Empleo en crisis, las cicatrices en el Brasil pospandemia
El desempleo, el aumento de la desigualdad y los salarios bajos pueden durar hasta nueve años entre los trabajadores con menor educación en el país
Silvan Nunes llevaba trabajando cinco años en Brasilia cuando fue despedido. Graduado en Derecho, fue uno de los 7,8 millones de brasileños que vieron desaparecer sus puestos de trabajo en medio de la pandemia. “Trabajaba desde casa, pero querían que regresara a la oficina. No podía hacerlo porque vivo con personas que son vulnerables a la Covid”, dice Silvan, que desde entonces trabaja como artista, vendiendo sus propias pinturas.
Historias como la de Silvan ejemplifican las conclusiones del reciente informe del Banco Mundial El empleo en crisis: ...
Silvan Nunes llevaba trabajando cinco años en Brasilia cuando fue despedido. Graduado en Derecho, fue uno de los 7,8 millones de brasileños que vieron desaparecer sus puestos de trabajo en medio de la pandemia. “Trabajaba desde casa, pero querían que regresara a la oficina. No podía hacerlo porque vivo con personas que son vulnerables a la Covid”, dice Silvan, que desde entonces trabaja como artista, vendiendo sus propias pinturas.
Historias como la de Silvan ejemplifican las conclusiones del reciente informe del Banco Mundial El empleo en crisis: Un camino hacia mejores puestos de trabajo en la América Latina pos-COVID-19. Recabando décadas de experiencia con datos sobre crisis económicas anteriores, el estudio plantea soluciones para que los gobiernos pongan en marcha políticas públicas que les permitan responder apropiadamente a esta nueva crisis.
La conclusión es que el desempleo, el aumento de la desigualdad y los salarios bajos, las llamadas “cicatrices” del sector laboral brasileño, pueden durar hasta nueve años entre los trabajadores con menor educación. El informe también concluye que las secuelas de las crisis son mucho menos duraderas entre las personas con mayor educación.
Lo que estaba mal empeoró. Con la pandemia de Covid-19, las vacantes laborales formales se han vuelto cada vez más escasas y menos estables en América Latina y el Caribe. Los números de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) son reveladores: 26 millones de personas perdieron su puesto de trabajo en la región por culpa de la pandemia.
Desempleo en Brasil
Thuany Belizário vive junto a su esposo y su hijo de tres años en una vivienda alquilada de Sao Paulo. Durante años su familia ahorró para comprar un departamento, cuando lograron realizar el pago inicial, la joven de 25 años perdió su trabajo luego de que la empresa en la que trabajó durante dos años comenzara a despedir personal como resultado de la pandemia. Ella luego logró emplearse en una estación de servicio, pero una vez más fue despedida a causa de la pandemia.
Con el mismo derecho que tienen la mayoría de los ciudadanos brasileños que son despedidos sin causa justa, Thuany solicitó y recibió el seguro de desempleo. No obstante, el proceso no fue fácil. “Hubo muchas dificultades para poder acceder. Una vez que me aprobaron, el pago tomó mucho tiempo, generándonos problemas financieros. Ahora vivo igual que cualquier otra persona con problemas financieros en Brasil: teniendo que elegir qué facturas pagar y cuáles no. Y así la vida continúa”, dice Thuany.
Ahora Thuany forma parte de los dos tercios de la fuerza laboral brasileña que no están empleados de manera formal. Para complementar su ingreso, la joven se convirtió en “todóloga”, una persona que hace de todo: manicura, diseñadora de cejas y vendedora de lencería. “Fue difícil crear una red de clientes. En general es algo que se hace boca a boca, pero como mi hijo no asiste a la escuela por la pandemia, es casi imposible ir tocando el timbre casa por casa con una maleta repleta de lencería, un chico de tres años y una bolsa llena de herramientas”, describe.
Joana Silva, economista superior del Banco Mundial y coautora del informe, indicó en un webinar llevado a cabo el 20 de julio para presentar el informe en Brasil que las mujeres enfrentan obstáculos muy particulares a la hora de buscar empleo formal. De todas formas, dice Silva, “ya sean hombres o mujeres, la crisis se ensaña con los más vulnerables y los menos calificados”.
Este es el caso de Regileide Carvalho. Conocida como Régia por amigos y clientes, trabajó como terapeuta masajista por más de diez años en el mismo edificio. Cuando el Gobierno local declaró una situación de emergencia sanitaria y clausuró el edificio, Régia se sintió perdida, sin un lugar adonde ir los días de semana y —más importante aún— sin un sueldo regular a fin de mes. Se convirtió en empresaria y alquiló una oficina pequeña. Pero no funcionó porque no logró conseguir suficientes clientes.
Medidas contra el desempleo
Brasil es uno de los países más desiguales de América Latina, de acuerdo al Banco Mundial. De todas maneras, no todo está perdido. Como se menciona en el informe, cuando sí hay ofertas de trabajo, incluso si no son formales, la economía y el bienestar social en general se recuperan mejor y más rápido.
La enseñanza es clara: para las generaciones actuales y futuras, las medidas adoptadas por el Gobierno en este momento no solo impactan en los próximos dos años, sino en los próximos diez. “Es una responsabilidad muy grande”, reflexiona Silva.
Matteo Morgandi, economista sénior del Banco Mundial, reconoce que se podría dar un mayor apoyo a los desempleados, sin incrementar el costo fiscal, si tanto el programa de seguro de desempleo como el programa previsional FGTS fuesen rediseñados en línea con las mejores prácticas internacionales y el ahorro logrado utilizado para invertir en políticas laborales activas.
“Asegurar no solo ayuda financiera, sino también apoyo para buscar trabajo y desarrollo de capacidades, es crucial para proteger a los trabajadores vulnerables de los shocks futuros; mejoraría las posibilidades de que los desempleados encontraran rápidamente su próximo trabajo”, concluye Morgandi.