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La ruta de los cristos rotos a Chalma, en imágenes

Peregrinos empiezan la caminata para ver al Señor de Chalma desde Los Dinamos, al sur de la Ciudad de México, en una ruta de más de 40 kilómetros

En la parte más alta de Los Dinamos, un cañón boscoso en el suroeste de la Ciudad de México, se encuentra el "Cerro de las cruces". Alan, El Bala, (28 años, proveniente de San Bartolo Ameyalco) se dirige hacia allá, como lo hacen cientos de peregrinos cada Semana Santa. No es su destino final: son "chalmeros", van a Chalma.Iñaki Malvido
Uno de los primeros crucifijos que ven los peregrinos al llegar a la cumbre del Cerro de las cruces.Iñaki Malvido
Peregrinos cruzan lo que ellos llaman "El valle del Silencio". A sus espaldas arde un incendio forestal que ha consumido todos los pastizales de uno de los cerros que forman el valle.Iñaki Malvido
La bajada al Valle del silencio es resbalosa por la erosión generada al paso de cientos de peregrinos. El calzado y las prendas de muchos peregrinos sufren en los trompicones del empinado descenso, al grado de ser abandonado. Por eso algunos peregrinos ahora llaman al sitio "El valle de los calcetines".Iñaki Malvido
Por tradición, la primera vez que alguien peregrina a Chalma desde Los Dinamos debe llevar un crucifijo para ser bendecido ante el famoso cristo negro que se encuentra en la iglesia de ese pueblo. Los chalmeros cuentan que a los que llevan un crucifijo pequeño les cuesta más que a los que llevan una cruz grande y pesada, es una cuestión de fe.Iñaki Malvido
La ruta de los peregrinos atraviesa una zona boscosa en la que son comunes los incendios forestales en esta época del año.Iñaki Malvido
El campamento en la alta montaña de brigadistas de la Corenadr (Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural), el organismo de la Secretaría del Medio Ambiente de la capital que se dedica a mitigar los incendios forestales. José Eugenio Gómez, uno de ellos, dice que en esta época seca y de mucho tránsito de peregrinos, los incendios son ocurrencias comunes.Iñaki Malvido
Brigadistas que combaten el incendio como parte de los programas sociales de la Ciudad de México y del Gobierno federal miran las llamas saltar la brecha cortafuego que hicieron con su azadones.Iñaki Malvido
En el ascenso al Cerro de las Cruces, la tradición dicta que los primerizos deben cargar una piedra para poner entre el montón de rocas y crucifijos que corona el cerro. Algunas personas que han hecho la peregrinación muchas veces siguen haciéndolo, y antes de dejarla, la frotan sobre su cuerpo a manera de limpia.Iñaki Malvido
Un hombre que ha hecho el camino a Chalma durante 42 años prende una vela y reza junto al montículo de rocas y cruces.Iñaki Malvido
El montículo está formado por las piedras de todas las que han visitado el sitio por primera vez. Al arrojarlas, a veces quiebran crucifijos que han sido colocados ahí por familiares o amigos de antiguos chalmeros que han fallecido. Otras cruces son abandonadas en este punto porque se quebraron en la caminata y prefieren comprar otra en el camino a Chalma para colocarla en casa cuando vuelvan. Iñaki Malvido
Un hombre arroja la roca que cargó sobre el montículo.Iñaki Malvido
Al caer la noche del miércoles, muchos peregrinos apenas están comenzando la caminata desde Los Dinamos. Si no hay otros grupos a la vista, es fácil perderse, pero estos chalmeros prefieren caminar bajo la luna hasta que se haga de día, y descansar durante las horas de calor.Iñaki Malvido