Boric critica las elecciones locales en Nicaragua: “Un proceso electoral sin libertad no es democracia en ninguna parte del mundo”

El presidente chileno vuelve a cargar contra uno de los regímenes autoritarios de la región tras sus críticas contra Venezuela y Cuba de los últimos meses

Gabriel Boric, presidente chileno, da un discurso en el palacio presidencial de Cerro Castillo, en Viña del Mar (Chile) el 6 de noviembre.SOPA Images (Getty Images)

El presidente chileno, Gabriel Boric, que gobierna con el apoyo de coaliciones de izquierda y centroizquierda, ha vuelto a la carga contra los regímenes autoritarios de Latinoamérica. Esta vez, contra el liderado por Daniel Ortega en Nicaragua. A horas de arrancar su primera gira a La Araucanía, una zona que sufre un conflicto violento en el sur de Chile, manifestó su rechazo a las ...

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El presidente chileno, Gabriel Boric, que gobierna con el apoyo de coaliciones de izquierda y centroizquierda, ha vuelto a la carga contra los regímenes autoritarios de Latinoamérica. Esta vez, contra el liderado por Daniel Ortega en Nicaragua. A horas de arrancar su primera gira a La Araucanía, una zona que sufre un conflicto violento en el sur de Chile, manifestó su rechazo a las elecciones municipales nicaragüenses del pasado domingo: “De 153 alcaldías en disputa, Ortega ganó las 153. Un proceso electoral que se realiza sin libertad, justicia electoral confiable y opositores presos o proscritos, no es democracia en ninguna parte del mundo”, aseguró el mandatario a través de las redes sociales.

El presidente chileno gobierna con el Partido Comunista como uno de los partidos hegemónicos de su coalición. Tanto durante la campaña electoral como ya como presidente ha decidido tomar distancia de los gobiernos latinoamericanos no democráticos.

“Seguiremos empujando en los espacios multilaterales la necesidad de garantizar en Nicaragua el restablecimiento de las garantías y libertades democráticas propias de un Estado de derecho y fin a todo ataque en contra de personas opositoras”, aseguró Boric que, en ocho meses de Gobierno marcados por las complejidades internas, ha tenido especial éxito en el extranjero, como se demostró en septiembre al participar de la Asamblea General de Naciones Unidas. Fue en el marco de ese viaje, en un discurso en la Universidad de Columbia, en Nueva York, cuando aseguró: “Me enoja cuando eres de izquierda y no puedes hablar de Venezuela o Nicaragua”.

Ser de izquierda, dijo ante un público universitario, no debería impedirle emitir sus opiniones, pese a que en Chile muchos le dicen que “no se debe hablar mal de los amigos”. “Me enoja cuando eres de izquierda y puedes condenar las violaciones de derechos humanos en Yemen o en El Salvador, pero no puedes hablar de Venezuela o Nicaragua… O Chile. En Chile tuvimos serias violaciones a los derechos humanos en el estallido social [de 2019], no podemos tener un doble estándar”, aseguró Boric, que en el discurso ante la Asamblea General de la ONU acusó a Venezuela de provocar “una presión tremenda” sobre Chile, producto de los miles de venezolanos que entraron en el país huyendo de la crisis humanitaria.

“Pendejadas”, según Caracas

El discurso de Boric en septiembre enojó a Caracas. El diputado Diosdado Cabello, hombre fuerte del Gobierno de Nicolás Maduro, acusó al presidente chileno de hablar “pendejadas” ante los líderes del mundo reunidos en Nueva York. “Si creen que vamos a capitular porque un bobo como Boric salió a hablar pendejadas de Venezuela, están equivocados. Un gafo, saliendo a hablar mal de Venezuela, teniendo tantos problemas, una deuda histórica con las poblaciones mapuches, y él lo que hace es salir a perseguirlos”, aseguró en septiembre. Cabello se refería al grave problema de La Araucanía chilena, con un conflicto violento que estalló a fines de los años noventa por la lucha de las tierras ancestrales indígenas, pero que con los años ha ido escalando con muertes, atentados, robo de madera, presencia fallida del Estado, infiltración del narcotráfico, pobreza, entre otros fenómenos. Para el diputado venezolano, Boric habló mal de Venezuela “para quedar bien con los gringos”. “Bien ridículo queda”, dijo hace dos meses.

Boric ha sido el presidente latinoamericano de izquierdas que ha tomado mayor distancia de Caracas y Nicaragua, incluso durante la campaña electoral que lo llevó a La Moneda en marzo pasado. Es un tema espinoso, sobre todo por el protagonismo del Partido Comunista en su Gobierno. En septiembre, Boric recordó que la última vez que visitó Venezuela fue en 2010, cuando Hugo Chávez aún estaba en el Palacio de Miraflores. “Comencé a hacerme preguntas acerca de Venezuela cuando vi la represión a las protestas, la manipulación de algunas elecciones y pensé ‘esto no estaba bien. Nosotros tenemos que criticar esto’ y la gente de izquierda en Chile decía ‘no, no, no. No hablamos de nuestros amigos’. Creo que esto está completamente mal”, aseguró el mandatario chileno en Columbia. Pidió, entonces, evitar la doble moral. “Si queremos un futuro en que los partidos de izquierda tengamos solo un estándar moral, en el mundo y en Latinoamérica, especialmente por los derechos humanos, no podemos condenar lo que están haciendo algunos Estados o Estados Unidos, si no eres capaz de ver lo que tus aliados o quienes crees tus aliados están haciendo”, argumentó Boric.

Pero el mandatario chileno no siempre ha tenido la misma postura. En la campaña, sus adversarios le recordaron intervenciones de 2013, en sus primeros años como dirigente político, cuando todavía no esgtaba en la Cámara de Diputados, en las que expresaba cercanía con el régimen de Venezuela y sus líderes. Como presidente, sin embargo, ha intentado hacer de la lucha por los derechos humanos uno de los ejes centrales de su Administración. En esa línea nombró como ministra de Relaciones Exteriores a la socialista Antonia Urrejola, que durante cuatro años integró la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El organismo que Urrejola presidió en 2021 jugó un papel fundamental en crisis regionales, como la de Nicaragua, donde pidió medidas “urgentes” por parte del Estado para poner fin a la represión y recuperar las garantías propias de una democracia. Su llegada a la Cancillería de Boric, por lo tanto, fue una fuerte señal para la coalición original del presidente, donde existen diferentes miradas sobre países con problemas de democracia. Hace un año, en medio de la campaña presidencial, el Partido Comunista realizó una declaración en respaldo a la cuestionada reelección de Daniel Ortega.

Pese a que Cuba ha sido para la izquierda una línea roja —en algunos sectores resulta menos complejo criticar a Caracas y a Managua que a La Habana—, Boric aseguró en junio: “Hoy día hay presos en Cuba por pensar distinto, y eso para nosotros es inaceptable”. En el marco de la Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, sin embargo, reiteró que Estados Unidos se había equivocado respecto a las ausencias de Venezuela, Cuba y Nicaragua en el encuentro.

Boric, que según la encuesta semanal de Cadem cuenta con una popularidad del 25%, viajará el martes próximo a Tailandia para participar por primera vez en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC). Será su quinta gira fuera de Chile.

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