El Gobierno argentino recomprará 1.000 millones de dólares de deuda externa
La medida busca contener la depreciación del peso en los mercados financieros y mejorar la imagen económica
En Argentina, la brecha entre la cotización del dólar en el mercado de cambios oficial —muy controlado y restringido— y en el paralelo ha crecido en las últimas semanas hasta alcanzar el 100%. El billete de máxima denominación, de mil pesos, se cambia por 5,2 dólares en el primero y por 2,6 en el segundo. En medio de esta fuerte depreciación de la moneda en el mercado informal, leída como una señal de peligro por una población acostumbrada a las crisis...
En Argentina, la brecha entre la cotización del dólar en el mercado de cambios oficial —muy controlado y restringido— y en el paralelo ha crecido en las últimas semanas hasta alcanzar el 100%. El billete de máxima denominación, de mil pesos, se cambia por 5,2 dólares en el primero y por 2,6 en el segundo. En medio de esta fuerte depreciación de la moneda en el mercado informal, leída como una señal de peligro por una población acostumbrada a las crisis, el Gobierno ha anunciado por sorpresa una recompra de 1.000 millones de deuda externa. El objetivo de la medida es estabilizar el mercado cambiario y mejorar la imagen económica del país en este 2023, cuando los argentinos están convocados a elegir en las urnas al próximo presidente.
El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció este miércoles en un mensaje grabado que se decidió “autorizar o encomendar al Banco Central de Argentina (BCRA) que en nombre del Tesoro lleve adelante ese proceso de recompra a los efectos de seguir mejorando el perfil de deuda externa de Argentina, para seguir bajando el riesgo país”.
La medida se concretará en los bonos globales con vencimiento en 2029 (GD29) y 2030 (GD30). Son dos instrumentos emitidos en septiembre de 2020 tras la reestructuración de la deuda con acreedores privados. Son relevantes en el mercado porque son los más utilizados para las transacciones bursátiles que permiten a las empresas hacerse con dólares a través de lo que se conoce como dólar MEP o ‘contado con liquidación’ (CCL). El Gobierno busca contener ambas cotizaciones y a partir de ese freno, poner techo también a la depreciación del peso en el mercado informal.
Los 1.000 millones de dólares son un pequeño porcentaje de los 135.000 millones de deuda argentina en manos del sector privado, pero supone una señal que fue bien recibida por los inversores.
Los bonos soberanos argentinos en dólares saltaron hasta un 11% en Nueva York y el riesgo país de Argentina descendió a su nivel más bajo desde mayo del año pasado al rozar los 1.800 puntos. Aún así, este índice se mantiene muy por encima del de otras economías latinoamericanas, como los 259 de Brasil o los 165 de Perú.
En términos técnicos, el riesgo país es la diferencia en el interés que debe pagar un país por su deuda —la sobretasa— en comparación con el interés que pagan los bonos de la Reserva Federal de Estados Unidos. Cuanto más alto es, mayor es el peligro que perciben los inversores para prestar dinero a un estado. Los antecedentes de Argentina —con nueve defaults en sus espaldas, entre ellos el de 2001, el mayor de la historia— explican la desconfianza. De mejorar su imagen y lograr bajar este índice, tendría más fácil reincorporarse al mercado de capitales.
El gobierno de Mauricio Macri recibió en 2018 el crédito más grande concedido por el Fondo Monetario Internacional —57.000 millones de dólares—, pero poco después se hizo evidente de que no se podría devolver en el plazo acordado. Su sucesor en la Presidencia argentina, Alberto Fernández, pactó in extremis una reestructuración de deuda con el FMI en marzo de 2022, pero los desembolsos del organismo internacional están condicionados a que Argentina ordene sus cuentas, aumente sus reservas y reduzca el déficit fiscal.
La mayoría de economistas anticiparon que la decisión de Massa aliviará la tensión cambiaria de las últimas semanas, pero advirtieron que el Gobierno no ha explicado cómo financiará la operación. En 2022, las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina aumentaron 5.006 millones de dólares, hasta los 44.588 millones de dólares. Sin embargo, el panorama parece más complicado este 2023 debido a la sequía que afecta a los cultivos del país y por la que se prevé una caída de al menos 10.000 millones de dólares en la liquidación de divisas procedentes de la agricultura, según las previsiones de la Bolsa de Comercio de Rosario.
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