De gastos a gustos: El Buen Fin comienza con gran ánimo de cazar ofertas en México
Un 90% de los mexicanos planea hacer una compra en los siete días de ofertas
Para ser un miércoles a mediodía, las tiendas del centro comercial Parque Delta lucen inusualmente llenas de compradores. Los pasillos donde se ofertan pantallas, celulares, computadoras y electrónicos son las que lucen más abarrotadas. A las once de la mañana, por lo menos unas siete personas hacen fila en el departamento de gadgets del almacén Liverpool. “Imagínese, para el sábado por la tarde, no se va a poder ni pasar”, reconoce uno de los dependientes detrás de su cubrebocas.
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Para ser un miércoles a mediodía, las tiendas del centro comercial Parque Delta lucen inusualmente llenas de compradores. Los pasillos donde se ofertan pantallas, celulares, computadoras y electrónicos son las que lucen más abarrotadas. A las once de la mañana, por lo menos unas siete personas hacen fila en el departamento de gadgets del almacén Liverpool. “Imagínese, para el sábado por la tarde, no se va a poder ni pasar”, reconoce uno de los dependientes detrás de su cubrebocas.
La décima edición de El Buen Fin ha arrancado en México con mucho éxito, sobre todo porque no inició en fin de semana, como indica su nombre sino a la mitad de la semana. Y se espera que el aluvión de ofertas sea mayor que el año pasado, cuando se registraron ventas por 238.900 millones de pesos, aun cuando la pandemia por el coronavirus en el país mantenía los establecimientos cerrados o con poco aforo.
Para Raúl Vélez, de 65 años, el primer día de ofertas era el momento ideal para salir de compras sin exponerse de más a un contagio. Acompañado de su hijo, adquirió una olla exprés y estaba a punto de darse un gusto personal al comprarse un reloj. “Yo sí planeé mis compras desde hace una semana”, señala. Para pagar, hará uso de su tarjeta de débito, ya que de ese modo dice que aprovechará mejor los descuentos. Vélez forma parte del 72% de compradores que hará uso de este medio de pago, de acuerdo con la agencia de investigación de mercados Kantar.
A diferencia de Vélez, Julio Hernández acudió el primer día de El Buen Fin a comprar una cafetera de cápsulas, para aprovechar la rebaja del 10% y un paquete de café. Pagó con tarjeta de crédito, como el 66% de los que harán una compra. “Mi hijo y yo nos quisimos dar este gustito ahora que empezó El Buen Fin”, detalla, mientras espera a que le empaquen su artículo, por el que pagó 4.698 pesos (unos 227 dólares).
Pero no todas las ofertas son gangas. En el concurrido pasillo de electrónica de esta plaza abundan las pantallas, uno de los objetos del deseo de los compradores en este aluvión de descuentos. “De este tamaño ya solo me quedan unas cuatro”, dice uno de los vendedores, quien al mismo tiempo ofrece tramitar la tarjeta de crédito de la tienda departamental para hacer aún más atractiva la promoción. “Se lo podemos llevar a su domicilio, pero la mayoría se lo prefiere llevar de aquí”, comenta.
Por una pantalla de 65 pulgadas se puede obtener un descuento de 35% si se hace el pago de contado o bien optar por un descuento menor, pero haciendo el pago a meses sin intereses, en un plazo que puede ir de los seis a los 18 meses. “Nada más paga 1.000 pesos al mes (unos cincuenta dólares)”, dice el vendedor que quiere acabar pronto con los cuatro modelos que le quedan de esa pantalla. Eso sí, si quiere la garantía extendida se tiene que desembolsar otros 3.000 pesos por cinco años de protección.
Menos concurrida, aunque muy lejos de estar vacía, la zona de ropa, zapatos y accesorios también deja ver algunas ofertas. Cynthia López lleva algunas prendas y un par de zapatos. “Vine el primer día porque luego se llena mucho”, dice a la salida de la tienda. “Ahora con el semáforo (epidemiológico) verde, seguro van a salir todos a comprar”, reconoce. Ha gastado unos 4.500 pesos en total, aunque no descarta que pueda después comprar otras cosas en línea, como el 70% de los mexicanos que piensa comprar vía electrónica en esta edición de El Buen Fin.
Conforme avanza la tarde, los pasillos de los almacenes y las tiendas lucen con más personas, algunas con grandes bolsos, otros con cajas con electrodomésticos o electrónicos. En los primeros albores de El Buen Fin, los cazadores de ofertas se dieron cita desde muy temprano con el cubrebocas bien puesto y con la cartera dispuesta a hacer el mejor gasto.
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