Una ‘performance’ erótica en un palacio patrimonial le cuesta el cargo a la jefa de museos de Buenos Aires
Una escena de una ópera moderna en un museo causa la indignación de cientos de personas en redes sociales
La gerenta de museos de Buenos Aires ha renunciado este jueves tras una avalancha de críticas que comenzaron en las redes sociales y terminaron dentro del Gobierno de la ciudad. El sábado por la tarde, un acto en un centenario palacio de la capital argentina causó la indignación de cientos de usuarios de redes sociales por el contenido sexual de un fragmento de la ópera que acompañaban bailarines en ropa interior. Tras casi una semana de críticas, el Ministerio de Cultura de Buenos Aires anunció que Victoria ...
La gerenta de museos de Buenos Aires ha renunciado este jueves tras una avalancha de críticas que comenzaron en las redes sociales y terminaron dentro del Gobierno de la ciudad. El sábado por la tarde, un acto en un centenario palacio de la capital argentina causó la indignación de cientos de usuarios de redes sociales por el contenido sexual de un fragmento de la ópera que acompañaban bailarines en ropa interior. Tras casi una semana de críticas, el Ministerio de Cultura de Buenos Aires anunció que Victoria Otero, que tenía a su cargo la programación de eventos en los museos de la ciudad, ha dejado su puesto, y que el Gobierno no avala ni promueve “esta clase de espectáculos”. “De haber tenido el menor indicio, no hubiera sido programada esta ‘performance’ en un espacio abierto al público, ni en ese horario vespertino”, dice su comunicado.
Ópera Periférica, un grupo que en su último proyecto mezcla la música clásica con el punk y la puesta en escena drag, saltó del nicho a todos los periódicos del país tras el suceso. Becados por el Fondo Nacional de las Artes y con un reconocimiento de Interés Social por la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires, el grupo fundado en 2014 había sido reconocido años antes por llevar la ópera de Mozart o Pergolesi a estaciones del subterráneo, parques de patinaje o las barriadas marginales de la ciudad. “Barroco Furioso”, el proyecto que había avalado el Ministerio de Cultura de la ciudad este año, tenía un perfil más político.
En el minuto que se hizo viral en las redes sociales, dos bailarines en ropa interior se sacuden en los jardines del museo Fernández Blanco, una casona centenaria del centro de la ciudad, mientras otro artista canta: “¿Qué importa la pobreza cuando tenés la pija bien dura? ¿Qué importa la pobreza cuando tenés la cola hambrienta? ¡Qué importa! Cuando salís enloquecida a buscar por las calles, por los rincones, ese poco de amor furioso que te aturde y te hace olvidar un rato de la pobreza”.
“Pensamos que otras voces y otros cuerpos que son invisibilizados puedan pensar y hacer opera; no nos interesa pensar una ópera endogámica, sino en una ópera que pueda tener incidencia en el orden simbólico contemporáneo”, aseguró Pablo Foldadori, director del grupo, a la agencia Télam.
La crítica a la precariedad y a la hipersexualización parecía tener compenetrada al par de decenas de personas que lo miraban, pero indignó a los usuarios de Twitter. “Repudiamos lo sucedido en el Museo Fernández Blanco. Creemos que el contenido explícito no es apto ni apropiado, ni promueve la cultura para todo el público”, terminó escribiendo en sus redes Cynthia Hotton, consejera en asuntos sociales del Gobierno de la ciudad y una de las asesoras más conservadoras del Gobierno de la capital. Casi 10 horas después de ese primer mensaje, Hotton informó también de la renuncia de su compañera de trabajo: “En respuesta al reclamo generalizado, renunció hoy Victoria Otero, gerente de Museos de la Ciudad y responsable de esta programación que tanto nos indignó a todos”.
En su comunicado, el Ministerio de Cultura defendió que había coordinado la autorización del espectáculo “en múltiples instancias de conversación” con el grupo, pero que “no existió referencia alguna de que la obra debiera tener restricción de edad y que habría utilización de lenguaje explícito”. La renuncia de la encargada de la programación de los eventos en los museos ha abierto la puerta a la revisión de uno de los proyectos más ricos que tiene Buenos Aires. La ciudad programa cientos de eventos culturales gratuitos todas las semanas, sea en palacios elegantes como el Fernández Blanco o centros comunitarios de barrio. Muchos de ellos divergen del giro conservador que está dando el alcalde, Horacio Rodríguez Larreta, que hace unas semanas lanzó su candidatura presidencial. A partir de hoy, han anunciado las autoridades, todos estos eventos se revisarán bajo un escrutinio más severo.
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