Donovan Carrillo se despide de Pekín: un final con ritmo latino, mucho corazón y futuro
El patinador, el único latinoamericano en la prueba, cierra una de sus mejores actuaciones y termina en la vigesimosegunda posición de la final
Donovan Carrillo deslumbró a su manera. El patinador consentido de México ha vivido los mejores momentos, hasta el momento, de su ferviente carrera. En su primera experiencia olímpica se coló dentro de los 24 finalistas. Un hito total para su país. Además, se superó a sí mismo para romper su récord personal y pelear la medalla olímpica. Pese a su tensón, en el programa largo los nervios se entrometieron en su agilidad y le privaron de escalar más de la vigesimosegunda posición.
El sello latino lo puso ...
Donovan Carrillo deslumbró a su manera. El patinador consentido de México ha vivido los mejores momentos, hasta el momento, de su ferviente carrera. En su primera experiencia olímpica se coló dentro de los 24 finalistas. Un hito total para su país. Además, se superó a sí mismo para romper su récord personal y pelear la medalla olímpica. Pese a su tensón, en el programa largo los nervios se entrometieron en su agilidad y le privaron de escalar más de la vigesimosegunda posición.
El sello latino lo puso Donovan Carrillo, de 22 años. Llevó la música en español con Boaventura y Carlos Rivera con Perhaps, perhaps, perhaps (Quizá, quizá, quizá). No quiso caer en la norma no escrita de las canciones de música clásica, las notas del piano, que se han hecho tradición en las pruebas de patinaje. En su lugar, llevó una lista de canciones con más sazón de su región con María de Ricky Martin, e incluso Sway de Dean Martin. Tenía más réditos por ganar que de perder y por eso elevó el desafío con su rutina. El traje negro lleno de cristales se meneaba por la carpeta helada. En la competencia de alta tensión, Carrillo tuvo un par de errores y una caída que pudo parar todo en seco. El mexicano, con la sonrisa indeleble, siguió con su presentación. Los jueces castigaron los errores y le dieron una calificación de 138.44. Esto, sumado a su programa libre, le colocó con 218.13 puntos entre los mejores 22 de la final por encima del suizo Lukas Britschgi y del ucranio Ivan Schmuratko. La medalla de oro fue para el estadounidense Nathan Chen que brilló al ritmo principal de Rocket Man de Elton John. La plata fue para Yuma Kagiyama y el bronce para Shoma Uno, ambos japoneses. Yuzuru Hanyu, quien intentó comerse al mundo con un cuádruple axel, finalizó cuarto.
“[Fueron] buenos resultados, en ambos programas. Me sentí un poquito nervioso, pero es parte del patinaje. Lo más importante es que disfruté. Luchar por todo y no rendirme”, contó Carrillo a Claro Sports tras su actuación. La madurez precoz de Carrillo le ayudó para valorar su estreno en los Juegos: “Sé que no fue mi mejor participación, pero de ella sacamos cosas muy positivas. Hay mucho por aprender y mejorar. Esto me servirá muchísimo para construirme como deportista, para prepararme mejor para los siguientes Juegos Olímpicos en Milán 2026″, agregó el mexicano.
Donovan Carrillo salió a la pista a lo suyo, a disfrutar, a dejarse envolver por la música y el hielo en China. El patinador mexicano se venció a sí mismo en el programa libre al alcanzar la mejor participación de su aún naciente trayectoria en el patinaje. En la prueba de 29 danzantes sobre la pista, Carrillo se quedó con el lugar 19 y una puntuación de 79,69. Un mérito para un deportista en el lugar 77 del ranking mundial.
El hechizo Donovan Carrillo con su país empezó desde que tenía 16 años cuando navegó por las redes sociales una de sus rutinas en el Gran Prix Figure Skating. Era apenas su cuarta competencia internacional. Utilizó como canción Hasta que te conocí de Juan Gabriel como un guiño a su madre, Diana Suazo, fan del artista mexicano. A partir de entonces México supo que tenía una joya con los patines. Carrillo se metió a los Juegos Olímpicos en abril de 2021 tras finalizar en la vigésima posición en Estocolmo, Suecia. La gesta de Carrillo, sin embargo, deja semillas en un país que ha descubierto que se puede competir en la élite de las competencias invernales aún sin una pista de hielo.
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