Sexo a cambio de votos: así operaba la presunta red de prostitución en el Congreso de Perú

La investigación de la trama, destapada tras el asesinato de una abogada, apunta a un intercambio sistemático de favores orquestado por el jefe de la Oficina Constitucional del Parlamento, a su vez denunciado por violación

Ángela Villón, activista y candidata al Congreso, en una imagen durante su campaña como diputada en 2016.Martin Mejia (AP)

El historiador Pablo Macera solía decir que “el Perú es un burdel” para describir el caos de un país dividido que no ha superado sus traumas. En las elecciones generales del 2016, una trabajadora sexual llamada Ángela Villón tentó un escaño bajo el eslogan de que era “una puta decente que haría del Congreso un burdel respetable”. En este 2024, la realidad ha dejado de ser una metáfora provocadora o una frase llamativa. ...

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El historiador Pablo Macera solía decir que “el Perú es un burdel” para describir el caos de un país dividido que no ha superado sus traumas. En las elecciones generales del 2016, una trabajadora sexual llamada Ángela Villón tentó un escaño bajo el eslogan de que era “una puta decente que haría del Congreso un burdel respetable”. En este 2024, la realidad ha dejado de ser una metáfora provocadora o una frase llamativa. El destape de una presunta red de prostitución en el interior del Parlamento, la institución más desprestigiada del país, solo puede ser la constatación, según los analistas, del estado de descomposición en que se encuentra la clase política peruana.

El asesinato de Andrea Vidal Gómez, una extrabajadora de la Oficina Legal y Constitucional del Parlamento, a manos de unos sicarios ha dejado de ser una noticia de la sección de sucesos o policiales para apuntar hacia la investidura de altos funcionarios del país. El abogado Jorge Torres Saravia, quien hasta hace una semana tenía la jefatura de una de las áreas más importantes de la Cámara, ha sido acusado de contratar a meretrices en su despacho bajo el engaño de que eran asesoras o secretarias. Las pesquisas señalan que organizaba fiestas en casas alquiladas donde ofrecía el servicio de las mujeres víctimas de la red —reclutadas por Andrea Vidal— a cambio de conseguir votos en diferentes mociones y proyectos de ley en el Pleno. Torres Saravia ha sido vinculado a Alianza para el Progreso, uno de los partidos con más escaños.

Andrea Vidal Gómez, extrabajadora del Congreso de la República de Perú, en una imagen de sus redes sociales.

“Se trataría de involucrar estos favores sexuales para doblar los votos en el Congreso. No creo que haya habido una existencia de dinero, sino que quizá se buscaba favorecer un cambio en las votaciones. Se habría llegado a ese nivel. Ese comportamiento lumpenesco no se debe permitir”, señaló Juan Burgos, presidente de la Comisión de Fiscalización del Congreso. El Ministerio Público, a través de la Fiscalía Especializada en Delitos de Trata de Personas de Lima Centro, ha abierto una investigación preliminar contra Jorge Torres Saravia por el delito de explotación sexual.

En el 2020, Torres Saravia fue denunciado por dopar y violar a una mujer en Pacasmayo, una ciudad en la región costera de La Libertad. Por esos días él se desempeñaba como asesor del despacho del congresista Luis Valdez, secretario general de Alianza para el Progreso. Desde 2021 hasta 2023 cumplió las mismas funciones para Idelso García, otro parlamentario de la misma agrupación política, liderada por César Acuña, actual gobernador regional de La Libertad y dueño de la Universidad César Vallejo. Jorge Torres Saravia era un hombre conocido en los pasillos del Congreso, aunque siempre bajo las sombras.

“Amanecieron juntos. Estaban mareados”

“No me considero violador, ni proxeneta, ni mucho menos asesino. Yo no fui la persona que vinculó a las señoritas para que trabajasen en el Congreso”, se ha defendido el exjefe de la Oficina Legal y Constitucional del Parlamento. Se ha propalado un audio donde Torres Saravia se disculpa con la pareja de la mujer que violó hace cuatro años y le ofrece una indemnización. Mientras que el acusado alega que la denuncia ya se archivó y son audios “cortados y salidos de contexto”, su abogado Benji Espinoza lo ha excusado de una manera poco convincente: “Amanecieron juntos. Estaban mareados. Él expone sus disculpas porque creyó que habían tenido relaciones sexuales consentidas. Pero se ha demostrado con pruebas científicas que eso no ha sido así”.

A pesar de esos antecedentes, Torres Saravia recibió un altísimo cargo de confianza durante el periodo en que Alejandro Soto —también perteneciente a las filas de Alianza para el Progreso— presidió el Congreso. Precisamente Soto ha sido acusado de haber recurrido en más de una ocasión a una de las “asesoras” de Torres Saravia llamada Isabel Cajo Salvador. Según el semanario Hildebrandt en sus Trece, Cajo tuvo un ascenso veloz en el Parlamento: en mayo ingresó en el Área de Administración de Bienes con un sueldo de 4.700 soles (1.217 euros) y al mes siguiente sus honorarios casi se duplicaron hasta 8.000 soles (2072 euros). Cajo, quien vendía contenido sexual desde hace varios años en OnlyFans, trabaja ahora para el parlamentario Edwin Martínez, del partido Acción Popular.

“Fue evaluada por el asesor y yo di el visto bueno […] Algunos periodistas se olvidan de que son hijos de una mujer o que tienen hermanas mujeres y eso es algo que yo quiero reivindicar en esta señorita […] Para el cargo que yo necesito no se requiere siquiera ser bachiller”, ha justificado Martínez. Isabel Cajo ha borrado el contenido de todas sus redes sociales desde el atentado que sufrió Andrea Vidal Gómez, su jefa hasta hace unas semanas.

Vista general del pleno del Congreso peruano. Paolo Aguilar (EFE)

La semana pasada, quien fuera la mano derecha de Torres Saravia tomó un taxi rumbo a su casa, cuando en el distrito de La Victoria dos autos y dos motos le cerraron el paso. Cuatro delincuentes dispararon una ráfaga de balas que acabaron instantáneamente con la vida del taxista, y dejaron a la abogada con lesiones graves en la cabeza, la espalda y las manos. Andrea Vidal murió este martes tras una semana de agonía. En septiembre, luego de unas presuntas discusiones con Torres Saravia, había sido despedida. Al parecer, sabía demasiado.

En estos días agitados ha aflorado otra escena que remite a las últimas revelaciones. En el documental Peruanas del Bicentenario, Mirtha Vásquez, presidenta del Congreso entre el 2020 y el 2021, narra cómo descubrió que en su despacho se escondía una suite subterránea, con una cama amplia y un jacuzzi incluido, que solía contar con varias copas de champaña y que era conocido como El búnker. “Es un pequeño apartamento para un hombre soltero”, calificó Vásquez, quien además sostuvo que el espacio se construyó durante el mandato de Carlos Ferrero Costa entre el 2001 y 2003. El actual titular del Parlamento, Eduardo Salhuana, ha dicho que solo es un lugar “al servicio de los parlamentarios para reuniones de trabajo”.

La ficha de Jorge Torres Saravia ha sido borrada de la página oficial del Congreso, como si nunca se hubiese desempeñado como el jefe de la Oficina Legal y Constitucional. El partido Alianza para el Progreso ha negado que alguna vez haya pertenecido a sus filas, a pesar de haber asesorado a dos de sus congresistas, y lucirse en diversas fotografías con su cúpula. Torres Saravia afirma que solo es un “técnico que presta sus servicios profesionales a quien lo requiera”. En estos días, la palabra “burdel” se convirtió en tendencia en la plataforma X. Una ilustración de Diego Avendaño donde aparece el historiador Pablo Macera resume la indignación generalizada: “Siempre lo dije: el Perú es un burdel… El Congreso solo se está sincerando”.

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