Descubierto en Argentina un túnel de 150 metros por el que planeaban robar un banco
Un repartidor alerta a la policía de una varilla que asomaba por entre el adoquinado. Al excavar encuentran un pasadizo a más de tres metros de profundidad que comunicaba un depósito con la sucursal bancaria
Una varilla de construcción rozó una camioneta de reparto a las afueras de Buenos Aires y el conductor, extrañado, dio aviso a los guardias de seguridad del Banco Macro. La varilla de hierro sobresalía del suelo, a poca distancia de allí. Nadie en la entidad financiera había percibido algún movimiento inusual ni sospechaba que eran el supuesto objetivo de un grupo de ladrones. Pero el personal de seguridad avisó a la policía y el rastro de la varilla los guió hasta un túnel de unos 150 metros excavado desde un depósito hasta las inmediaciones del banco. El trabajo de ingeniería hecho a más de tres metros bajo tierra hace pensar a los investigadores que se trata de una banda profesional, que tenía como objetivo perpetrar un robo de película, similar al que registró una sucursal del banco Río hace dos décadas muy cerca del lugar.
“Se pudo desbaratar un intento de boquete para atentar, supuestamente, las cajas de seguridad del Banco Macro en pleno centro”, confirmó el alcalde de San Isidro, Ramón Lanús, en un mensaje publicado en las redes sociales de madrugada.
Las cajas de seguridad son un objetivo perfecto porque albergan a menudo grandes cantidades de dinero en negro, que sus dueños no pueden reclamar. En Argentina, además, los ahorros son en dólares y no en pesos, porque los argentinos recurren a la divisa estadounidense para protegerse de la inflación y de la rápida devaluación de la moneda nacional. En 1996, los ladrones desvalijaron 147 cajas de seguridad y se fugaron con una fortuna —en billetes, joyas y relojes— estimada de 19 millones de dólares. Aquel robo tuvo lugar en Acassuso, y este se planeaba en San Isidro, una ciudad vecina de la rica periferia norte de Buenos Aires.
“El túnel es algo nunca visto. Es una verdadera obra de ingeniería, todo perfectamente calculado”, declaró a La Nación un detective que recorrió la zona durante los primeros minutos de hoy. El paso subterráneo fue excavado a unos 3,6 metros de profundidad y comienza en un depósito que había funcionado antes como taller mecánico. La policía encontró bolsones llenos de la tierra que sacaron del camino que iban abriéndose hacia el banco, según la hipótesis manejada por los investigadores. La policía busca al dueño del lugar y ha solicitado la colaboración de los vecinos, mientras supervisa las cámaras de seguridad de la zona para identificar a las personas que durante meses entraron y salieron del depósito sin llamar la atención.
El robo del siglo
El hallazgo ha devuelto a la memoria el asalto al banco Río del 13 de enero de 1996, en el que los ladrones escaparon en lanchas neumáticas a través de un boquete que desembocaba en la red de desagüe pluvial mientras la policía tenía rodeado el edificio y negociaba la liberación de rehenes. Los protagonistas del conocido como El robo del siglo, que fue llevado a la gran pantalla cuatro años atrás, simularon un golpe exprés para distraer la atención de la policía y poder huir por el lugar que habían excavado durante meses. Cuando los agentes entraron, en la bóveda del banco había armas de juguete y un mensaje: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es solo plata y no amores”.
El botín completo nunca se encontró. La banda, en cambio, comenzó a caer un mes después gracias a la colaboración de una mujer despechada. La esposa de Rubén Alberto de la Torre lo delató ante la policía porque el ladrón planeaba huir con su amante. Los interceptaron en la periferia sur de Buenos Aires 15.000 dólares encima. El cerebro de la operación, Fernando Araujo, fue el último en caer, el 10 de abril.
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