Pirómanos políticos en las elecciones presidenciales

Desde la derecha y la izquierda se habla de fraude electoral o golpe de Estado, discursos peligrosos que alientan el riesgo de que el perdedor no acepte los resultados

Detalle de uno de los formularios de votación E14 de Colombia. Carlos OrtegaCarlos Ortega (EFE)

Ocurrió con Trump en las elecciones del 2020 y en Perú durante las presidenciales del 2021, ahora el riesgo se ha trasladado a Colombia con políticos que denuncian fraude electoral o hablan de un golpe de Estado sin tener una prueba contundente...

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Ocurrió con Trump en las elecciones del 2020 y en Perú durante las presidenciales del 2021, ahora el riesgo se ha trasladado a Colombia con políticos que denuncian fraude electoral o hablan de un golpe de Estado sin tener una prueba contundente en sus manos. Desde los dos frentes políticos en disputa, a la derecha y la izquierda, hay líderes dispuestos a alertar a sus seguidores contra el sistema electoral y crear una peligrosa tormenta política antes de conocer quién será el ganador y quién el derrotado.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales se celebrará el próximo domingo y la tensión se ha disparado. Algunos de los opositores al líder de izquierdas Gustavo Petro han anunciado un golpe de Estado sin tener evidencia. El expresidente conservador Andrés Pastrana (1998-2002) publicó este lunes una carta abierta al presidente Iván Duque: “El golpe de Estado está dado, señor Presidente. Por el bien de Colombia, deshágalo”. Dos días antes, el candidato Petro, desde la otra orilla política, aseguraba que “enemigos de la democracia” tenían pensado “suspender las elecciones”. “Tienen pensado suspender los órganos que rigen el proceso electoral”, alertó públicamente.

En medio de la guerra dialéctica, algunas voces piden calma. Poco después de la carta de Pastrana, la alcaldesa de Bogotá Claudia López –del partido de centro Alianza Verde– pidió mesura en una emisora de radio. “Ni hay ni habrá nunca un golpe de Estado, quienes así lo digan están envenenando nuestra democracia y a nuestro proceso electoral de manera infundada e irresponsable”. El Ministro del Interior, Daniel Palacios, desmintió también el sábado el miedo del petrismo a suspender los comicios: “Afirmaciones en las que se habla de aplazamiento o suspensión de las elecciones son absolutamente falsas”.

La Misión de Observación electoral, institución independiente que vela por la transparencia del proceso, publicó un comunicado para dejar “supremamente claro que no existe, ni constitucional ni legalmente, una figura que permita la suspensión o el aplazamiento de las elecciones presidenciales”. Las elecciones del domingo ya arrancaron este lunes en el extranjero y solo podrían suspenderse legalmente ante casos muy excepcionales como una catástrofe natural o una emergencia sanitaria, como ha explicado en medios la directora de la MOE, Alejandra Barrios. “El Ejecutivo ha sido absolutamente claro que las elecciones van porque van”, dijo Barrios en el medio digital Los Danieles.

El temor de Petro es a que se suspenda al registrador Alexander Vega después de la denuncia en su contra por su desempeño en las elecciones de marzo, pero Barrios ha asegurado que, incluso así, las elecciones continuarían. “Las instituciones no son las personas, si hubiera una suspensión, las elecciones siguen, las elecciones no dependen del Registrador Nacional”, explicó.

Pastrana y el golpe de Estado

El expresidente Pastrana, que ha alertado de un golpe de Estado, aún no ha presentado ninguna evidencia, pero ha lanzado sus sospechas sobre la empresa española Indra. La compañía fue contratada por la Registraduría para la divulgación del primer preconteo el día de las elecciones y diseñó el software para el escrutinio definitivo, cuya responsabilidad está en el Consejo Nacional Electoral. De acuerdo con el expresidente, Indra es una empresa cercana al candidato Petro y en las elecciones legislativas de marzo le otorgó a su movimiento “un millón o más de votos”, lo que quedó probado que no fue así y se debió a un error del preconteo, elaborado con datos suministrados por los jurados, que se subsanó con el escrutinio oficial.

El funcionamiento del software sí ha sido motivo de debate desde hace meses, precisamente por ese desfase entre los primeros resultados de las elecciones legislativas de marzo, de los que informó la Registraduría, y el total de votos que oficialmente se escrutaron en el Consejo Nacional Electoral. Los miles de votos faltantes reclamados por el movimiento de Petro aumentaron sus escaños, pero no fue el único movimiento político afectado por el desfase (que también afectó al Nuevo Liberalismo).

La falta de transparencia ha generado dudas legítimas sobre el proceso de preconteo y el software– que funciona como una caja negra– y en la oscuridad del algoritmo es donde pueden fácilmente surgir teorías de conspiración. Este martes el Consejo Nacional Electoral dijo que, aunque se habían destinado recursos para una auditoria independiente al software antes de las elecciones presidenciales, no hubo tiempo para aliarse con una empresa que la llevara a cabo. La caja oscura entonces se mantendrá oscura, y el terreno para que florezcan las conspiraciones está abonado. De acuerdo a una encuesta de 40db para EL PAÍS, el 85% de los colombianos se fía poco o nada de las instituciones electorales.

Pero la desconfianza no equivale a fraude. Hasta ahora no hay evidencia de que el desfase de marzo responda a nada más que a un error. “Jamás se ha hablado de que Indra pueda alterar un resultado de un proceso electoral, nuestros procesos son aritméticos y profesionales”, dijo el representante de la empresa en el caso legal que se lleva contra el registrador.

Una historia repetida

León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, se muestra sorprendido por las acusaciones. “A mí lo que me parece asombroso es que esto lo diga Pastrana, hijo del expresidente Misael Pastrana (1970-1974), cuando la acusación más seria de fraude que se ha hecho en Colombia es la de 1970, cuando ganó su padre. Y por esa experiencia, por ese fraude o presunto fraude de Pastrana, nace el movimiento M-19 (una guerrilla) de la que es hijo justo Gustavo Petro”, explica. “En Colombia se ha criticado la contratación de empresas privadas para adelantar las elecciones, pero a casi nadie le cabe la idea de que el software esté siendo manipulado por sectores privados, eso es una teoría conspirativa”, añade.

Valencia, cercano a la izquierda, dice que del lado del petrismo también se han difundido rumores por la enorme desconfianza en las instituciones de Gobierno. “Como el presidente Duque ha metido tanto su mano en la campaña electoral a favor de un candidato, al igual que la procuradora cuando suspendió al alcalde de Medellín, todos esos actores políticos han generado un ambiente de mucha preocupación, de desconfianza, y por eso se han desatado rumores. Petro hace eco de esos rumores, pero yo creo que es algo más preventivo que de tener la certeza”, dice.

Los cuestionamientos al software electoral, de hecho, no empezaron desde la derecha sino desde la izquierda en 2018. “Si en la Registraduría todo es transparente, se han preguntado por qué no permite la auditoría técnica a su software?”, preguntó Petro en mayo del 2018, durante las elecciones presidenciales de ese año. En diciembre del 2020, cuando aún exigía una auditoría, hablaba de la posibilidad del “megafraude tecnológico en las elecciones” del 2022. Y el pasado mes de marzo, cuando empezó a verse el desfase de votos de las legislativas, y el registrador habló de un (imposible) reconteo, Petro denunció, sin evidencia, que se había roto la cadena de custodia y mencionó en varias ocasiones el “golpe de Estado impulsado por Uribe”. La realidad es que desde marzo nunca se había hablado tanto de fraude.

De acuerdo a un estudio de Linterna Verde, una organización que investiga cómo se construye opinión pública en redes sociales, en estas elecciones la narrativa de fraude electoral ha sido considerablemente mayor si se compara con lo que ocurrió hace cuatro años. “Al comparar la conversación pública en Facebook de las elecciones presidenciales de 2018 y el mismo periodo en 2022, encontramos que la cantidad de publicaciones alrededor de fraude de cuentas ciudadanas ha crecido 25 veces, y que las denuncias de candidatos, electores y medios han hecho que la conversación se convierta en la más dominante en publicaciones con palabras vinculadas a la campaña en Twitter”, dice el estudio.

La narrativa, sin embargo, ya no la controla el petrismo. A principios de este año la derecha empezó a retomar y difundir la idea de un posible fraude. “¿El señor de las bolsas (en referencia a Petro) se reúne con el presidente de Indra?”, preguntó la senadora Maria Fernanda Cabal, del partido Centro Democrático, en febrero del 2022. Se refería a una reunión de Petro en España en la que había varias empresas españolas, pero sin mostrar una evidencia de una reunión entre el candidato y el presidente de Indra.

Poco después, Pastrana extendió la duda también en su cuenta de Twitter y también lo hizo la senadora uribista Paloma Valencia. La conspiración escaló hasta que la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, del partido conservador, le envió una carta al registrador preocupada por las “recientes declaraciones del señor expresidente colombiano Andrés Pastrana Arango sobre la empresa Indra”. Pero a pesar de las acusaciones cruzadas, no hay ninguna evidencia de que el software sea petrista, como dice la derecha, ni uribista, como ha dicho Petro.

“Es clave tratar de no atribuir automáticamente a la maldad lo que podría explicarse adecuadamente por la incompetencia humana”, dice otro informe de Linterna Verde sobre el debate público. “Si todos nos montamos automáticamente en la idea del gran fraude no hay cabida para analizar con más calma qué proporción de las diferencias en los votos son resultado de una acción sistemática y cuáles responden a error humano”, añade.

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