Exguerrilleros y militares se unen para construir 500 osarios de víctimas de desaparición forzada en Colombia
Antiguos combatientes de las FARC y militares que han reconocido su responsabilidad en ‘falsos positivos’ trabajaron juntos en el cementerio de Palmira
Fayber Amaya, sargento segundo del Ejército, frente a los osarios construidos junto con excombatientes de las FARC, en el Cementerio Central de Palmira. Amaya estuvo preso ocho años y seis meses por su vinculación a un caso de ejecución extrajudicial.Jair F. CollComparecientes del Ejército y excombatientes de las FARC construyen osarios para las víctimas de desaparición forzada, en el Cementerio Central de Palmira.Jair F. CollUn polluelo muerto de avefría (Vanellus chilensis) yace en las manos de un trabajador, en el cementerio.
“En el pasado ha habido experiencias de intercambio entre el excombatientes y militares, sobre todo en temas ambientales o de minas antipersonas, pero esta es la primera vez que nos juntamos en un proyecto sobre búsqueda de personas”, cuenta John León, coordinador nacional de la Corporación Reencuentros. Jair F. Coll
Gloria Patricia Ramírez, de 49 años, excombatiente de las FARC. “Nunca imaginé que iba a trabajar con quienes llamábamos el enemigo. Nos reunimos con el mismo objetivo: reparar a las víctimas”.Jair F. CollFamiliares de Andrés Felipe Peña, desaparecido hace cuatro años en Buenaventura, cuelgan una obra textil para honrar su memoria en el cementerio.Jair F. CollMarisela Borrero (centro) sostiene la foto de su hijo, Wilson Lozada, durante la primera inhumación realizada en el marco del proyecto Repositorios de Memoria, en el cementerio central de Palmira, el 27 de agosto. Lozada desapareció en el 2002, a los 19 años en Chaparral (Tolima). “Así sean los restos que me entregaran de él, ya puedo saber dónde reposa mi hijo”,Jair F. Coll
Jhon Freddy Pachichaná, de 41 años, en el cementerio de Palmira junto a su pierna protésica. Exsoldado, perdió la pierna izquierda por una mina terrestre durante un operativo del Ejército en 2007. “Era una máquina de muerte. Nunca dejé vivo a ningún guerrillero, ni siquiera si lo capturábamos. La justicia me mandó a prisión por eso, pero hoy comparezco ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). He cambiado mucho mi perspectiva; antes no pensaba en las historias detrás de cada persona, en las que los llevaron a unirse a la guerrilla o a cualquier grupo ilegal”, asegura Pachichaná.Jair F. CollUna pala reposa sobre los osarios construidos por excombatientes de las FARC y soldados comparecientes.Jair F. CollMaría Nelly Valencia sostiene una pancarta con el rostro de su hijo, Cristian Camilo Valencia, durante un acto de reconciliación en el cementerio central de Palmira, el 27 de agosto. Cristian Camilo desapareció el 11 de abril de 2022 en Puerto Valdivia (Caquetá).Jair F. CollCruces funerarias en el Patio 2 del cementerio.Jair F. CollMaribel Ferreira Romero, exmiembro de las FARC, de 43 años, en el cementerio de Palmira. “Me uní a la guerrilla después de que mi madre me abandonara a los 13 años en Mitú (Vaupés). No había otra opción. No quiero que mi vida se repita en la de mi hija, Dulce María”, asegura Ferreira.Jair F. CollUn compareciente del Ejército ante la JEP camina a través del Cementerio durante una jornada de construcción, en Palmira.Jair F. CollUna escopeta de un guarda de seguridad reposa sobre una pila de ladrillos en el cementerio de Palmira. La construcción, que duró más de un año, albergará los restos de más de 500 víctimas de desaparición forzada de todo el país.Jair F. CollVelas iluminan el interior de los osarios del Patio Trasero, o Patio 2, del cementerio de Palmira, que será escenario de actos de reconciliación y reparación con las víctimas que esperan encontrar a sus seres queridos tras años de búsqueda.Jair F. Coll
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