El Papa pide por “los obispos y sacerdotes privados de la libertad” en Nicaragua

Francisco denuncia durante la misa de Año Nuevo la detención por parte del régimen de Daniel Ortega de 13 sacerdotes y dos seminaristas

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y el Papa Francisco.

En un gesto poco habitual, el Papa se refirió durante la misa de Año Nuevo a la detención de sacerdotes y seminaristas en Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha acelerado desde el 20 de diciembre la persecución contra miembros de la Iglesia Católica. “Obispos y sacerdotes han sido privados de la libertad en los últimos días. Expreso a ellos, a sus familias y a la entera Iglesia del país, mi cercanía en la oración”, dijo Fr...

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En un gesto poco habitual, el Papa se refirió durante la misa de Año Nuevo a la detención de sacerdotes y seminaristas en Nicaragua, donde el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha acelerado desde el 20 de diciembre la persecución contra miembros de la Iglesia Católica. “Obispos y sacerdotes han sido privados de la libertad en los últimos días. Expreso a ellos, a sus familias y a la entera Iglesia del país, mi cercanía en la oración”, dijo Francisco durante la tradicional oración del Ángelus desde la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico. “Oremos por Nicaragua”, dijo el Papa. Lo escuchaban miles de fieles en la Plaza San Pedro. Francisco hizo un llamado a la paz y la reconciliación y pidió para Nicaragua “diálogo para superar las dificultades”.

El régimen de Nicaragua detuvo el jueves pasado a monseñor Carlos Áviles, vicario de la arquidiócesis de Managua, el último de una larga lista que integran otros 12 sacerdotes y dos seminaristas iniciada el 20 de diciembre pasado, en coincidencia con las celebraciones de Navidad. Entre los arrestados hay curas conocidos, como los monseñores Silvio Fonseca y Miguel Mántica, además de Áviles. Está también el padre Pablo Villafranca. Estas detenciones se suman a la condena del obispo Rolando Álvarez a 26 años de cárcel por “traición a la patria”, y la del titular de la diócesis de Siuna, Isidro Mora Ortega.

“La dictadura sandinista ha desatado esta semana una feroz cacería contra los sacerdotes llevando a la cárcel a varios de ellos, que vienen a añadirse a dos obispos que ya estaban presos”, había denunciado la semana pasada el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, exiliado en Estados Unidos. “¡Ruego a los obispos y a las conferencias episcopales del mundo que no nos abandonen en este momento, que oren por la Iglesia de Nicaragua y se solidaricen y alcen su voz denunciando esta persecución de la dictadura contra nuestra Iglesia!”, agregó. Este lunes, fue el papa Francisco quien atendió su pedido.

Solo el 30 de diciembre fueron arrestados además de Matica, el sacerdote Gerardo Rodriguez, Jader Hernández y Raúl Zamora, este último párroco de la Iglesia Divina Misericordia, la iglesia que fue atacada por paramilitares sandinistas el 13 de julio de 2018. Algunos de los sacerdotes ahora perseguidos y apresados participaron entonces como mediadores en el fallido proceso de diálogo nacional entre el Gobierno sandinista y la oposición.

Monseñor Silvio Fonseca, detenido el 29 de diciembre, es crítico del Gobierno, al que acusa de “promover un odio nunca visto” contra la Iglesia católica, y de “privar al pueblo católico a formarse en su fe”. La Unidad de Defensa Jurídica (UDJ), que defiende a los presos políticos, advirtieron de que las detenciones de Navidad se suman a la condena contra Rolando Álvarez, quien no quiso acogerse al destierro ordenado por Ortega en octubre pasado a otros miembros de la Iglesia. Ese mes, el régimen sacó de las prisiones a una docena de curas que mantenía como presos políticos y los envió en un avión a Roma. Sin embargo, la expulsión de religiosos comenzó en 2018 con monseñor Báez, una de las voces pastorales más críticas contra la deriva autoritaria y las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua.

Nicaragua rompió relaciones con la Santa Sede en 2023, tras la expulsión un año antes del nuncio de ese entonces, Waldamer Stanislaw Sommertag, en marzo de 2022. En agosto del año pasado, el Gobierno canceló la personería jurídica de la Asociación Compañía de Jesús de Nicaragua. El argumento de Ortega fue que los jesuitas “no reportaron sus estados financieros de los años 2020, 2021 y 2022″. Una semana antes, el régimen había confiscado los bienes de la Universidad Centroamericana (UCA), administrada por la orden religiosa desde hace más de 60 años en Nicaragua. “Tenían su junta directiva vencida desde el 27 de marzo de 2020″, decía en el decreto.

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