Diez años de impunidad por el asesinato de Nisman

Una década después de su muerte, la Justicia sigue sin determinar quién apretó el gatillo de la pistola con la que se puso fin a la vida del fiscal que investigaba el atentado contra la mutual judía AMIA

Alberto Nisman durante una entrevista en Buenos Aires, Argentina, en mayo de 2013.Natacha Pisarenko (AP)

Todos los días se cometen crímenes alrededor del mundo que jamás se resuelven. Pero hay algunos que entran en la categoría de “grandes” crímenes impunes. Son “grandes” porque, aunque pequeños en sí, conmueven a la sociedad –como el robo en la Argentina de las manos del difunto Juan Perón-, o porque afectan a numerosas víctimas –los atentados contra la embajada de Israel y la sede de la AMIA-, o por su relevancia institucional y sus derivaciones sistémicas. Y en esta última categoría sobresale, con clarid...

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Todos los días se cometen crímenes alrededor del mundo que jamás se resuelven. Pero hay algunos que entran en la categoría de “grandes” crímenes impunes. Son “grandes” porque, aunque pequeños en sí, conmueven a la sociedad –como el robo en la Argentina de las manos del difunto Juan Perón-, o porque afectan a numerosas víctimas –los atentados contra la embajada de Israel y la sede de la AMIA-, o por su relevancia institucional y sus derivaciones sistémicas. Y en esta última categoría sobresale, con claridad, el asesinato del fiscal Alberto Nisman. Se cumplen 10 años de impunidad y, por cómo se desarrolló la investigación inicial, es muy probable que pasen muchísimos años más sin resolverlo.

Recordemos: Nisman apareció muerto el 18 de enero de 2015, horas antes de comparecer ante el Congreso de la Nación para exponer su acusación contra la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y varios acólitos por el presunto pacto de impunidad que habrían sellado con Irán para evitar que los acusados por la voladura de la AMIA comparecieran ante la Justicia argentina, que reclamaba su extradición desde hacía años. Pero Nisman jamás llegó al Congreso: apareció muerto en el baño de su departamento de Puerto Madero, siendo como debió ser el hombre más cuidado y vigilado de la República Argentina durante esas horas decisivas.

Con esfuerzo y tras varias idas y vueltas, la Justicia logró reconstruir que pasó: sus custodios lo dejaron solo durante doce horas, lapso en el que dos asesinos entraron a su departamento, lo drogaron con ketamina, lo llevaron al baño y le pegaron un tiro en la cabeza, simulando un suicidio, con una pistola que había acercado un informático, Diego Lagormarsino, sospechado de trabajar para los servicios de inteligencia.

Pero si la Justicia ya dio por probado qué ocurrió, transcurridos diez años no sabemos quiénes fueron los autores materiales del asesinato, ni quiénes fueron los autores intelectuales, con miradas que apuntan al entorno de la entonces Presidenta y otros que sospechan de Antonio “Jaime” Stiuso y otros cuestionadísimos popes del espionaje local.

Mujeres sostienen velas durante la manifestación por el primer aniversario de la muerte de Alberto Nisman, en enero de 2016 en la capital argentina. Natacha Pisarenko (AP)

Para enlodar aún más la resolución del caso, lo que ocurrió dentro y alrededor del departamento de Nisman durante las horas que siguieron al hallazgo de su cuerpo encarnan el “Manual para Hacer Todo Mal”, ya fuera por desidia, impericia, negligencia y estupidez o por complicidad con los asesinos, al decir del fiscal que investiga lo ocurrido, Eduardo Taiano.

Aquí van 10 ejemplos, uno más patético que otro:

  1. Al menos 88 personas circularon por el departamento durante esas horas, incluido el entonces secretario de Seguridad del entonces Gobierno kirchnerista, Sergio Berni.
  2. Solo un puñado utilizó guantes, barbijos, trajes especiales y cobertura para pies y cabezas; el resto se movió y tocó a sus anchas; algunos llegaron a sentarse en la cama de Nisman.
  3. Los peritos recuperaron huellas dactilares de 35 personas dentro del departamento, pero ninguna era de Nisman, alimentando las sospechas de una limpieza posterior al crimen.
  4. Al menos un agente de la Secretaría de Inteligencia ingresó al edificio cuando trascendió que Nisman había aparecido muerto, hizo varias llamadas desde allí y se retiró tras un rato.
  5. Ninguna de las decenas de personas que circularon por el departamento detectó que había una tercera entrada –por la que pudieron entrar y salir los asesinos-; solo se descubrió tiempo después, en el transcurso de la investigación.
  6. El teléfono móvil de Nisman fue contaminado con un virus troyano, un malware destinado a espiar todos sus movimientos.
  7. Tanto el teléfono móvil como la computadora de Nisman fueron encendidos durante la mañana del domingo, cuando Nisman ya habría sido asesinado, y registraron movimientos peculiares y archivos faltantes.
  8. Ninguna de las 80 personas que deambuló por el departamento llevó un termómetro que pudiera registrar la temperatura del cuerpo de Nisman, ni del baño en que se encontró su cuerpo, lo que habría permitido fijar con exactitud la hora de su deceso.
  9. Los supuestos expertos manipularon el arma asesina de manera desaprensiva, como mínimo, al punto de quedar registrado en video que limpiaron algunas de sus partes con papel higiénico, además de apoyar en el bidet las balas y el cargador que uno de los peritos había tocado con un guante ensangrentado.
  10. El propio video policial de esas primeras horas posteriores registra interrupciones, cuando el protocolo indica que debe filmarse sin interrupciones, incluyendo un corte de 4 minutos cuando los expertos levantaron el arma por primera vez.
La policía lleva los restos del fiscal fuera de su casa en Buenos Aires, el lunes 19 de enero de 2015. Pablo Aharonian (AP)

Hoy, Cristina Kirchner y varios más deberán afrontar un juicio oral, acusados por el presunto encubrimiento de los responsables iraníes en la causa AMIA a través de la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán. Es decir, lo que había denunciado Nisman.

Lagomarsino y cuatro custodios enfilan, en tanto, hacia otro juicio oral como presuntos partícipes del asesinato de Nisman, pero faltarán en el banquillo de los acusados los autores materiales e intelectuales.

Y hoy, también, el fiscal Taiano y el juez federal Julián Ercolini continúan con la investigación que busca determinar si estamos ante un ejemplo grotesco de imbecilidad grupal en las horas que siguieron al asesinato de Nisman… O ante una conspiración para arruinar pruebas dentro de ese departamento y proteger a los asesinos.

Esa investigación puede insumir uno o más años más. Pero eso no tapa lo evidente: los asesinos llevan impunes una década. Y es probable, muy probable, que queden así.

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