Euforia adolescente a los 70 años: las fanáticas chilenas de Cecilia despiden a su ídola

“Crecimos con ella. Nos casamos con ella y nos divorciamos con ella”. Centenares de seguidoras de la artista acuden al Teatro Caupolicán de Santiago para homenajear a la icónica figura de la Nueva Ola, el movimiento musical más popular de los años 60

Mujeres reunidas en el velorio de Cecilia, en Santiago (Chile), el 25 de julio.Cristobal Venegas

Apretadas contra la reja del Teatro Caupolicán de Santiago, un grupo de fanáticas de la legendaria cantante chilena Cecilia esperan la tarde de este martes que abran las puertas. Unas llevan cintas en la cabeza con su nombre, otras su rostro estampado en camisetas y varias compran fotografías gigantes de su ídola. Bailan y cantan a todo pulmón su gran éxito Baño de mar a medianoche. La escena parece la clásica previa de un concierto, pero las rozas se venden más que el agua y los seguratas no ocultan su preocupación cuando finalmente permiten el acceso: “¡Recuerden que hay gente con bas...

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Apretadas contra la reja del Teatro Caupolicán de Santiago, un grupo de fanáticas de la legendaria cantante chilena Cecilia esperan la tarde de este martes que abran las puertas. Unas llevan cintas en la cabeza con su nombre, otras su rostro estampado en camisetas y varias compran fotografías gigantes de su ídola. Bailan y cantan a todo pulmón su gran éxito Baño de mar a medianoche. La escena parece la clásica previa de un concierto, pero las rozas se venden más que el agua y los seguratas no ocultan su preocupación cuando finalmente permiten el acceso: “¡Recuerden que hay gente con bastón!”, “¡Su salud es lo primero!”, gritan. Y es que no se trata de un recital de Cecilia, conocida en Chile como la incomparable, sino de su velorio, tras conocerse su muerte el 25 de julio a los 79 años.

Sus seguidores, principalmente señoras de su generación, llegaron hasta con muletas, silla de ruedas y lo que hizo falta para rendirle homenaje a su gran ídola de juventud. Unas compartían su edad con orgullo y otras como si estuviesen confesando un pecado. Pero, en esa extensa espera para ingresar al recinto, el espíritu de todas era el de unas adolescentes.

Una mujer llora ante el ataúd de la cantautora.Cristobal Venegas

Cientos de personas hicieron largas, pero alegres filas esta tarde para dejar una flor y un beso en el ataúd de la icónica y transgresora figura de la Nueva Ola, el movimiento musical juvenil más popular de la década de los sesenta en Chile. “Ella nos enseñó a usar esto”, dice apuntando a sus pantalones Gina Ríos, de 74 años, “y el pelo corto cuando ninguna mujer lo hacía”, añade. Cecilia rompió en la década de los sesenta los moldes de lo que se consideraba lo clásico femenino en esos tiempos. En reiteradas ocasiones tuvo que lidiar con las críticas de un sector, pero su público siempre se lo agradeció.

Margot Godoy, de 65 años, explica el sentir de muchas de las que aguardan rendir homenaje a su artista favorita: “Crecimos con Cecilia, pololeamos con Cecilia, nos casamos con Cecilia, nos divorciamos con Cecilia, y ahora buscamos un nuevo novio con Cecilia”. Lo dice entre risas, pero los testimonios lo confirman. La voz áspera y peculiar de la artista, que la llevó a ganarse el seudónimo de la Brenda Lee chilena, siempre ha estado en los tocadiscos y la radios de su generación. Hasta el día de hoy, donde varias de sus coetáneas la despiden junto a sus hijas o nietas. “Ella fue alguien incondicional, siempre humilde, cercana a la gente”, agrega otra seguidora que la había ido a ver en vivo al mismo teatro en el que se la despide.

El ataúd de Cecilia rodeado de visitantes en el centro del teatro Capuolicán.Cristobal Venegas

Entre la multitud fervorosa estaba Claudia Sánchez, de 50 años, quien desde hace una década vivía con su hijo, una amiga y Cecilia. “Somos la familia elegida”, apunta. Este lunes acudió dos veces a la clínica. Primero a visitar a Cecilia y después, avisada por el personal sanitario, a despedirse cuando ya estaba inconsciente. “Habló mucho ayer, más que de costumbre. Sabía que se iba a morir. Nos dijo que nos preparáramos para la fiesta que vendría cuando falleciera. Amaba mucho a su público y, como se puede ver hoy, su público la amaba mucho a ella”, afirma.

Sánchez describe que Cecilia se fue apagando como una vela en el último tiempo. “Su cuerpo estaba muy enfermo, pero su cabeza lúcida. Tenía mucha claridad de lo que iba a pasar”, sostiene. Sus mayores recuerdos, los más recurrentes, la llevaban a Tomé, su ciudad natal, ubicada 500 kilómetros al sur de Santiago, cuyo municipio ha declarado tres días de duelo. Ahí dio sus primeros pasos. De pequeña y como artista. Fue la cuna de su primera banda adolescente, Los de Tomé, que le permitió llegar a las radios chilenas. “El pasado noviembre pudimos ir a Tomé y las zonas aledañas. Fueron unas bonitas vacaciones”, comenta Sánchez, actriz de profesión.

Al mediodía el cuerpo de la artista fue trasladado al Teatro Caupolicán, uno de sus escenarios más queridos. Durante unas horas el ataúd de madera cerrado y tapado por la bandera chilena estuvo en el frontis del recinto. Con sus canciones sonando de fondo por los altavoces y en la calle, la fanaticada peregrinó con paciencia hasta donde estaban los restos de Cecilia. La fila debía avanzar rápido así es que apenas les daba tiempo de secarse las lágrimas para la foto. Cerca de las 16.00, la llevaron hasta el centro de la pista, donde se hacen los conciertos, permitiendo que la gente entrara al teatro y se despidiera sin prisa.

Una mujer lleva la fotografía de Cecilia en el velorio.Cristobal Venegas




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