México brinda por el recuerdo de Vicente Fernández: “Con él muere el último ídolo de la música”
La familia del fallecido cantante ha permitido que sus fanáticos se puedan despedir en su rancho, en el Estado de Jalisco
Para despedir a Vicente Fernández en la Arena VFG, los organizadores de su funeral han pedido a los amantes de su música algo que rompe con la mística: prohibido el tequila. La bebida que ha acompañado la trayectoria del último capataz del mariachi está negada en su tierra, Jalisco. Pero sus más devotos no pueden resistirse. Antonio Castorena, de 43 años, llegó al velorio del astro de la música ranchera a las 3.00 de la mañana del lunes para cantar algunas canciones y pudo conseguir una b...
Para despedir a Vicente Fernández en la Arena VFG, los organizadores de su funeral han pedido a los amantes de su música algo que rompe con la mística: prohibido el tequila. La bebida que ha acompañado la trayectoria del último capataz del mariachi está negada en su tierra, Jalisco. Pero sus más devotos no pueden resistirse. Antonio Castorena, de 43 años, llegó al velorio del astro de la música ranchera a las 3.00 de la mañana del lunes para cantar algunas canciones y pudo conseguir una botella Jimador para deleitarse con La ley del monte.
“Lo que más me gustaba era su voz, era recia, fuerte. Cuando él cantaba sonaba México. Se nos están yendo los ídolos de la música, ya no nos queda nadie. Con él muere el último ídolo”, dice Castorena, un profesional de la lucha libre ya retirado. Con él vienen su esposa Araceli Beas y sus hijos menores de edad. Hoy faltaron a clases porque, aseguran, hay que despedir al rey de la familia. “Unos chicos trajeron quién sabe cómo una botellita y estuvimos a tomando un shot. Nuestra idea era solo venir un rato e irnos, pero nos quedaremos hasta que nos corran”, agrega Beas.
Chente Fernández (Huentitán, 1940 - Guadalajara, 2021) falleció la mañana de este domingo. Desde hace cinco meses su estado de salud fue a menos debido a complicaciones respiratorias. La noticia de su muerte sacudió al mundo de la música. Poco a poco corrió la noticia de su muerte, los bares y restaurantes empezaron a poner sus mejores éxitos. El Gobierno mexicano ofreció a la familia un homenaje por lo alto en el Palacio de Bellas Artes, como también lo tuvo Juan Gabriel. Sin embargo, el héroe del pueblo debía despedirse en casa. Los familiares decidieron llevar el cuerpo de Fernández a casa, en Jalisco. Sus restos han sido velados desde la noche del domingo en el recinto de espectáculos, a unos metros del rancho familiar Los Tres Potrillos, en Tlajomulco de Zúñiga a unos kilómetros de Guadalajara. Allí será sepultado después de las ceremonias funerarias, según ha comunicado la familia del cantante.
El sepelio informó la familia, será privado. El lugar, a unos kilómetros del aeropuerto de Guadalajara, está en plena carretera, un tanto intrincado para llegar, pero los amantes de Fernández llegaban como fuera, incluso en tráilers. Uno de los momentos que destapó el llanto fue cuando su hijo, Alejandro Fernández, cantó Amor de los dos, una canción que entonaban juntos en los conciertos. Esta vez no estaba su padre, aunque sí su madre, María del Refugio Abarca, doña Cuquita. También se han despedido de él cantantes como Pepe Aguilar, Aída Cuevas y Edith Márquez.
“Me gusta Vicente Fernández porque soy de Jalisco, crecí con él y también me enamoré. Todos los sentimientos de la vida los viví con él. A nadie le queda el traje de charro como a él, no se olvidaba de su gente y tampoco perdió la humildad”, comenta Rafaela Fuentes, de 58 años, mientras se limpia las lágrimas. La conexión del rey del mariachi con los mexicanos está en su historia de superación: de trabajar en el campo con vacas a ser el máximo referente musical durante más de tres décadas. “Cantar es mi vida”, dijo Fernández en una entrevista. Su trayectoria se ha llenado de elogios desde Alejandro Sanz hasta Joe Biden, presidente de Estados Unidos.
“Cuando salía a luchar en las arenas escuchaba Traigo la sangre caliente, me prendía. Hoy si no se toma tequila, no hay Chente. Si Chente no tomaba, no era Chente”, explica Antonio Castorena, ahora trabajador en una empresa textil. “Hoy no es un día triste, como mexicanos preferimos la alegría para despedir a los muertos. Tenía un don a la hora de cantar”, cuenta la señora Imelda Rivera que pidió a su hijo llevarla para disfrutar un poco de la mística de los Fernández.
Otros más jóvenes ven a Fernández como un héroe. Francisco Estrada, de 18 años, entona las canciones del fallecido mariachi a todo pulmón. Para ello debe quitarse la mascarilla. “Canto por amor propio. Vicente me ha enseñado eso, a disfrutar de la música”, cuenta el menudo adolescente que viene desde Ocotlán, Jalisco. Renunció al bachillerato para incursionar en la música. El día en que murió el rey mariachi se enteró después de irle a cantar a la Virgen de Guadalupe en el pueblo de Rancho Escondido. “Quiero dedicarme seriamente a la música y hoy solo vengo a cantarle un poco en su funeral”, comenta antes de volver a entonar Volver, Volver.
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