La familia de B-King despide al cantante en Medellín: “Ya nada nos lo va a devolver”
El reguetonero asesinado en México fue sepultado en una ceremonia íntima en la que los asistentes se centraron en su recuerdo y se apartaron de los detalles del crimen
Más de 200 personas hicieron a un lado el tradicional negro de luto para vestir de blanco en el entierro del cantante colombiano de música urbana Bayron Sánchez, conocido como B-King, asesinado en México y enterrado en la tarde de este jueves en su natal Medellín. Su familia y amigos más cercanos atendieron el llamado de su madre y hermana, que pidieron a los asistentes usar un color que entienden como símbolo de paz y luz. “Lo que queremos es tranquilidad, cerrar este capítulo”, dijo su hermana, Estefanía Agudelo, en unas breves declaraciones a los medios de comunicación, las únicas con las que la familia del intérprete rompió el hermetismo propio de las salas de velación.
Ante el dolor, los detalles de la investigación por el asesinato han quedado relegados. Agudelo dijo no estar enterada de los detalles de la detención, posiblemente arbitraria, de cuatro colombianos en México por presuntamente estar involucrados en la muerte de su hermano y de Jorge Luis Herrera Lemos, conocido como Regio Clown, el Dj caleño que desapareció junto con Sánchez el pasado 16 de septiembre. Seis días después, las autoridades mexicanas confirmaron que sus identidades coincidían con las de dos cuerpos desmembrados que habían sido encontrados el 17 de septiembre en el municipio de Cocotitlán, junto a un narcomensaje de la Familia Michoacana.
El doble homicidio, que se ha convertido en un asunto de Estado entre Colombia y México, está lejos de aclararse. Cada día surgen nuevas aristas en las que se mezclan música, drogas y crimen organizado. “Mi hermano está en el cielo y es lo único que nos importa ahora”, reitera Agudelo. “No quiero saber nada de eso —de ninguno de los detalles del caso—. Lo recuerdo como un niño increíble, bondadoso, bueno, un ser humano lleno de bondad, de alegría, sin rencor, sin nada en su corazón, ni odio. Por eso me duele tanto su muerte, porque él era un niño que no se lo merecía. Él era un niño de luz, y así lo voy a recordar”. Ante las limitaciones de la justicia humana, su familia se encomienda a la divina: “Yo creo que la justicia divina se va a encargar de esto tan inhumano que le hicieron”.
Desde la confirmación de su muerte, el 22 de septiembre, el círculo cercano al cantante ha sostenido que Sánchez fue asesinado por estar en el lugar equivocado. De acuerdo con esta versión, era Regio Clown —cuyo cuerpo aún no ha sido repatriado— quien presuntamente estaba vinculado con el menudeo de droga en Ciudad de México, donde vivía desde hace años, específicamente con la venta de tusi, una mezcla de drogas sintéticas también conocida como cocaína rosa.
La información preliminar apunta a que las mafias mexicanas le habrían advertido a Herrera que no podía traficar en la exclusiva zona de Polanco, e incluso habrían intentado secuestrarlo. Pero, al parecer, él habría ignorado las advertencias. B-King, que estaba radicado en Medellín y había sido invitado por el Dj para cantar unas canciones en la fiesta Sin Censura. Independence Day, el 14 de septiembre, estaba de paso y apenas llevaba un par de días en el país, argumento que sus allegados esgrimen como prueba reina de que no estaba involucrado.
“Era un muchacho que no le hacía mal a nadie, lo más de noble. Él solo quería cantar”, explica su abuela materna, rodeada de sus otros nietos, cuando se acercan para darle el pésame. A lo largo de la tarde, amigos de la infancia, de la música y de la vida de B-King llegan a la sala de velación en el cementerio Campos de Paz. Se aglomeran ramos de rosas, de gardenias y de orquídeas. Una mujer alicorada da inicio al ritual: “A mí lo que me duele no es el muerto. El muerto ya descansó, pero la madre nunca”. A Adriana Salazar, su madre, le recitan al oído frases de consuelo. Su llanto se calma, y luego revive en cada abrazo. “Eso es lo que me da fortaleza, que él donde está, está bien”, responde.
La historia de B-King puede contarse a través sus tatuajes. Desde adolescente, en su brazo izquierdo decidió llevar su nombre: Adriana. Y en el derecho quiso que le dibujaran justamente uno de los símbolos del país en el que habría de morir: la virgen de Guadalupe. También llevaba otra virgen en el pecho, y una imagen de Jesucristo. “Estaba súper religioso últimamente”, comenta Daniela Pérez, quien fue su novia. “Yo no sé por qué en una de esas entrevistas que le hicieron en México, él decía mucho: ‘vida eterna’, ‘vida eterna’, ‘vida eterna’. Entonces uno dice, ¿será que él sabía?, ¿su alma sabía?”.
El productor musical colombiano Denny way, que trabajó con el intérprete desde el inicio de su carrera, en el 2009, afirma que, en efecto, aunque los mensajes de sus canciones siempre fueron positivos, alegres y seductores — porque solía hablarle a una mujer idílica—, él “ya estaba en otra onda”. En la canción Yo soy, lanzada hace 11 meses, “habla mucho de lo que las personas deben buscar dentro de sí mismas, la abundancia. Siempre en su música trató dar mensajes en todo, mensajes de Dios, mensajes de positivismo”, resalta el productor. Así, a partir del reguetón clásico, Sánchez fue encontrando su propio estilo y sus últimos temas estaban más cerca del dance hall y el afro beat.
Desde los nueve años siempre quiso ser cantante, cuenta Daniela, quien fue también su compañera de colegio. Y a los 15 grabó su primera canción con Denny way, titulada Amiga. “Fuimos diez veces al estudio. Fue de las primeras que salieron de él y fue una experiencia muy dura porque me llamaba frustrado todos los días para decirme: ‘No he podido con la canción, pero voy para el estudio porque sé que la voy a hacer, y así fue como diez días, hasta que el día diez la hizo”, recuerda el productor. Si algo resalta el entorno de B-King de su personalidad es su persistencia, tan necesaria en un medio tan competido como el de la música.
Daniel Moreno, conocido como DJ Pimo, quien conocía a Sánchez desde la adolescencia, lo define como un “tesito”, una expresión muy paisa para describir a una persona que imprime fuerza y excelencia a todo lo que hace. “Era de admirar porque era súper guerrero. Este tema de la música no es fácil: es un tema de mucho dinero y de muchos contactos, y el hombre siempre se la fue rebuscando, con los productores”. Juntos, empezaron desde lo más básico: una inquietud, unos ensayos en casa, ir a colegios, a las emisoras. “Eso fue a la par de Maluma. O sea, cantaba Maluma y cantábamos nosotros”, rememora.
Aunque B-King exploró varias tendencias musicales, fue especialmente prolífico con reguetones más comerciales, como Muévete latina, uno de sus temas con mayor exposición, que lo llevó a grabar con el cantante y compositor estadounidense Nicky Jam. Luego, su carrera se frenó por un tiempo, porque se acabó el patrocinio, cuenta Moreno. Le siguieron varios altibajos, personales y profesionales, hasta que este año su carrera otra vez empezó a despegar.
Tras recibir la invitación de Regio Clown, B-King pensó que México sería esa gran plataforma que venía buscando; el México de la virgen de Guadalupe que llevaba en el brazo, donde cantó por última vez con motivo del día de su independencia, y donde también fue torturado. Al anochecer de este jueves fue ese México el que le dio su último adiós, mientras su cuerpo era enterrado. Un mariachi le cantó en el cementerio. Sonaron clásicos de la música mexicana, que en Colombia se sienten como propios: Como quien pierde una estrella, Amor eterno o El rey, un título que puede interpretarse como una referencia al que él había elegido como su nombre artístico: B-King o, en español, el que es el rey.