo.

Tent es una de las encargadas de poner en contacto a las empresas, el Gobierno mexicano y las ONG para crear este sistema de búsqueda de empleo. El pasado martes, varios países latinoamericanos celebraron una reunión hemisférica sobre vías regulares para la migración laboral. En ella, varias dependencias del Ejecutivo mexicano lanzaron junto a Tent, la OIM y varias organizaciones internacionales el portal México te emplea, financiado con fondos de la Unión Europea. “Es importante que rompamos el paradigma de que la llegada de migrantes necesita una ayuda humanitaria. Es una buena razón para que las empresas crezcan en un momento donde hay tanta necesidad de llenar espacios de mano de obra. El talento migrante es la mejor alternativa”, relata Ancira.

Migrantes venezolanos hacen fila para recibir alimentos a las afueras de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), en octubre de 2022.Nayeli Cruz

El proyecto se ha llevado a cabo en 12 países receptores de migrantes y refugiados como Estados Unidos, Reino Unido o Canadá. Lleva activo en México desde 2022, aunque se presentó públicamente el pasado miércoles. De momento se han registrado 1.824 personas. “Las empresas nos han dicho que el nivel de retención que tienen las personas migrantes y refugiadas es mayor que el que ellos tienen con sus empleados locales”, explica Ancira. Un estudio de Tent demostró que los clientes también estaban contentos con la contratación de refugiados. “El 72% de los encuestados mostraron interés en comprar marcas de productos y servicios de empresas que tienen claramente programas sociales de inclusión visibles”, resume el director de la compañía en México.

La OIM ha insistido en que los países receptores de migrantes deben “crear vías seguras y regulares para la migración laboral”, según las palabras de su directora general, Amy Pope. Y hacerlo lo antes posible para evitar que, como Minaya, los migrantes se vean limitados y represaliados en su nuevo país de destino o tránsito.

A pesar de que México se alineó con este discurso y fue en 2018 el principal impulsor, junto a Suiza, del Pacto Mundial para una Migración Segura, la realidad ha sido diferente. Hasta abril de 2024, el Instituto Nacional de Migración, según sus propios datos, ha detenido a 481.025 migrantes. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), encargada del proceso administrativo para lograr la condición de asilo en México, está saturada y solo ha atendido en el primer cuatrimestre de este año 10.363 solicitudes de asilo de las 30.000 que ha recibido.

Las ONG que tratan con migrantes ya han advertido de la situación límite que hay en enclaves de México como Tapachula, en la frontera con Guatemala, o en las ciudades del norte, limítrofes con Estados Unidos, en las que los albergues están llenos. “Es importante [que se acoja a los migrantes] porque muchos de nosotros al llegar no tenemos idea de que tenemos derechos y deberes. El que alguien te tome al principio de la mano y te lleve a hacer las cosas bien, a que te presentes en la entidad donde te tengas que presentar y contar tu historia, es un buen paso para estar acá y estar bien”, sentencia Minaya.

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