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El presidente Boric enfrenta su última Cuenta Pública con una baja de popularidad

A nueve meses de dejar La Moneda, en marzo de 2026, no se esperan grandes anuncios en su mensaje ante el Congreso chileno, en un año que ya está marcado por su sucesión

El presidente chileno, Gabriel Boric, se dirigirá este domingo 1º de junio a la nación en su cuarta y última Cuenta Pública ante el Congreso, una tradición republicana que se celebra una vez al año en el país sudamericano. El discurso del mandatario de izquierdas tendrá un sentido especial: dentro de nueve meses, en marzo de 2026, termina su período de cuatro años, por lo que se esperan pocas sorpresas en su discurso: queda poco tiempo por delante. Todo indica, entonces, que se centrará en los logros conseguidos. Sobre todo en la reforma de pensiones, que consiguió sacar adelante con muchas concesiones a la oposición, pero que probablemente será el mayor legado de su Gobierno. Con una baja de popularidad en su último año de gestión –un fenómeno extraño, dado que en sus meses finales los presidentes chilenos acostumbran a recuperar respaldo–, Boric se dirigirá a una opinión pública que tiene su mirada puesta en las elecciones de noviembre, donde 15,5 millones de electores elegirán a su sucesor.

La pradera política chilena está tomada por las candidaturas presidenciales, tanto del oficialismo de centroizquierda y de izquierda, como de la oposición, de derecha y ultraderecha. Todos los aspirantes oficialistas han sido cercanos colaboradores del presidente Boric y, justamente, ello representa la mayor dificultad para sus respectivas candidaturas. Para llegar a La Moneda necesitan superar el 30% de apoyo que ha tenido esta Administración la mayor parte del tiempo –ahora ha bajado al 22%, de acuerdo a la encuesta del Centro de Estudios Públicos, CEP–, por lo que requieren tomar distancia, pero tampoco desapegarse del todo.

El 29 de junio próximo, justamente en cuatro semanas más, en las primarias del sector se medirá Carolina Tohá (socialdemócrata), que fue ministra del Interior de Boric; Jeannette Jara (del Partido Comunista), titular de Trabajo hasta comienzos de abril; y el diputado Gonzalo Winter (del Frente Amplio, el partido del presidente), amigo y aliado político del mandatario.

No será raro que el presidente, aunque en un discurso ante el Congreso pleno mantenga la imparcialidad, haga un guiño a la importancia de mantener la ruta marcada por su Gobierno. Y, probablemente, sacar al pizarrón a los candidatos de la derecha. En el discurso de hace un año, Boric anunció que su Administración sacaría adelante una ley de aborto legal -actualmente en Chile se realiza en solo tres supuestos-, en un proyecto recién presentado el pasado miércoles que contempla la interrupción libre del embarazo hasta las 14 semanas.

Los candidatos de la oposición no están por respaldar aquella iniciativa. La carta de la derecha tradicional, Evelyn Matthei, considerada liberal en muchos aspectos, ha cerrado la puerta a apoyar avances respecto del aborto, porque, según dijo, las prioridades de las chilenas son otras: el control de la delincuencia y la situación económica que dificulta llegar a fin de mes. Aunque la carrera presidencial sigue muy abierta, la economista de la UDI sigue llevando la delantera en los sondeos de opinión.

Matthei se niega a liberalizar el aborto, en parte, para marcar su flanco derecho, donde tiene dos competidores: José Antonio Kast, del Partido Republicano, y Johannes Kaiser, del Partido Libertario, que se niegan a avanzar en derechos reproductivos. Los tres candidatos de la oposición -Matthei, Kast y Kaiser- llegarán a la primera vuelta del 16 de noviembre, porque no alcanzaron un acuerdo para celebrar primarias y presentarse con una carta única de la oposición. Es, en parte, la dificultad de la derecha: deberá mantenerse activa en junio, un mes donde los candidatos oficialistas estarán desplegados, con campañas y debates.

Boric, que en lo personal vive días especiales -estará este 1º de junio en la víspera de convertirse en padre de una niña a la que llamarán Violeta-, en lo político no podrá obviar los casos de corrupción que han afectado en los últimos meses a la clase dirigente. El Caso Convenios y su arista de ProCultura han estallado directamente en el oficialismo, mientras que el Caso Licencias -25.000 funcionarios que viajaron al extranjero mientras estaban de baja médica-, han dado argumentos a la derecha que busca recortar el Estado, con mayor o menos nivel de intensidad. El presidente tampoco podrá dejar de referirse a los temas que en mayor medida preocupan a la ciudadanía, la delincuencia y el crecimiento económico, dos asuntos que no eran prioridad para su Administración hace tres años.

Como siempre, tanto el oficialismo como la oposición moverán sus respectivas piezas tras el discurso de Boric, echando agua para su molino, esta vez mirando la elección presidencial y parlamentaria, que se celebra de forma conjunta en casi seis meses.

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