El año convulso de la selección mexicana

La suspensión de las eliminatorias en América del Norte debido a la pandemia ha orillado al Tri a salir de su zona de comodidad para engrasar el proyecto de Tata Martino

Hirving Lozano celebra su gol frente a Japón.Andreas Schaad (AP)

El 2020 tampoco fue el año del estirón para el fútbol de México. La súbita emergencia sanitaria provocada por la covid-19 trastocó los planes del deporte en el mundo. Para los mexicanos se frustró la fase final de la experimental Liga de Naciones de la Concacaf y también se suspendieron las eliminatorias mundialistas, dos competencias que representan una mayor exigencia que los partidos amistosos a los ...

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El 2020 tampoco fue el año del estirón para el fútbol de México. La súbita emergencia sanitaria provocada por la covid-19 trastocó los planes del deporte en el mundo. Para los mexicanos se frustró la fase final de la experimental Liga de Naciones de la Concacaf y también se suspendieron las eliminatorias mundialistas, dos competencias que representan una mayor exigencia que los partidos amistosos a los que se ha acostumbrado el Tri. Esos juegos, en los que no importa el rival, pero sí la ganancia en la tribuna, también se cancelaron. Desde la Federación Mexicana de Fútbol hicieron malabares para intentar amortiguar el negocio y el proyecto deportivo de Tata Martino.

El negocio del Tri, que hace caja entre toda la comunidad en Estados Unidos, sufrió un duro batacazo económico. El presidente de la Federación Mexicana de Fútbol, Yon de Luisa, estimó que los ingresos cayeron en un 50%. “Afortunadamente para nosotros nuestra medida es cuatrianual, entonces estamos esperando que en el 2021 y 2022 podamos resarcir parte de este año y el resto lo hemos combatido con ahorros”, dijo De Luisa en octubre. Para el 2020, esperaban jugar al menos tres partidos amistosos en distintas ciudades estadounidenses: Charlotte (Carolina del norte), Arlington (Texas) y Denver (Colorado). Y, claro, el pronóstico era abarrotar los estadios con toda la comunidad de mexicanos. La selección de México lleva 18 años jugando partidos en distintas partes de EE UU, en especial California. El promedio de asistencia por partido es de 50.000. Así que jugar sin aficionados en el norte era un despropósito.

En Europa y en Sudamérica reanudaron, en septiembre, los partidos oficiales como la Liga de las Naciones y las eliminatorias rumbo al Mundial, respectivamente. En la primera oportunidad de volver a jugar, la selección mexicana disputó un cómodo partido contra Guatemala a la cual vencieron 3-0. La selección mexicana como aparador publicitario encontró un respiro en las transmisiones por televisión que se llenaron de anuncios publicitarios. Las fechas FIFA abrieron la posibilidad para que el Tri buscara salirse de su zona de confort y los dirigidos por Martino consiguieron viajar en dos ocasiones, con mascarilla puesta, a Holanda y Austria.

En octubre, los pupilos del antiguo entrenador del Barcelona vencieron 0-1 a la Holanda de Van Dijk y Depay, en un resultado inesperado. Unos cuantos días después, el conjunto mexicano empató 2-2 frente a Argelia. Hace una semana, el conjunto mexicano venció 3-2 a Corea del Sur y este martes doblegó a Japón 2-0. Ambas giras le sirvieron al argentino para pulir un once de gala y saber en quién levantará la mano primero en el pelotón. En 2020, México prescindió de Javier Chicharito Hernández y Giovani Dos Santos, quienes han visto caer su rendimiento a mínimos. Pero se ha reencontrado con uno de sus jugadores más creativos: Jesús Tecatito Corona, el ala del Oporto, que le brindó la frescura al ataque mexicano y se ha complementado bien con otro pillo de la banda, Hirving Lozano. El Chucky, un fenómeno intermitente, se ha reconciliado con Genaro Gattuso en el Nápoles y le dio a México la gambeta que necesitaba. El Tri puede confiar en Raúl Jiménez como su delantero fijo y certero. El atacante del Wolverhampton ha mantenido en los últimos dos años un desempeño fulgurante (34 goles) que han llamado la atención de la Juventus y Manchester United.

Uno de los hallazgos de Martino ha sido Carlos Rodríguez, un elegante mediocampista que sabe mover los hilos del equipo. Su positivo por covid-19 le impidió mostrarse en los juegos contra Holanda y Argelia y también frustró la oportunidad de verle compartir cancha con otro motor, Héctor Herrera del Atlético de Madrid. El estratega argentino ha tenido tiempo para valorar a jugadores que no terminan por mostrar su potencial como Edson Álvarez, quien se sigue forjando en el Ajax; Diego Lainez, un ágil futbolista que no encuentra su lugar; Uriel Antuna y Sebstián Córdova, dos trenes por las bandas a los que les falta la brújula.

El Tri, invicto en 2020, mira al horizonte del siguiente año con ansias de llegar a los Juegos Olímpicos y con el deber de jugar otra Copa Oro. El equipo de Martino busca, de cualquier forma y ante las peculiares circunstancias, elevar su competencia para intentar dar el esperado salto de calidad.

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