Petro no irá a la posesión de Maduro ante la ola de detenciones en Venezuela

El presidente de Colombia asegura que no puede reconocer “elecciones que no fueron libres”, critica las sanciones e insiste en que no rompera las relaciones diplomáticas con su principal vecino

President of the Bolivarian Republic of Venezuela Nicolas Maduro receives Colombian President Gustavo Petro at Miraflores Palace, in Caracas, Venezuela on November 1, 2022. (Photo by Javier Campos/NurPhoto via Getty Images)NurPhoto (Getty Images)

Gustavo Petro ha puesto fin al suspenso. El presidente de Colombia ha informado que no piensa asistir el viernes a la investidura presidencial en la vecina Venezuela debido a la ola represiva de las últimas horas, en particular a las detenciones del excandidato presidencial Enrique Márquez y el defensor de derechos humanos Carlos Correa. “Esto, y otros hechos, impide mi asistencia personal al acto de posesión de Nicolás Maduro”, escribió la mañana de este miércoles en X, antes Twitter, su canal de comunicación predilecto. El mandatario insistió en que no puede reconocer “elecciones que no fueron libres”, pero no romperá las relaciones diplomáticas.

Según han confirmado a EL PAÍS fuentes de la Casa de Nariño, el embajador en Caracas, Milton Rengifo acudirá en representación de Colombia al evento de posesión. El canciller Luis Gilberto Murillo y Laura Sarabia, la mano derecha del presidente, intentaron convencer al presidente de que no enviara a nadie, pero Petro no dio su brazo a torcer. Anoche se temía que no hiciera ningún gesto para condenar la represión en Venezuela y hubo nerviosismo en su entorno, que pensaba que quedarse callado ante lo que estaba ocurriendo era un suicidio político. Han recibido con alivio el mensaje de esta mañana.

El heredero de Hugo Chávez se atrinchera en juramentarse a como dé lugar para un nuevo periodo como presidente de Venezuela, a pesar de que todas las evidencias señalan que perdió las elecciones del 28 de julio ante el opositor Edmundo González. Esa postura ha descolocado a la diplomacia colombiana, y a Petro en particular, que había apostado por una salida negociada a la crisis poselectoral de su principal vecino.

A pocas horas de la toma de posesión, el chavismo ha desplegado toda su capacidad de represión e intimidación. A primera hora del martes fue detenido el yerno de Edmundo González, horas después comenzaron a sobrevolar drones sobre la casa de la madre de la líder opositora María Corina Machado y en la noche se confirmaron al menos una docena de detenciones. Entre ellas las de Carlos Correa, director de una ONG que defiende a los periodistas, y Enrique Márquez, un opositor moderado que siempre había abogado por una salida negociada para el chavismo.

La Cancillería colombiana ha insistido en que no habrá reconocimiento de ganador alguno sin actas electorales, pero tampoco ruptura de relaciones, en un acto de equilibrio difícil de sostener en el tiempo. “En su debido momento decidiré si asisto a no a la posesión del actual presidente de Venezuela”, había zanjado Petro en su día, sin mencionar a Maduro por nombre propio, ante el aluvión de críticas internas por no condenar con mayor contundencia al régimen chavista y la solicitud del Congreso de reconocer a González como presidente electo. Aunque desde la Casa de Nariño negaban que fuese a asistir desde hace más de una semana, el presidente no había anunciado en público su decisión.

“La solicitud de Colombia no fue atendida en el sentido de máxima transparencia en las elecciones pasadas”, reivindicó Petro en su mensaje de este miércoles, en el que insistió en que no puede reconocer unos comicios que “no fueron libres” y criticó también las sanciones impuestas sobre Venezuela, que siempre ha calificado de “bloqueos”. Su Gobierno “no romperá relaciones diplomáticas con Venezuela, ni intervendrá en los asuntos internos de ese país, sin invitación”, aseguró el mandatario, “pero solicitamos desde nuestra propia lucha por los derechos humanos en Colombia, se respeten para todos y todas en Venezuela”. En el cierre de su pronunciamiento, solicita la libertad de todas las personas detenidas por razones políticas.

Petro restableció las difíciles relaciones con la República Bolivariana en uno de los logros tempranos de su mandato, completamente rotas desde 2019. Los dos países comparten una porosa frontera de más de 2.200 kilómetros y Colombia también es por mucho el principal país de acogida de la diáspora venezolana, con casi tres millones de migrantes en su territorio. Caracas además es garante y sede en las negociaciones de paz con la guerrilla del ELN. En medio de la normalización de las relaciones, Petro y Maduro sostuvieron siete encuentros entre noviembre de 2022 y noviembre de 2023, pero desde hace ya más de un año que no se reúnen.

“El Gobierno colombiano entiende que nuestros dos pueblos están ligados por sangre, cultura e historia, y que cerrar fronteras, evitar el relacionamiento diplomático y separar nuestros pueblos a la fuerza es de una brutalidad enorme”, explicó Petro, que siempre ha sido muy crítico del fallido “cerco diplomático” sobre el chavismo que impulsó su antecesor, el conservador Iván Duque (2018-2022). Esa postura, defiende en su mensaje, entrega las fronteras a las mafias, provoca el hambre de millones, su éxodo masivo y la violación sistemática de sus derechos humanos.

Los días en que Colombia buscaba mediar por una solución lo más indolora posible, en un esfuerzo conjunto con Brasil –y en un primer momento también con México–, han quedado atrás. Lula y Petro deslizaron la posibilidad de un Gobierno de coalición transitorio y nuevas elecciones con garantías para todos como salidas a la crisis, pero esa idea fue rechazada tanto por la oposición como por el chavismo. Maduro ni siquiera los atendió. Lula evidenció su hartazgo al vetar el ingreso de Venezuela a los BRICS en octubre, mientras que Petro ha ido sembrando dudas sobre el proceso electoral venezolano que antes impulsó. En noviembre llegó a tildar las elecciones como “un error”, y poco después insinuó que el chavismo perdió el arraigo popular. “Miren lo que le pasa a Venezuela, que ya no saben si es democracia, ya no saben si es revolución, ya el pueblo no los quiere”, afirmó entonces.

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