Sheinbaum retrasa las designaciones del Gabinete de seguridad y pone el foco sobre Gobernación
La presidenta electa informará este jueves de nuevos nombramientos entre los que destacan Energía, Educación o Salud. La gran duda es si para Gobernación optará por su círculo cercano o por un peso pesado del partido
En pleno proceso de desinflamación electoral, la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, desvela los mimbres con que construye su futuro Gobierno, nombres y posturas amables con la administración que ahora termina, parte todo del mismo universo político, Morena y sus aliados. Poco a poco, la futura mandataria toma las riendas, pendiente de sus viejos colaboradores y sus apuestas de campaña, candidatos a acompañarla en el nuevo sexenio. Este jueves, Sheinbaum presentará a nuevos integrantes de su gabinete, que se sumarán a los seis que ya desveló la semana pasada, y a Rogelio Ramírez de la O, ratificado en la secretaría de Hacienda, con las urnas aún calientes, para tratar de calmar a los mercados y dar un respiro al peso.
La nueva hornada de designaciones dejará de lado al gabinete de seguridad. El martes, la ganadora de las elecciones del 2 de junio ya dijo que los nombramientos de los nuevos secretarios de Defensa y Marina se harían “cercano al proceso de entrada del Gobierno”, para el que faltan más de tres meses. Este miércoles, ha añadido que “la parte de Seguridad no va a ser mañana”, incluyendo en el paquete de decisiones futuras al titular –o la titular– de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. Sheinbaum alimenta así la incertidumbre sobre la composición y el funcionamiento de una de las patas fundamentales de su futuro Gobierno.
No es una cuestión baladí. Los nombramientos de los secretarios del ramo, sus capacidades para coordinarse y trabajar conjuntamente, las habilidades de todos para despachar con la Fiscalía General de la República, ente autónomo, y los aciertos de Sheinbaum en la supervisión de todo ello, integran una de las cadenas operativas más importantes para el éxito de la nueva administración. México vive una crisis de violencia e inseguridad desde hace década y media, con más de 30.000 asesinatos registrados al año, macerada en el jugo de la impunidad, jugo alimentado por la incapacidad de las fiscalías, principalmente.
Más allá de la seguridad, la tanda de presentaciones de este jueves seguirá dibujando el futuro gabinete. La gran duda es si Sheinbaum anunciará al responsable o la responsable de Gobernación, una de las carteras más poderosas, que estos años han ocupado Olga Sánchez Cordero, Adán Augusto López y Luisa María Alcalde, sucesivamente. La elección lógica apunta a Rosa Icela Rodríguez, actual secretaría de Seguridad federal, que ya ocupó la secretaría de Gobierno de Ciudad de México, durante los primeros dos años de Sheinbaum al frente del Ejecutivo de la capital. Para Gobernación han sonado también otros nombres estas semanas, caso de Mario Delgado, dirigente nacional de Morena.
Podría ocurrir, sin embargo, que Sheinbaum entienda Gobernación como parte del gabinete de seguridad, al menos en lo que atañe a los nombramientos, y deje la designación para más adelante. Así, quedarían otras diez secretarías por ocupar, entre ellas Energía, Educación, Desarrollo Agrario, Bienestar, Salud o Comunicaciones y Transportes. No ha aclarado estos días la presidenta electa si informará de los nombramientos de seis en seis, siguiendo la lógica de la semana pasada, cuando nombró a Juan Ramón de la Fuente al frente de Relaciones Exteriores, a Alicia Bárcena en Medio Ambiente, a Marcelo Ebrard en Economía, a Ernestina Godoy en la consejería jurídica, a Julio Berdegué en Agricultura y a Rosaura Ruiz en la nueva dependencia dedicada a Ciencia y Tecnología.
Sea como sea, y vista la dinámica de las designaciones de Sheinbaum estas semanas, es más que probable que en las 11 secretarías que quedan por adjudicar aparezcan nombres de viejos y actuales colaboradores de la futura mandataria. Rosaura Ruiz y Ernestina Godoy formaron parte de su núcleo cercano en la capital. Este miércoles, Sheinbaum ha informado además del nombramiento de Pepe Merino al frente de la nueva Agencia de Transformación Digital federal, una proyección de la agencia que el mismo Merino dirigió en Ciudad de México.
Los nombres de Andrés Lajous, que ha dirigido estos años la Secretaría de Movilidad de la capital, Luz Elena Escobar, a cargo de Administración y Finanzas, o Claudia Curiel, al frente de Cultura, han aparecido estas semanas en quinielas y trascendidos. Otros colaboradores de Sheinbaum en la campaña, caso del exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldivar, o del exgobernador panista de Chihuahua, Javier Corral, aparecen igualmente arriba en las apuestas.
La seguridad, al final
Quizá es la gravedad de la inseguridad en el país lo que hace esperar a Sheinbaum en los nombramientos del ramo. La presidenta electa ha señalado incansablemente estos meses, antes y después de las elecciones, que su intención es replicar el “éxito” de su gestión en seguridad en Ciudad de México, que gobernó de 2018 a 2023. En esos años, ha defendido, los asesinatos han bajado drásticamente en la capital, igual que otros delitos de alto impacto. La cuestión es cómo replicar un modelo esencialmente urbano, con superávit policial, como explicaba Eduardo Guerrero a este periódico hace unas semanas, en el país entero. Y con qué cuadros hacerlo.
El asunto se complica más. No se trata solo de desarrollar un modelo federal a semejanza del local, sino de hacerlo a merced de poderes que en la ciudad son relativamente marginales. A diferencia de la policía de Ciudad de México, la Guardia Nacional no depende de la Secretaría de Seguridad federal, sino de la Defensa. Sus mandos son militares, igual que buena parte de sus agentes y el adiestramiento que reciben. Luego está la Fiscalía. En Ciudad de México, Sheinbaum contó con Ernestina Godoy, que hizo buena mancuerna con Omar García Harfuch, secretario de Seguridad. Ahora, la presidenta encontrará a un fiscal heredado, Alejandro Gertz, muy criticado estos años, entre otras cosas, por sus peleas políticas y personales.
La elección de los cuadros se antoja harto importante, sobre todo en la secretaría de Seguridad. Todas las quinielas apuntan en este caso a Omar García Harfuch, aunque la realidad parece más complicada. Policía de carrera, Harfuch ha destacado estos años en la confección y dirección de equipos a partir del personal disponible en la policía de la capital. Pero la secretaría federal carece prácticamente de agentes. ¿Dónde colocar al gran colaborador de Sheinbaum en materia de seguridad? Parece difícil que el viejo jefe de policía figure como mero “coordinador” de la política de seguridad de la presidenta, como describía el trabajo ella misma estos días. Pero si no ahí, entonces, ¿dónde?
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