Las Chivas soportan los zarpazos de Tigres en la final de ida de la Liga MX
El campeón del fútbol mexicano se definirá en la vuelta en el estadio Akron tras el empate 0-0 en Monterrey
Primer round: Chivas y Tigres salieron ilesos en la final de ida del fútbol mexicano. Los finalistas empataron sin goles en un juego de fútbol que fue más una competencia de estrategias defensivas (0-0). La ventaja se la lleva, con una sonrisa oculta, el equipo de Guadalajara que recibirá el partido definitivo en su estadio, con el calor de su gente. Los rojiblancos tienen la gran oportunidad de ganar su Liga número 13 en el mejor escenario posible e...
Primer round: Chivas y Tigres salieron ilesos en la final de ida del fútbol mexicano. Los finalistas empataron sin goles en un juego de fútbol que fue más una competencia de estrategias defensivas (0-0). La ventaja se la lleva, con una sonrisa oculta, el equipo de Guadalajara que recibirá el partido definitivo en su estadio, con el calor de su gente. Los rojiblancos tienen la gran oportunidad de ganar su Liga número 13 en el mejor escenario posible este domingo (19.35 horas).
Mucho roce, mucha pelea y falta de puntería. Así fue el resumen de la mayor parte de la final de ida. Los Tigres querían tomar el protagonismo aunque no encontraban la forma de resolver el laberinto que montó la defensa de los rojiblancos. Los dirigidos por Veljko Paunovic dispusieron la estrategia del cazador: aguardar el momento de cualquier despiste del rival para atacar. Así lo intentaron con un par de avanzadas de Isaac Brizuela y Víctor Guzmán. Ante tanta precaución, hubo poco espectáculo. No hubo un frenesí en busca del gol, ni jugadas memorables, como si fuese un partido de temporada regular.
Los felinos, dirigidos por Robert Dante Siboldi, lo intentaron con su mejor once. Esta vez no hubo fiesta de André-Pierre Gignac, el goleador, ni del hombre de la liguilla llamado Sebastián Córdova. La falta de precisión a la hora de patear a portería perjudicó a los regiomontanos que necesitaban sacar ventaja antes del domingo, donde será la guarida de las Chivas. Los de Guadalajara se blindaron bien con Gilberto Sepúlveda y Antonio Briseño, aquel campeón sub 17 con México en 2011. Del ataque tapatío hubo poco de qué hablar salvo un remate de volea de Brizuela que terminó incrustado entre las manos de los aficionados.
El estadio Universitario, en Monterrey, tuvo un lleno absoluto en sus tribunas, una constante cada vez que los Tigres tienen partido. Durante los últimos diez años, el club quiere ser considerado grande entre los grandes en el fútbol mexicano. Los Tigres apuntan a su octavo título de Liga MX, uno más los alejaría de otro equipo universitario, el de los Pumas de la UNAM. A golpe de billete, los felinos levantaron cinco veces la Liga entre 2011 y 2019. Ya en 2016 le ganaron una final al mediático América, en 2017 estuvieron cerca de hacerlo contra las Chivas y este año saborean su venganza.
Un buen parámetro para comprobar la salud del fútbol mexicano son las Chivas. El equipo de Guadalajara ha hecho parte de su esencia jugar exclusivamente con mexicanos. Ese sentimiento patriótico le ha valido para agradar a millones de aficionados aunque también ha sido una desventaja frente a los otros 17 equipos. Lo que sí es que el equipo tapatío es uno de los semilleros para la selección mexicana, hoy sumida en una crisis deportiva y de reputación. En la actual plantilla sobresalen Alexis Vega, Alan Mozo, Gilberto Sepúlveda, Roberto Alvarado y Víctor Guzmán, jugador borrado por motivos no desvelados por parte de la Federación Mexicana de Fútbol.
Tres de los pilares de Tigres han sido Gignac, el hombre de los goles; Guido Pizarro, guardián del medio campo, y Nahuel Guzmán, el portero. El asunto es que el tiempo les ha pasado facturas y han perdido el fuelle de sus mejores años. Aún a medio gas, su talento ha sido crucial para que, junto a sus compañeros, hayan alcanzado otra final. El tridente de veteranos ha encontrado buen eco a través de Córdova, Lainez y Quiñones en la ofensiva durante esta última parte del campeonato. En la final poco aportaron. Les restan 90 minutos para mostrar que aún son dignos. Las Chivas imploran por un domingo de gloria.
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