Rebeca García, una acosadora serial de mujeres impune durante siete años en Venezuela

Decenas de mujeres comparten en redes sociales la violencia y la intimidación que sufren sin ser escuchadas por la justicia

Rebeca García acosa a algunas de sus víctimas en imágenes compartidas por las mismas en redes sociales.RR SS

En un país con alta impunidad como Venezuela, las denuncias suelen hacerse, cuando se hacen, en redes sociales. En los últimos días, se han publicado decenas de relatos de mujeres jóvenes que aseguran haber sido acosadas sexualmente y amenazadas por otra mujer. Una avalancha de mensajes, llamadas y correos que van de la amenaza al acoso sexual —según se lee en las capturas que han compartido algunas de las víctimas que crecen tras cada nuevo hil...

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En un país con alta impunidad como Venezuela, las denuncias suelen hacerse, cuando se hacen, en redes sociales. En los últimos días, se han publicado decenas de relatos de mujeres jóvenes que aseguran haber sido acosadas sexualmente y amenazadas por otra mujer. Una avalancha de mensajes, llamadas y correos que van de la amenaza al acoso sexual —según se lee en las capturas que han compartido algunas de las víctimas que crecen tras cada nuevo hilo de X— además del acecho en sus casas son algunas de las conductas con las que señalan a Rebeca García, de 33 años, en distintos casos ocurridos en Caracas al menos desde 2017. La Fiscalía ha ordenado, finalmente, su detención y de paso le ha pedido a España que la localice y la extradite.

El desahogo de una de las víctimas no solo destapó un escándalo digital que se volvió tendencia, sino las fallas en el sistema de justicia venezolano. “Jamás pensé que tendría que hacer este hilo. Pero creo que llegó el momento: estoy harta del acoso sexual de Rebeca García y estoy harta que la ley la proteja solo por ser mujer. Rebeca es una mujer que ha dedicado su vida a acosar mujeres inocentes”, escribió Andreina De Trindade en sus redes sociales. “Esta mujer me ha llamado de diferentes números de teléfono, escrito por Instagram, insiste en mandarme regalos a mi trabajo e incluso me dejo un graffiti”. Un día de esta semana, De Trindade recibió al menos 76 correos compulsivos de García, según contó.

Otra víctima, identificada con el usuario @cocoaguirre, hizo uno de los relatos más aterradores. Sin tener ninguna relación de trato ni amistad, Rebeca la acosó por más de siete años y un día se metió a su residencia cuando ella atravesaba el portón del estacionamiento, intentó forzar la puerta de su carro y se lanzó sobre el capó. “El acoso de Rebeca hacia mí inició a la par con una amiga, quien tuvo que irse del país por la situación. Empezó averiguando donde vivíamos, nuestros números de teléfono, nuestros correos”, escribió en un post. “El acoso no ha parado, ni de manera física ni de manera digital. Rebeca ha seguido viniendo incesantemente a mi edificio, ha ido hasta mi trabajo, me manda diariamente 20, 30, 40 correos. Correos obscenos, correos violentos”. Como parte de la obsesión, terminó publicando un libro de 518 páginas en la plataforma de Amazon en la sección Libros LGBTQ+ titulado Libro para cocoaguirre.

A las denuncias contra Rebeca se comenzaron a sumar otras contra su hermano Francisco García, quien presuntamente también tiene conductas acosadoras, como hacer fotografías a niños en baños que luego sube a sus redes sociales, algo que la familia de ambos ha desestimado cuando las víctimas han intentado acercarse para frenar el acoso, según han señalado las denunciantes.

Ha sido común en los relatos de las víctimas que la policía no los atienda. Se han estrellado una y otra vez contra graves fallas institucionales del Estado venezolano en la protección de los derechos de las mujeres, como le pasó a la cantante e influencer venezolana Daniela Barranco, quien también vivió el acoso físico y digital de Rebeca García hace años y lo denunció públicamente en un medio de comunicación, porque las autoridades tampoco respondieron. “Me dijeron que no podían hacer nada porque era una mujer, que tenía que ocurrir una actividad ilegal o un crimen”, ha contado ahora cuando se ha solidarizado con las otras víctimas.

Violencia contra la mujer

En medio de la nueva avalancha de denuncias, dos jóvenes acudieron a la Fiscalía y volvieron a encontrar una puerta cerrada. Lo ha contado en sus redes sociales el escritor y productor audiovisual Diego Vega Mata, que en 2020 publicó el relato de una víctima con resguardo de las identidades de los implicados y las ha acompañado este miércoles al Ministerio Público. “La respuesta del fiscal de turno fue: “No hay ninguna ley que proteja el acoso de mujer contra mujer” Así responden las autoridades a personas como Rebeca García”, escribió en X. En paralelo, el fiscal Tarek William Saab, que suele movilizarse ante la viralidad de casos como estos, publicaba también por redes sociales que había designado dos fiscales “para #investigar y #sancionar los escabrosos #hechos donde los sujetos Rebeca García y su hermano Francisco García, acosan a multiplicidad de víctimas (Mujeres y Niños)”.

Las mujeres que se han sentido violentadas por las conductas de Rebeca García han apelado a la Ley Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, aprobada en 2007 y modificada en 2014, considerada en la región una norma muy avanzada, aunque ha quedado una vez más en el papel por los grandes vacíos institucionales en su implementación. La legislación contempla la violencia psicológica, el acoso sexual y la amenaza como formas de violencia contra la mujer sancionables con penas de prisión. Aunque no estipula que el perpetrador sea exclusivamente un hombre, los funcionarios de los órganos de justicia le han dado interpretaciones sesgadas que dejan en situación de vulnerabilidad a las víctimas. Es el mismo sesgo que hace un camino muy empinado el acceso a justicia a las víctimas de violencia de género.

El fiscal Saab también se ha aproximado a la atención de la denuncia dejando de un lado los parámetros de protección específica a las mujeres que establece esta ley y ha ordenado la detención de los hermanos García por delitos de promoción o incitación al odio, exhibición de pornografía de niños, niñas y adolescentes y agavillamiento, mientras la ola de denuncias e indignación sigue creciendo en X.

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