Daniel Quintero persiste en lanzar su improbable candidatura presidencial
El exalcalde de Medellín, en un nuevo intento, consigue el aval del partido indígena Aico
Daniel Quintero insiste en mantener en mantener a flote una candidatura presidencial que muchos dan por hundida. El mediático exalcalde de Medellín anunció este lunes que se postulará por el partido indígena AICO, a pesar de las dudas jurídicas que lastran ese propósito. “Hoy damos un gran paso. Recibimos el aval de las Autoridades Indígenas de Colombia que nos permitirá aspirar a la Presidencia. Queremos sumar y construir un movimiento amplio para resetear la política”, escribió en una publicación de redes sociales acompañada de un video en una maloca. “Trataron de sacarnos del camino a la Presidencia, pero no lo lograron. Ahora nuestro objetivo es transformar este país y avanzar hacia adelante”, proclama al final de su mensaje.
El político antioqueño, conocido por sus golpes de efecto y ruidosas puestas en escena, ya había anunciado a finales de octubre otro intento por conseguir una candidatura presidencial, apenas horas después de que el senador Iván Cepeda se impuso con autoridad en la consulta popular del Pacto Histórico, de la que Quintero se retiró a último minuto. En aquel entonces, el exalcalde se proponía inscribirse mediante un comité de firmas, pero la Registraduría rechazó esa iniciativa por considerar que no cumplía con los requisitos legales.
Desde que aterrizó en la accidentada consulta del Pacto gracias a la bendición del presidente Gustavo Petro, hasta su inesperada salida de último minuto, Quintero ha estado rodeado por una controversia tras otra. Muy resistido en distintos sectores del progresismo, su rostro incluso apareció en los tarjetones, pues fue imposible reimprimirlos en un plazo tan corto. Su retirada amenazaba con teñir de incertidumbre la prometida unidad de una izquierda en la que nunca ha militado, pero Cepeda se ha consolidado como líder de las encuestas en este diciembre, lo que deja al exalcalde –por ahora– como un actor de reparto en la carrera presidencial. Su apoyo es marginal, y su nombre ni siquiera se incluyó en el estudio de Invamer, la más reciente de las encuestas que muestran a Cepeda como favorito.
Contra viento y marea, Quintero ha seguido en campaña e insiste en que concurrirá a las elecciones del próximo año. Todavía persisten las dudas jurídicas sobre la posibilidad de que aterrice en el llamado Frente Amplio, una coalición aún más amplia que la del Pacto Histórico, aún en construcción. O de plano que pueda participar en el ciclo electoral. Ese bloque de fuerzas progresistas y liberales se plantea una consulta interpartidista en marzo para elegir un candidato único, pero varios expertos advierten que Quintero puede estar inhabilitado después de haberse inscrito previamente en la consulta interna de las izquierdas.
La ley 1475 de 2011 señala que el resultado de las consultas “será obligatorio” para los participantes y que un precandidato es considerado como tal desde el momento en el que “su inscripción ha quedado en firme” como aspirante del proceso interno, algo que en el caso de Quintero había sucedido a finales de septiembre. Aunque se haya retirado, bajo esta interpretación estaría obligado a respetar el resultado de la consulta en la que Cepeda superó a la exministra de Salud Carolina Corcho –que ahora es la cabeza de la lista al Senado del Pacto Histórico–. El exalcalde de Medellín, por su parte, alega falta de garantías para justificar su retirada.
La nueva inscripción de Quintero podría volver a ser rechazada por la Registraduría, tal y como ocurrió con el caso de las firmas, señala Frey Muñoz, subdirector de la Misión de Observación Electoral (MOE). “En caso de que no fuera rechazada, podría solicitarse la revocatoria de la inscripción ante el Consejo Nacional Electoral, por la inhabilidad devenida de haber participado en la consulta”, explica el experto. “Y si no existieran rechazos ni revocatorias, podría demandarse la elección ante el Consejo de Estado, en el evento de resultar electo”, concluye.
Las banderas de Quintero
En el camino, la consulta del Pacto se tropezó con todo tipo de escollos jurídicos. Quintero, mientras tanto, se las arregló para perfeccionar los golpes de efecto que lo han hecho popular en redes sociales, un lenguaje que domina con un estilo provocador. Tres de ellos, muy recordados, fueron empuñando banderas que desataron polémicas por distintas razones: la de Colombia, la de Palestina y la de la guerra a muerte de Simón Bolívar.
Primero, izó la bandera tricolor de Colombia en la isla Santa Rosa de Loreto, en medio del río Amazonas, el pequeño territorio que está en el centro de un diferendo limítrofe con Perú y que el presidente Petro intentaba convertir en una causa nacional. Después, irrumpió en el Congreso Empresarial Colombiano, al que no estaba invitado, en Cartagena, y saltó a la tarima con una bandera de Palestina. Y más adelante se grabó en otro video desde el puente de Boyacá, donde empuñaba la controversial bandera de la guerra a muerte de Bolívar, un periodo de violencia extrema en la guerra de independencia venezolana que Petro suele reivindicar a pesar de las críticas por apelar a esa violencia discursiva. Ninguna de esas puestas en escena parece haber conseguido un efecto duradero.