El respeto al instinto ajeno es la paz

No falta mucho para que la humanidad entienda que como tratamos seremos tratados

Protesta contra la tauromaquia en Ciudad de México.José Méndez (EFE)

El próximo 22 de junio se cumplen 204 años del nacimiento del gran intelectual mexicano Ignacio Ramírez, El Nigromante. Es considerado uno de los artífices más importantes del estado laico mexicano, una de las mentes más brillantes que ha dado nuestro país, un político honrado como el que más y tan adelantado a su época, que, antes de Nietzsche y antes de Darwin dijo: “No hay dios, los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos”, en el discurso ante la Academia de Letrán, en 1836, cuando apenas había cumplido 18 años.

Este ilustre sanmiguelense, también propuso en 1857: “S...

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El próximo 22 de junio se cumplen 204 años del nacimiento del gran intelectual mexicano Ignacio Ramírez, El Nigromante. Es considerado uno de los artífices más importantes del estado laico mexicano, una de las mentes más brillantes que ha dado nuestro país, un político honrado como el que más y tan adelantado a su época, que, antes de Nietzsche y antes de Darwin dijo: “No hay dios, los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos”, en el discurso ante la Academia de Letrán, en 1836, cuando apenas había cumplido 18 años.

Este ilustre sanmiguelense, también propuso en 1857: “Se debe abolir de la nación mexicana todo espectáculo o las corridas de toros que denigren al animal o a cualquier ser vivo y así evitar que el gozo por el sufrimiento de los seres vivos siga siendo un espectáculo degradante para los seres humanos que no han podido superar con esas conductas sus atavismos ancestrales. ¿Por qué, si fuimos lo suficientemente valientes para despojarnos de las hordas de gachupines en 1821 con la consumación de la independencia nacional, no podríamos también eliminar de nuestras conductas sociales prácticas que denigran el concepto del que diariamente nos jactamos, el de ser una sociedad civilizada? No todo lo que llegó de Europa fue bueno”.

Sin duda inspirado en estas ideas el presidente Benito Juárez promulgó en 1867 el Decreto 6169 con el cual se prohibieron durante 19 años de 1867 a 1886 las corridas de toros en en la ciudad de México. Artículo 87: No se considerarán entre las diversiones públicas permitidas las corridas de toros, y por lo mismo, no se podrá dar licencia para ellas, ni por los ayuntamientos, ni por el gobernador en ningún lugar del mismo. En Legislación mexicana, vol 10, pp.152-153.

A 136 años de estos hechos, y después de una infatigable lucha de organizaciones, militancias antiespecistas y muchas personas más, el juez Jonathan Bass Herrera resolvió a favor hoy viernes 10 de junio del 2022 la suspensión definitiva de las corridas de toros en la Ciudad de México. Esta aplica hasta que se resuelva el juicio de amparo, el cual, de ser concedido, será un antecedente jurídico que lleve a la abolición en la entidad, pero esto no significa que ya está abolida la tauromaquia en la entidad. El tiempo de resolución del juicio de amparo es incierto, pueden pasar meses e incluso años, pero por el momento y hasta que se resuelva, no habrá corridas de toros en la Ciudad de México. Como lo dice la experta Rebeca Pérez Flores, falta mucho camino para lograr la abolición, sin embargo, lo ocurrido hoy es un gran logro que debe reconocerse y que nos debe impulsar a seguir trabajando juntxs y unidxs hasta conseguir que ningún otro toro o caballo sea utilizado para esta actividad violenta y retrógrada.

México vive actualmente una transformación profunda y la cuarta transformación, en muchos sentidos inspirada por el presidente Juárez, debe avanzar hacia el respeto de los derechos de los demás animales. Cierto es que no hay un solo país en el mundo en el que se respeten a cabalidad los derechos de los animales, pero la oportunidad que tenemos hoy de darnos cuenta de que la violencia hacia los animales es la fuente de toda violencia, podría abrir una luz en el oscuro túnel en el que camina la humanidad hacia un futuro incierto, en un presente desgarrado por la indiferencia y la negación.

No hay mucho más que decir excepto que celebramos la vida de todos esos toros y caballos que durante esta suspensión -que esperemos dure para siempre- podrán estar en paz. No falta mucho para que la humanidad entienda que como tratamos seremos tratados y que también el respeto al instinto ajeno es la paz.

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