Un atentado con granada contra la jefa de los fiscales asoma a Uruguay a la violencia del narcotráfico
El ataque, sin víctimas, no tiene precedentes desde el regreso a la democracia en el país sudamericano
“Somos un país que tiene que defenderse de un enemigo que es muy poderoso”, decía este lunes el presidente uruguayo, Yamandú Orsi, refiriéndose al crimen organizado y el narcotráfico, que esta semana trepó varios peldaños en su escalada de violencia en Uruguay. En un hecho sin precedentes desde el retorno de la democracia, dos personas atentaron este domingo contra la vivienda de la máxima autoridad del Ministerio Público, Mónica Ferrero, fiscal que cuenta con una profusa trayectoria en la persecución del tráfico de drogas. “Es un antes y un después”, fue una de las frases más reiteradas en las últimas horas por buena parte de la dirigencia política.
Sobre las cinco de la madrugada del domingo, los autores materiales del ataque lograron burlar la custodia policial de 24 horas que tiene la casa de Ferrero en el barrio Jacinto Vera, típica zona de clase media trabajadora de Montevideo. Treparon por los techos aledaños hasta llegar al patio trasero, desde donde lanzaron disparos hacia la vivienda e hicieron detonar una granada, de acuerdo con la reconstrucción hecha por el periódico El Observador basándose en fuentes de la investigación. Ferrero y su familia resultaron ilesos.
Hasta el momento la policía ha logrado detener a dos personas, un hombre y una mujer, que habrían participado en el hecho, según informó el ministro del Interior, Carlos Negro, el mismo domingo por la tarde. “No son los únicos ni serán los últimos en caer”, advirtió. En esa conferencia, Negro recordó que Ferrero “conoce bien” este tipo de acciones debido a su desempeño como fiscal de Estupefacientes, cargo que ejerció —con reiteradas amenazas de los narcos— hasta 2024, cuando pasó a ocupar interinamente la jefatura del Ministerio Público como Fiscal de Corte y Procuradora General de la Nación.
En el caso de este atentado, la principal hipótesis apunta a una posible venganza por la incautación de 2.200 kilos de cocaína ocurrida en agosto pasado en Punta Espinillo, en la zona rural de Montevideo, que en Europa —su eventual destino— estarían valuadas en 50 millones de dólares, según explicaron las autoridades. Fue una de las más importantes confiscaciones de drogas hechas en Uruguay y pertenecería a la banda liderada por el narcotraficante local Luis Fernández Albín, que opera en coordinación con el narco uruguayo más buscado, Sebastián Marset, prófugo de la Justicia desde que pudo obtener un pasaporte uruguayo estando encarcelado en Dubai en 2021.
Tras el ataque, el sistema político uruguayo aparcó sus discrepancias y cerró filas en defensa de las instituciones democráticas. “Sigamos teniendo confianza en nuestra institucionalidad, porque el país entero jamás bajará los brazos ante el crimen organizado y el narcotráfico”, escribió Orsi, presidente de centroizquierda que asumió en marzo pasado. La gravedad del hecho arrancó del silencio que mantiene en cuestiones de política doméstica el exmandatario de centroderecha, Luis Lacalle Pou. “En este tema no puede haber diferencias, ni dos opiniones. Del lado de la institucionalidad, del lado del orden, del lado de la protección”, señaló en X, tras explicar que se había comunicado con Orsi.
Al mediodía de este lunes, el presidente se reunió con la propia Ferrero, el ministro del Interior y la titular de Defensa, Sandra Lazo. En conferencia de prensa, el mandatario aseguró que se “extremarán las medidas de seguridad” para los funcionarios que puedan ser considerados “objetivos del narcotráfico”. “Somos un país que tiene que defenderse de un enemigo que es muy poderoso”, enfatizó Orsi, que exhortó a los partidos políticos a que aceleren la aprobación de un nuevo proyecto de ley contra el lavado de activos, definiéndolo como “una pata fundamental del accionar del narcotráfico”. “Es por dinero, sabemos eso. Y va de la mano de la violencia”, subrayó.
El responsable de comunicación de la Fiscalía General, Javier Benech, recordó los antecedentes del atentado de este domingo: en 2020, la Brigada Antinarcóticos fue atacada con una granada, hecho seguido de un mensaje amenazante contra Ferrero, entonces fiscal encargada de investigaciones contra los Albín, pesos pesados del narcotráfico local. Y en 2024, la sede del Instituto Nacional de Rehabilitación fue objeto de otro ataque con disparos.
“Ya se han recibido señales de que la criminalidad en Uruguay ha cambiado”, manifestó Benech, “no descubro nada si digo que Uruguay ha dejado de ser un país de tránsito a ser uno de acopio con vías a la exportación de estupefacientes”. El portavoz vinculó el atentado contra Ferrero con la confiscación de los 2.200 kilos de cocaína del mes pasado: “Cada vez que se produce una incautación de este tipo hay personas que pierden mucho dinero”.
Pero el de este domingo “es un episodio grave en el que se han subido algunos escalones”, agregó Benech, porque los delicuentes ingresaron al domicilio de la Fiscal de Corte. “Se trata de una persona, pero además es la cabeza de una institución que es la que persigue los delitos”, reiteró, y aseguró que “no hubo una correcta evaluación del riesgo” al establecer su custodia.
Por la tarde, Orsi convocó a los líderes de todos los partidos políticos para dar una señal de unidad. Entre ellos estuvo Álvaro Delgado, presidente del opositor Partido Nacional: “Esto no tiene precedentes, por lo menos desde la restauración democrática, hace 40 años”, dijo Delgado luego del encuentro. Y afirmó: “Es un antes y un después en el Uruguay, atenta no solo contra la Fiscalía y la Fiscal General, sino contra las instituciones”.
La senadora oficialista Blanca Rodríguez (Frente Amplio-centroizquierda) concuerda con que la situación “toma otro color” a partir de este ataque, pero advirtió sobre los antecedentes que daban cuenta del peso del narcotráfico en el país. “Hay un ‘antes’ que nos estaba hablando desde hacía rato a propósito de algunas cosas que podían ocurrir”, señaló a la radio M24. “Estos grupos de narcotráfico se está nutriendo de jóvenes y adolescentes en los barrios, allí hay una arista clave para trabajar sin ser ingenuos”, afirmó.