Manuel Rosales, el candidato de la oposición venezolana menos pensado
El dirigente opositor, actual gobernador del Estado Zulia, asume la responsabilidad de su candidatura luego del bloqueo oficialista a Corina Yoris, la elegida de María Corina Machado
La decisión de Manuel Rosales de presentarse como candidato en el último minuto previsto por el Consejo Nacional Electoral, y de espaldas a Corina Yoris, ha caído mal en parte de la oposición venezolana. En su defensa, los allegados al gobernador del Estado Zulia alegan que no existía otra alternativa. La ruta electoral, dicen, no podía ser abandonada.
Gracias al paso dado, aparentemente inconsulto alegan sus defensores, el campo demo...
La decisión de Manuel Rosales de presentarse como candidato en el último minuto previsto por el Consejo Nacional Electoral, y de espaldas a Corina Yoris, ha caído mal en parte de la oposición venezolana. En su defensa, los allegados al gobernador del Estado Zulia alegan que no existía otra alternativa. La ruta electoral, dicen, no podía ser abandonada.
Gracias al paso dado, aparentemente inconsulto alegan sus defensores, el campo democrático tiene para estas elecciones presidenciales un genuino dirigente opositor, que pertenece a la Plataforma Unitaria, comprometido con el cambio democrático en el país.
Para muchos otros, en cambio, Rosales boicotea un proceso político legítimo como el que conduce María Corina Machado, que había elegido a Corina Yoris como muleto para evitar la inhabilitación electoral a la que la tiene sometida el chavismo. Rosales está animado, dicen sus rivales, por la ambición personal y el ánimo de componenda con Nicolás Maduro y el Palacio de Miraflores.
Poco antes de Rosales, de forma sorpresiva, también se había presentado como candidato ante el Poder Electoral Enrique Márquez, hasta hace poco uno de los hombres de confianza de Rosales, militante de Un Nuevo Tiempo, en esta ocasión con otro grupo de electores, llamado Centrados.
Rosales se reunió días atrás con Corina Machado, la líder electa de la oposición venezolana en la pasada consulta ciudadana del 22 de octubre, para asegurarle que, ante las dificultades y el asedio oficial, podía contar con su apoyo para consolidar una fórmula alternativa unitaria que honrara el mandato político de la consulta primaria y la tuviera a ella al frente de este proceso.
Durante estos angustiosos días, los políticos de la Plataforma Unitaria, Rosales incluido, examinaron todas las opciones electorales disponibles con Machado, quién seguía exigiendo continuar con Corina Yoris, una vez que el veto a su persona resultaba un escollo imposible de superar.
La decisión de Rosales ha sido aupada por ciertos sectores moderados y minoritarios de la oposición, algunos de ellos chavistas disidentes, lejanos anímicamente de Machado, convencidos de que es necesario estar presentes en una consulta a cualquier trance, con un candidato viable y realista, alejado de soluciones extremas. En el entorno de María Corina Machado, de lejos la dirigente más popular de este país, el disgusto es muy grande y son muchas las personas que hablan de traición.
“Convoco a la más grande rebelión de votos que se haya producido en Venezuela”, dijo Rosales al formalizar su candidatura en el último minuto de un caótico cierre de postulaciones. “No podíamos cerrarle la puerta a los venezolanos en un momento como este para expresarse”, se justificó en rueda de prensa Rosales, quién no se presentó como candidato a la elección primaria opositora del pasado 22 de octubre. Haciendo un esfuerzo por no polemizar, agregó: “No vengo a sustituir a nadie, no vengo a quitarle el liderazgo a nadie, no vengo a apartar a nadie, vengo con los brazos abiertos para reconstruir Venezuela”.
Rosales evadió en varias ocasiones responder cómo pudo haber sido posible que el Consejo Nacional Electoral aceptara sin problemas su postulación faltando segundos para que se cumpliera el cierre del plazo. Mientras que el mismo Consejo negó, sin dar explicaciones, el acceso a Corina Yoris, la candidata sustituta de Machado, al sistema de inscripción.
Manuel Rosales ya fue candidato presidencial en 2006, cuando enfrentó con las fuerzas opositoras a un crecido Hugo Chávez, entonces en su momento de mayor popularidad. Chávez obtuvo en aquellas elecciones el 62%, frente al 36% de Rosales
Exiliado en el Perú desde 2009 por causas judiciales que le abrió el chavismo, Manuel Rosales purgó luego, a partir de 2013, un año medio de prisión en la cárcel de El Helicoide, en Caracas, bajo acusaciones de corrupción. Al salir a la calle, en plena crisis económica y social y distanciado de las protestas callejeras y el discurso negacionista de parte de la oposición, hizo un esfuerzo especial por ganarse la confianza de Nicolás Maduro. El presidente le tendió la mano, necesitado de interlocutores políticos en un momento de máximo asedio nacional e internacional.
Rosales es el presidente de Un Nuevo Tiempo, un partido socialdemócrata de línea moderada. En 2018, ganó por segunda vez la gobernación del Estado de Zulia, la más importante del país, y desde entonces ha procurado mantener una línea de comunicación con el Palacio de Miraflores. Los resultados de su gestión como gobernador lo tienen en el mapa de los sondeos de opinión en el país, si bien con números relativamente modestos a nivel nacional, y muy atrás de María Corina Machado.
“En este momento, el país está procesando una enorme decepción, la gente se siente burlada”, comentó finalmente María Corina Machado sobre lo sucedido. “Es demasiado burdo, es demasiado oscuro, es demasiado grotesco y el país lo rechaza profundamente”, agregó. Machado descartó apoyar a Rosales. “Mi candidata es Corina Yoris”, advirtió.
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