Cristina Kirchner exhibe en la plaza de Mayo su poder dentro del peronismo
La conmemoración del 20 aniversario la asunción de Néstor Kirchner como presidente de Argentina confirma la centralidad de la vicepresidenta en el armado electoral del partido
Cristina Kirchner es la dirigente más poderosa del peronismo. Lo dejó claro este jueves ante decenas de miles de personas en la Plaza de Mayo, donde fue la única oradora en el acto por el 20 aniversario de la llegada al poder su marido, el fallecido Néstor Kirchner. Durante una hora, habló mucho del pasado y poco y nada del presente. No importó demasiado, al menos en términos políticos. Kirchner subió al escenario para exhibir su poder de convocatoria dentro de la alianza de Gobierno, ...
Cristina Kirchner es la dirigente más poderosa del peronismo. Lo dejó claro este jueves ante decenas de miles de personas en la Plaza de Mayo, donde fue la única oradora en el acto por el 20 aniversario de la llegada al poder su marido, el fallecido Néstor Kirchner. Durante una hora, habló mucho del pasado y poco y nada del presente. No importó demasiado, al menos en términos políticos. Kirchner subió al escenario para exhibir su poder de convocatoria dentro de la alianza de Gobierno, el Frente de Todos, y aclarar que será ella quien armará la estrategia electoral para las generales de octubre. El presidente, Alberto Fernández, ni siquiera estuvo invitado al acto. Mientras su vicepresidenta hablaba sobre un enorme escenario frente a la Casa Rosada, él viajaba a la costa atlántica para aprovechar el puente festivo del 25 de mayo, día patrio.
El partido que gobierna en Argentina no tiene candidato para las elecciones de octubre y la muchedumbre esperaba este jueves al menos una pista. Kirchner no la dio. Hubo que conformarse con ver las caras que poblaban el escenario. Detrás suyo, muy cerca, estaba el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, su hombre en el Gabinete de Fernández. Y también el ministro de Economía, Sergio Massa, el hombre elegido por la vicepresidenta como última tabla ante la crisis. No le ha ido bien a Massa, que poco pudo hacer hasta ahora para evitar que la inflación se mantenga por encima del 100% anual o se sequen las reservas internacionales del Banco Central. Pero Kirchner y el peronismo no tienen demasiadas opciones.
“Qué mejor lugar que volver a encontrarnos en la Plaza de Mayo, la plaza de la Patria. Hace exactamente 20 años llegábamos con él [con Néstor Kirchner] acá, a esta misma plaza”, dijo la vicepresidenta en el arranque de su discurso. Luego hilvanó sin leer ideas ya conocidas: defendió su gestión como presidenta, criticó al expresidente Mauricio Macri, a los medios de prensa, al Fondo Monetario Internacional y trató de “mamarracho indigno” a la Corte Suprema. Luego llamó a armar un proyecto que vuelva a “enamorar” al electorado progresista y criticó a quienes piden el fin del peronismo. “Por qué exterminar al peronismo, si con ganarle alcanza”, dijo ante la multitud.
La tarde estaba dispuesta para la épica kirchnerista. Había llovido todo el día en Buenos Aires y, a pesar de que Cristina Kirchner debía hablar sobre las cuatro de la tarde, la gente llenó la Plaza de Mayo desde temprano. Había una gran expectativa. “Vayan a la plaza a ver qué digo”, había anunciado la vicepresidenta unos días atrás en su primera entrevista televisiva en seis años y miles de militantes la colmaron a la espera de que tomase alguna decisión electoral a un mes del cierre de las listas para las primarias de agosto.
“Tiene que ser ella”, pidió Elvira, 64 años, que había llegado junto a su amiga Susana desde Luján, dos horas en autobús desde la provincia de Buenos Aires. “Nos llamó y acá estamos. No la dejamos, ella no va a dejar al pueblo colgado”. Cuando unos minutos después de las tres de la tarde una voz en la amplificación de la plaza anunció que Kirchner estaba por subir al escenario, las filas de gente buscaban refugio contra los edificios de la avenida Diagonal Norte, bajo los andamios del edificio del Cabildo y las carpas que cubrían algunas de las parrillas desperdigadas, empezaron a cantar: “¡Presidenta!, ¡Cristina presidenta!”. En el escenario se aplaudió la consigna mientras la vicepresidenta tomaba la palabra.
¡Dale, decilo!, se animó a gritar un joven cuando la vicepresidenta llevaba unos 20 minutos hablando sobre los logros de su primer Gobierno y los militantes la miraban en silencio en las pantallas alrededor de la plaza. Su grito rompió el letargo y arengó otra vez el pedido de que Kirchner se postule a la presidencia. No lo hizo. Tampoco señaló a otro a pesar de que los tres favoritos del peronismo la rodearon en el escenario mientras hablaba. “Si no va a ser ella, igual necesitamos que elija. Tenemos que empezar a militar a nuestro candidato”, dijo Néstor Flores, 24 años, que había viajado desde La Matanza, feudo electoral del kirchnerismo en la periferia bonaerense. La vicepresidenta se despidió cuando empezaron a sonar los primeros truenos de la tormenta y la plaza se desconcentró en silencio. Los que fueron a escuchar el nombre de un elegido tendrán que esperar.
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