Las familias de periodistas asesinados dan un paso al frente para su defensa
La periodista Gabriela Warkentin habla con la activista y viuda del reportero Javier Valdez, Griselda Triana, para abordar el proyecto Tejidos Solidarios, una red de apoyo a las víctimas derivadas de los homicidios de profesionales de la comunicación
La vida de Griselda Triana dio un vuelco el 15 de mayo de 2017 cuando recibió una llamada. En ella, le dijeron que a su marido, el periodista Javier Valdez, había sido acribillado a balazos en una de las calles de Culiacán, en Sinaloa. Han pasado casi seis años desde entonces, y a Triana le sale una sonrisa cuando recuerda las historias vividas junto a Valdez. En este episodio de Al habla con Warketin, la periodista Gabriela Warkentin y Triana hablan de cómo afecta un asesinato a los familiares de la víctima y del inicio de Tejidos Solidarios, la red nacional de periodistas asesinados y desaparecidos en el país: “Cuando asesinan a un periodista, las únicas personas a las que les interesa lo que sucedió es a la familia”.
“El proyecto de familia que teníamos se vino abajo”, cuenta Triana en el podcast. En México —donde la violencia recorre el territorio junto al alto grado de impunidad— murieron asesinados 17 periodistas en 2022 y, en lo que va de año, se han sumado otros dos. Tejidos Solitarios surge con el fin de “acompañar, apoyar y defender a las familias de las victimas”. Triana asegura que cuando el foco se puso sobre el asesinato de su marido se sentía avergonzada. “Es gravísimo lo que estaba viviendo, pero me preguntaba por qué nadie se volteaba con ellos [con el resto de familias]“.
La activista afirma que la red trata de contribuir a un diseño psicosocial, con un enfoque especializado en las familias de periodistas, para abordar los duelos y la desesperanza que viven tras lo ocurrido. “Buscamos fortalecernos nosotras [las familias afectadas]. Tenemos que estar empoderadas, ser resilientes, para poder acompañar a otras familiar que estén viviendo esta situación”, concreta.
Javier Valdez murió asesinado a los 50 años en una calle de Culiacán. Durante años trabajó visibilizando el narcotráfico desde sus distintas perspectivas, tratando en algún punto a las personas del entorno criminal como presas. “En mis libros he contado la tragedia que vive México y debe avergonzarnos. La niñez recordará esto como un tiempo de guerra. Tiene su ADN tatuado de balas, y fusiles, y sangre [...] Somos homicidas de nuestro propio futuro”, llegó a contar el periodista. En aquel trágico 15 de mayo estuvieron involucradas cuatro personas: tres encargados de la ejecución y uno de la planificación. El autor intelectual (Triana apunta a Damaso López Serrano, alias Mini Lic.) se encuentra en libertad en Estados Unidos; uno de los ejecutores murió asesinado meses después, y los otros dos recibieron condenas de prisión.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país