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Milei impulsa una reforma laboral y penal para estrenar la segunda mitad de su mandato

Apoyado en su ampliada fuerza parlamentaria, el presidente ultra relanza su Gobierno con propuestas de flexibilización del trabajo, mano dura frente al delito y un nuevo blanqueo de capitales

Hace apenas cuatro años asumían en el Congreso argentino, por primera vez, dos diputados de la ultraderechista La Libertad Avanza. Aislados, sentados en el perímetro externo del hemiciclo, podían parecer una rareza, la consumación de una excepción. No lo fueron. Aquel par de legisladores, Javier Milei y —su hoy enemiga interna— Victoria Villarruel, cumplirá este 10 de diciembre dos años como presidente y vicepresidenta de Argentina. A partir de ese mismo día, su partido contará con una bancada de 95 legisladores en la Cámara de Diputados.

Con la nueva conformación parlamentaria, y con el impulso del triunfo obtenido en las elecciones de medio término, el presidente ultra aspira a relanzar su Gobierno desde esta semana con la puesta en marcha de un paquete de proyectos que, hasta ahora, la oposición demoró o moderó: para empezar, una profunda reforma laboral, una modificación del código penal y un nuevo blanqueo en busca de los dólares que los argentinos atesoran bajo el colchón.

“Con este resultado, tengo que ir a buscar las reformas que me faltan”, anunció Milei, mientras todavía duraban los festejos libertarios tras los comicios de octubre pasado, cuando la ultraderecha se impuso con el 40% de los votos a nivel nacional. Desde entonces, las negociaciones y el encanto que suele embellecer al triunfador le permitieron al presidente sumar en su bloque a una decena de legisladores más de los que le otorgaron los sufragios.

El traspaso de diputados de otras fuerzas conservadoras o centristas llevó a La Libertad Avanza (LLA) a erigirse como la primera minoría en Diputados. Sobre un total de 257 bancas, superará por dos a las 93 de un peronismo dividido. En el Senado, la acelerada progresión fue similar: hace cuatro años, LLA no tenía nada y, desde ahora, tendrá 20 de las 72 bancas. Sin contar, en ambas Cámaras, a sus habituales aliados.

“Las cosas van a cambiar”, celebró la semana pasada Patricia Bullrich, ministra saliente de Seguridad y, desde este mes, líder ultra en la Cámara de Senadores. “Vamos a lograr sacar todas las leyes que mande el Ejecutivo”, confió, en declaraciones a medios locales.

El Gobierno de Milei se había inaugurado aplicando su plan de desregulación económica y desguace del Estado a través de decretos y una Ley Bases que contenía múltiples reformas. Pero durante el último año había perdido apoyos y la oposición en el Congreso había logrado aprobar normas para revertir los efectos de la motosierra en áreas sensibles, como salud, educación y atención a la discapacidad —leyes que el Ejecutivo luego desconoció—. En la Casa Rosada dan por seguro que, en el nuevo período parlamentario, las fuerzas opositoras perderán poder de fuego y el oficialismo conseguirá sancionar sus propios proyectos legislativos.

Con una imagen más moderada que hace dos años, atenuada la violencia de sus discursos y más proclive a negociar con “la casta política”, Milei dio el primer paso este viernes, cuando convocó a sesiones extraordinarias del Parlamento durante diciembre.

El primer punto del temario será la sanción de un presupuesto para 2026. Desde que asumió, el presidente ultra optó por no negociar con los gobernadores y los partidos opositores, por lo que administra sin ley presupuestaria, a fuerza de decretos para asignar y ajustar recursos. El año que viene será diferente. Tanto el FMI como el Gobierno de Donald Trump —los benefactores que rescataron a la gestión de Milei en abril y septiembre últimos— han exigido consensos internos y sostenibilidad institucional.

El temario que Milei pretende que debata el Congreso incluye también una serie de reformas cuya letra chica será presentada la próxima semana. Allí figura un proyecto que promete conflicto con los sindicatos: la flexibilización del régimen laboral; y otro que mantiene en alerta a las organizaciones ambientalistas: la modificación de la ley de protección de glaciares para beneficiar a la explotación minera. También se cuenta un proyecto de reforma del código penal, que el Gobierno publicita como una herramienta para aplicar mano dura contra el delito.

La lista de proyectos comprende, entre otras propuestas, uno que interesa especialmente al Ejecutivo: bajo la denominación de inocencia fiscal, impulsa un nuevo blanqueo de capitales, para intentar inyectar dólares del origen que sea a una economía estancada. Para una futura etapa de debates parlamentarios quedarán otros proyectos que ya elabora el Gobierno ultra: por caso, una reforma tributaria y una reforma educativa.

“Por cómo quedó conformado el nuevo Congreso, el Gobierno estará muy cerca del quórum propio y de aprobar leyes de mayoría simple. No será 100% autónomo, pero estará mucho más cerca de lo que cualquiera podía imaginar antes de las últimas elecciones”, observa el analista político Pablo Salinas. “Me cuesta pensar que en estos meses no logre aprobar sus proyectos. Por supuesto, las discusiones van a ser ley por ley”.

Para Salinas, la variable determinante será la duración del “envión triunfal” de Milei: a medida que pase el tiempo, la posibilidad de aprobar reformas será decreciente. “Hoy no se ve que la economía vaya a crecer y el espíritu ganador se va a ir diluyendo en contacto con la realidad”, dice. “A los gobernadores y sus legisladores ahora no les queda otra opción que aprobar las leyes del Gobierno porque tienen la promesa de recibir presupuesto. Pero en cuanto se demoren las partidas comprometidas, van a empezar a retacear los votos en el Congreso”.

Otra clave para los proyectos del Gobierno será la disciplina de su heterogéneo batallón de legisladores. “La Libertad Avanza está haciendo lo mismo que hizo el peronismo en su momento: se está construyendo como partido político desde el Estado”, explica el politólogo Facundo Cruz.

“Es un partido claramente personalista, donde Milei ejerce un liderazgo simbólico muy potente y delega el liderazgo operativo en su hermana, Karina Milei. En la elección de mitad de mandato crecieron mucho en cantidad de bancas en el Congreso y ahora el desafío es cohesionar todo eso”, advierte. “Son pocos los Gobiernos que, en sus primeros dos años de gestión, pierden legisladores propios. Y eso le pasó al de Milei. Si le costó gobernar menos de un tercio del Congreso, ahora que está cerca de construir una mayoría, habrá que ver si tiene capacidad para organizarlo. Es un interrogante”.

Los analistas consultados coinciden en que la suerte de las reformas que pretende Milei estará atada al humor social. “El Gobierno obtuvo un acompañamiento muy contundente en las urnas, pero eso ya lo cobró. El votante ahora quiere mejoras concretas”, señala Salinas. “El resultado de la elección no fue un cheque en blanco para Milei, fue un voto de confianza”, apunta Cruz. “Lo que está demandando la ciudadanía es una reactivación de la economía, que mejoren los niveles de consumo. El mensaje es que ya fue suficiente de recortes y ajuste”.

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