Los 10 lugares favoritos de… Adriano Castillo, actor: “Todavía exploto el personaje del compadre Moncho”
EL PAÍS Chile inaugura una sección que se publicará los viernes, donde chilenos de distintos ámbitos escogen sus 10 sitios favoritos de su ciudad y cuentan por qué
1. Teletrak Cervantes. Aquí juego a las carreras de caballos, afición que tengo desde siempre porque mi padre tenía caballos fina sangre. Mi padre quedó huérfano a los 12 años y sus familiares, que vivían al lado del Hipódromo Chile, le enseñaron el oficio de la construcción. A los 16 años ya estaba trabajando. Era un hombre muy inteligente, leía mucho, y al poco tiempo era jefe de obra. Junto a un obrero español que llegó en el Winnipeg crearon una empresa constructora y se ganaron la concesión para terminar la estación de tren y el hospital regional de Concepción. Por eso yo nací en esa ciudad. Pesé seis kilos al nacer y en ese tiempo no eran comunes las cesáreas. Pobre mi madre. Y como mi padre y su socio ganaron mucha plata, mi padre llegó a tener unos 15 caballos. Quedó en la quiebra cuando un hermano mío se contagió de poliomielitis e invirtieron todo para salvarlo, pero murió. De todas formas, a mi nunca me faltó nada. (Matías Cousiño 148-102).
2. Museo Bellas Artes. Una institución donde hice de grandes amigos con connotados artistas plásticos como Félix Maruenda, el escultor Jorge Barba, el pintor Francisco de la Puente, entre otros. (José Miguel de la Barra 650).
3. Instituto Nacional. Me entregó una sólida formación académica. Yo era buen alumno, me debo haber eximido tres veces de todos los ramos. La mayoría de mis compañeros son médicos, yo fui el único huevón que entré a Química farmacéutica. Ese tipo de alumnos y profesionales se producían en la educación pública. En ese tiempo dábamos la prueba y entrábamos directo a la universidad. Tiene que volver la calidad porque hay chicos que son buenos. Y tiene que volver la selección. Eliminarla fue un error gravísimo. Se trató de ser más democrático, más abierto, pero no resultó. (Arturo Prat 33).
4. Teatro Camilo Henríquez. En este teatro estuve realizando uno de los mejores trabajos en el escenario que recuerdo junto a Sonia Viveros, Luis Alarcón y todo el excelente grupo de actores del Teatro de la Universidad Técnica del Estado. (Amunátegui 31).
5. Canal 13. Hice tantas cosas ahí, trabajé con muchísimos actores. En Sábado Gigante teníamos un sketch con Mandolino, un gran tipo. En el programa Éxito, con José Alfredo Fuentes, me llamaron para el elenco cómico. De repente aparece una mujer hermosísima de Argentina, Beatriz Alegret. Era una vedette de unos 26 años. Nos hacemos amigos y acabamos siendo pareja. Una muy buena persona. Estuve 30 años con ella y no tengo ninguna queja. Yo hice algunas tonterías que fueron enfriando la relación y finalmente terminamos. No debí haber hecho eso. Debí haber cuidado esa relación, pero no lo hice porque soy un pelotudo. (Inés Matte Urrejola 0848).
6. Cafetería Tavelli. El lugar donde me encuentro con amigos a veces, como Roberto Merino y Jorge Díaz, pero fundamentalmente me reúno a hacer negocios de las funciones que vendo con la compañía que tengo de Teatro Móvil. No tenemos oficina, ahí fijamos las condiciones. También me pongo de acuerdo sobre asuntos políticos. (Andrés de Fuenzalida 34).
7. Chilefilms. Ahí realicé uno de los trabajos que más satisfacciones me ha dado, Los Venegas. Queda por Colón con La Capitanía. Viajé 22 años a grabar allá. Me permitió hacer un personaje que todavía lo exploto, el compadre Moncho. Me contratan de festivales, aunque no a mí, el actor Adriano Castillo, sino que contratan al compadre Moncho, eso le gusta a la gente. Me pongo una chaqueta llamativa y hablo deschavetado. Este proyecto partió por el año 89’, cuando Patricio Campos, el creador, llegó a hablar con don José Daire, el dueño de Chilefilms, al que le gustó la idea, pero dijo que tenía que ser una familia de clase media. El primer contrato fue por tres meses. Al comienzo rechacé el papel porque estaba trabajando con Coco Legrand y nos iba bien. Pero al final de ese año se acabó la obra y me lo dieron. (Martín Alonso Pinzón 5935).
8. Vicuña Mackenna 20. En este lugar estaba ubicada la Facultad de Química y Farmacia, pero ahora están construyendo una torre. Yo salí del Instituto Nacional, donde nos tratábamos a patadas, y llegué a esa casa antigua, grande, estupenda, donde el 70% de las alumnas eran mujeres, lindas, encantadoras. El primer día me di cuenta de que los profesores eran de mi colegio y ellos me reconocieron. Fue el primer golpe que tuve de importancia. Luego, irresponsablemente, estaba haciendo la memoria y me fui a una gira con Lucho Córdoba, un actor muy conocido.
9. Café Haití. Lo conocí por el año 1953. Tenía unos 13 años y atravesaba la calle desde el Instituto Nacional y me metía a Ahumada. No iba por el café ni las chicas. Con mis amigos nos íbamos a jugar taca taca cerca. Desde aquel tiempo lo frecuento. Ahora último he vuelto más, desde que me separé de mi cuarta señora, hace unos dos años. Me reúno con amigos de diferentes actividades y tratamos de arreglar el mundo, pero no arreglamos ni una cuestión. (Paseo Ahumada 140).
10. Calle Huérfanos. Esta conocida vía pública me ha visto pasar por más de 70 años. Actué en el teatro Maru, en el año 66, ahí comencé. También hice varias cosas en la compañía de revistas Bim Bam Bum, donde traían vedettes, bailarinas y qué sé yo. Participé en el Drácula de Stoker, también en La Pérgola de las Flores. Un actor chileno que no lo haya hecho no es actor. Muchas cosas más sucedieron en esa calle que no puedo contar.
Adriano Castillo (83 años, Concepción) junto al actor Alberto Castillo, amigo y excompañero de trabajo en Los Venegas, tienen una compañía de teatro donde hacen comedias en todo Chile. Acaban de realizar una temporada de la obra Terapia de cambio en las comunas del sur de Santiago. El mito urbano dice que quien ve en la calle a Adriano, tendrá suerte.